Por Martín Boerr
Ya pasó el primer mes de la gestión de Javier Milei en la Casa Rosada y por ahora en el oficialismo misionero la palabra que podría resumirlo todo es: Recalculando.
El fenómeno Milei caló hondo en el jefe de la Renovación, Carlos Rovira, que lee los nuevos tiempos políticos, el hartazgo de la sociedad y la fuerte demanda de cambios como pocos dirigentes.
A diferencia del resto de los gobernadores y caciques provinciales, Rovira logró lo que nadie: manejar el poder sin asumir ningún compromiso permanente con nadie de su círculo rojo.
Que lo diga sino Ricardo Wellbach, que pasó de ser una figura clave en el armado político a ocupar una silla en el directorio del IPRODHA.
Con este modo “manos libres”, Rovira tomó la decisión de dar el ejemplo y optar por un paso al costado en la Legislatura provincial como presidente y elegir una silla en la segunda fila entre los diputados “rasos”. Un cambio que va mucho más allá del mero formalismo.
Sobre todo en una persona como el jefe de la Renovación, que hasta ahora se había mostrado tan inclinado a marcar la jerarquía política desde los gestos, las reverencias de sus colaboradores, funcionarios y partidarios, y desde los cargos formales. Es la primera vez en 24 años que no es ni gobernador ni titular de la Legislatura.
¿Por qué se fue si podía quedarse?
Sin dudas, porque leyó rápido la nueva normalidad de la política: la demanda de cambios se llevó puestos a Juntos por el Cambio (hoy disuelto) y al peronismo. ¿Por qué no podría llevarse puesta a la Renovación?
Así fue como tiró una bomba, cuyos efectos todavía no se manifestaron en toda su dimensión, pero se marcarán con claridad a partir de marzo.
Otro dato de este cambio: Rovira también se dio cuenta que la agenda misionerista o Renovadora no caló en el pueblo misionero y prácticamente la desactivó.
De pronto, se dejó de hablar del Silicon Misiones, de la provincia Start-Up. Salieron de los medios de comunicación figuras que estaban omnipresentes, como el ahora vicegobernador Lucas Romero Spinelli. Ni hablar de la Zona Aduanera Especial, que murió el día que Massa perdió el balotaje.
Las inauguraciones y las actividades oficiales quedaron reducidas a la mínima expresión. Y casi no se ve a ningún funcionario ocupando espacio en los medios. Es cierto que no tienen mucho para decir, pero antes tampoco aportaban mucho, y sin embargo ocupaban centímetraje en los diarios y horas de radio y tv.
El razonamiento es este: Si perdimos haciendo campaña y Milei ganó sin poner un afiche. Lo que decimos no suma, sino que resta.
Las consecuencias de este nuevo planteo son muy profundas. Los nuevos vientos también llegaron a los medios de comunicación cercanos al oficialismo con recortes de todo tipo y la promoción de nuevas figuras, columnistas y opinólogos que van reemplazando a los que venían de larga data. La Renovación NEO no es solo un plan de jubilación para funcionarios y políticos, está claro.
Otro dato: Pocos lo advirtieron, pero el Gobierno de Misiones ya no convoca más a conferencias de prensa. Antes quería tener la foto del funcionario con el enjambre de micrófonos, cámaras y grabadores (la mayoría de las veces, una verdadera exageración).
Desde que terminó la pandemia, sigue aferrado a la videoconferencia para cualquier anuncio medianamente importante.
En estos primeros días el gobernador Hugo Passalacqua no se detiene a conversar con la prensa, como hizo el lunes pasado cuando inauguró la Sala Única de Matrimonios en la ex Estación de Trenes, salió miró a los periodistas y siguió de largo.
¿Cuál es la nueva agenda?
Así arrancó la Renovación esta nueva etapa el 10 de diciembre, con Hugo Passalacqua avisando que el misionerismo apoyará las reformas de Javier Milei. “Aún cuando no sabemos que son pero nos imaginamos, y no coincidamos”, dijo el mandatario.
“Una vez más, gobernabilidad con gobernabilidad se paga”, señaló.
Misiones apoyará el DNU y la Ley de Bases y Puntos de Partida
Los senadores y diputados del oficialismo misionero se preparan para apoyar tanto el DNU como la Ley Ómnibus. Misiones no va a ponerle palos en la rueda al nuevo Gobierno.
Intentará, sí, modificar en el debate en comisiones, pero también en la negociación de operadores políticos que Rovira envió a Buenos Aires, revertir algunas cuestiones. Y sobre todo, dejar constancia de sus disidencias, antes de aprobarlo todo.
Lo que más importa a Misiones es las transferencias tanto vía Coparticipación como fondos discrecionales y obras. Eso es decisivo para la nueva agenda, incluso mucho más que la cuestión yerbatera (INYM).
Del ajuste al “vamos viendo…”
¿Cuál va a ser la nueva agenda misionerista?
Al principio parecía que Misiones iba a adherir al “No hay plata”, de Javier Milei, que replicaron rápidamente otros gobernadores apenas asumidos en el cargo.
Un ajuste más o menos fuerte, discurso de economía de guerra y llamado a aguantar los malos tiempos. Todo a la cuenta política del Libertario, claro.
Passalacqua arrancó su gobierno avisando que venían tiempos difíciles (evitó la tentación de repetir: “la cosa no está facil, mismo”) y tomó medidas de austeridad, como el congelamiento de las contrataciones del Estado o exigir que cualquier repartición cuente con su lapicera para algún gasto nuevo.
Con gran rapidez, el Gobierno apoyó la readecuación tarifaria en el boleto de colectivos y hasta la Municipalidad de Posadas dice ahora que el boleto debería estar 1.200 pesos si hoy se quitaran de un plumazo todos los subsidios.
Y se corrió a un costado para dejar que la eliminación gradual de subsidios impacte de lleno en la factura de EMSA (en otras épocas se hubiera llevado al mano al bolsillo para atenuar esos impactos).
Esa parecía ser la nueva agenda del Gobierno, pero a los pocos días todo cambió.
¿Qué pasó? El feroz ajuste de Javier Milei finalmente no fue contra la casta, sino contra la población en general, y los asalariados, trabajadores informales y aquellos que sobreviven como pueden en particular.
El dólar oficial se fue de 350 a 800 pesos, el litro de nafta pasó de $350 a $840. El litro de leche larga vida costaba $450 y ahora se consigue a $1.000.
Miles de misioneros que votaron a Milei por su discurso de “motosierra” contra la “casta” empezaron a caer (y todavía lo están haciendo) que los ajustados son ellos.
Hoy a 35 días de asumir el nuevo gobierno del Libertario, las opiniones están muy divididas y el pronóstico es abierto.
¿Será Milei el agente de un cambio profundo en la Argentina? ¿O va rumbo a otra nueva frustración nacional?
Nadie sabe a ciencia cierta cómo va a terminar esta historia. Pero sin dudas la pulseada entre el cambio y “la política” que hoy tiene como escenario principal al Congreso, va a empezar a dirimir esta incógnita.
Mientras tanto, la Renovación parece estar recalculando.
Por eso en estos primeros días del año, Passalacqua inauguró un hospital en Panambí y remarcó que “esto es el Estado” presente, marcando diferencias con Milei.
También insisten con los programas “Ahora”, que era un ítem a recortar sin dudas ante una política de ajuste.
Son versiones muy modestas, eso sí: Entregaron 5 taxis en la Costanera y lanzaron un plan para apuntalar el turismo con un reintegro de apenas 15.000 pesos en gastos de hasta $400.000. Lo importante es dar una señal.
También se lo aseguró el ministro Adolfo Safrán a Plan B en una entrevista hace 15 días. Misiones va a esperar a ver la magnitud de los recortes a los fondos desde Nación, para decidir qué rumbo toma.
“Porque Misiones está ordenada”, resaltó.
Traducido: Misiones no tiene por qué pagar el ajuste que Nación nunca hizo. Misiones no se endeudó y siempre cuidó el superávit primario.
Es decir, marcar las diferencias y tomar distancia, reafirmando su rumbo propio.
Por eso el plan por ahora es patear todas las definiciones para después del debate en el Congreso y con ese resultado actuar. Recién ahí se sabrá el recorte en la Coparticipación y en los giros disrecionales y las obras públicas.
Las paritarias a los policiales y penitenciarios (que ya acampan en la Plaza 9 de Julio desde el viernes) serán testigos del nuevo rumbo de una Renovación que por ahora está “recalculando”.
Plan B/ 14-1-2023