Por Ruben Emilio García.

La peste porcina africana y la actitud de los chinos, que no dan puntada sin hilo

Por Rubén Emilio García

El Servicio Nacional de Sanidad Animal -SENASA- declaró el alerta sanitario en todo el país debido al brote de Peste Porcina Africana (VPPA) ocurrido en República Dominicana y Haití, región que hace cuarenta años no registraba la enfermedad.

Por esa razón los países del continente reforzaron las medidas preventivas en fronteras y en los controles de ingresos aéreos y marítimos por ser una patología de extrema volatilidad.

El virus se detectó en análisis que se hicieron en los laboratorios del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA).

En Argentina la medida se hizo oficial a través la Resolución del SENASA 564/2021, disponiendo que se han adoptados nuevas
medidas de prevención fortaleciendo las ya existentes, con el fin de disminuir el riesgo de ingreso, exposición y diseminación de
huéspedes susceptibles, tanto cerdos domésticos como asilvestrados y jabalíes en todo el Territorio Nacional, libre de esta enfermedad y que jamás la padeció.

La peligrosidad se expone porque no existe ninguna vacuna contra el virus de la peste porcina africana, lo cual reduce las vías de
control. Ello se debe a la tremenda complejidad del ADN del genoma de este virus, el cual codifica nada menos que 165 proteínas.

Los periódicos resaltan que en nuestro continente detectaron la letal Peste de condición inofensiva para los humanos, pero tremendamente mortal para los cerdos.

Enfermedad que en los últimos tres años hizo estragos con la producción de China y alteró el mercado mundial de carne porcina.

En efecto, en el año 2019 se perdieron más de 117 millones de cerdos en el país oriental debido a la enzootia que azotó al país, y que afectó tanto a la producción como a los productores, pues, por eglamentación sanitaria internacional, ante un brote en las piaras se deben sacrificar los animales enfermos y sanos de establecimientos en que se produce el insuceso, como los sanos de los alrededores.

Los esfuerzos de China para controlar los brotes de peste porcina africana entre sus cabañas, son de constante esfuerzo por los rebrotes que se reproducen de manera intermitente.

Han perdido más de 150 millones de cabezas y necesitan recuperar por ser de extremo vital para el consumo de su población.

Entonces, dirigen su mirada a la Argentina para adquirir el grano de maíz, para ellos un bien de vital importancia. Pero cuidado, no dan puntadas sin hilos.

Doy un ejemplo: A mediados de 1993 siendo funcionario del SENASA, con los técnicos recibimos a la delegación sanitaria de la República Popular de China.

Venían con el fin de estudiar los avances de la aftosa en Argentina y si la situación favorecía, firmar tratados comerciales que permitiera enviar nuestras carnes al gran país asiático. Durante cuatro días los profesionales del Servicio expusieron documentos, mapas y pormenorizaron cada región del país que, entre otras cosas, lucía orgulloso la ausencia clínica de la enfermedad desde hacía más de un año.

El último día de inspección, el jefe de delegación sanitaria oriental aceptó los argumentos técnicos y el óptimo estatus de nuestro país frente a la aftosa.

Ergo, con la aprobación del examen, se redactó el acta de acuerdo y el proyecto del convenio a firmarse. Como se
trataban de borradores y debían estar escrito en los idiomas de ambos países, los chinos llevaron copias a su embajada para traducirlo y luego rubricarlos al otro día.

Retirada la troupe amarilla, nos regocijamos como criaturas ante un juguete nuevo, pues no podíamos creer tamaño entendimiento que traía grandes expectativas comerciales.

Con solo pensar que cada chino agregara a su dieta 100 gramos de carne, la exportación crecería en miles de toneladas. Se
entiende entonces la alegría del ambiente.

Al otro día, muy sonrientes, los chinos traían el acuerdo con una salvedad, a trueque de la firma del tratado, la Argentina debía importar carne de cerdo de la China en igual proporción al volumen exportado.

Imposible, primero, porque no estaba en discusión ese tema y segundo, China tiene en sus piaras Peste Porcina Africana, enfermedad exótica en nuestro país y, por lo tanto, hacía inviable su tratamiento.

Como dejaron de sonreír y se pusieron firmes en su propósito, cual chantaje, el acuerdo redactado no se firmó y fue a parar al rincón de los olvidos.

Desde luego, la nuestra fue una gran frustración, pero no tanto si se compara nuestra actuación de ayer, con los 20 mil millones de dólares que amagaron invertir en la Argentina en el año 2004 a cambio de facilidades comerciales, que ventajeros sacaron provecho.

Conclusión: Ambas esperanzas, como se aprecia, fueron cuentos chinos.

Dr. Rubén Emilio García / Ex vicepresidente del SENASA, autor de varios libros. Entre otros: “La Aftosa en el SENASA y el virus en la Secretaria de Agrícultura y Ganadería”.

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