El jueves pasado, el titular de la Renovación, Carlos Rovira, hizo pública una carta en la que pidió sancionar a los espacios políticos que validaron a Germán Kiczka, por no haber podido seleccionar y filtrar a su oferta de candidatos. Alfredo Schiavoni, ex diputado nacional de JxC, publica hoy una columa reaccionando a esa carta de Rovira.
El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra
Por Alfredo Schiavoni*
Comparto y celebro la preocupación del diputado Carlos Rovira acerca de los mecanismos institucionales disponibles en las organizaciones políticas, para “filtrar” a las personas que participan de cargos electivos.
Es una realidad lacerante descubrir conductas aberrantes en dirigentes que han compartido con uno, un espacio político. Eso está fuera de toda discusión.
De la misma manera, comparto con el conductor del espacio renovador su reflexión acerca de que los individuos que llevan adelante este tipo de desvíos son, al mismo tiempo, personajes encantadores, joviales que enmascaran su verdadera personalidad.
También fuera de discusión
Destaco así mismo, la permanente vocación del espacio Juntos por el Cambio, acerca de establecer el sistema de ficha limpia para garantizar en la medida de las posibilidades, la transparencia en la trayectoria de quienes se ofrecen a participar de cargos electivos.
Medidas que el oficialismo misionero y su mayoría absoluta, bien podrían haber hecho Ley en Misiones y no lo hicieron.
Pero no deja de llamar la atención, la voluntad del líder renovador de sancionar al partido y/o frente electoral que no pudo detectar a tiempo conductas inaceptables de sus candidatos.
Resulta a todas luces una intención desaforada pretender establecer sanciones de tipo institucional a organizaciones que no pudieron detectar a tiempo -y filtrar-, las posibles conductas patológicas de algunos de sus miembros.
Y me pregunto: ¿Qué pasa si esas conductas inapropiadas se producen luego de que el individuo fuese seleccionado para integrar una lista?
¿Existen sanciones por no saber adivinar el futuro? ¿Podía prever el diputado Rovira la conducta de golpeador y misógino del ex presidente Fernández, a quién apoyó con fervor?
¿Podía conocer con anterioridad las implicancias de algún ex funcionario suyo en la causa cuadernos?
¿Así mismo, puede hoy día el diputado Rovira garantizar la moral de todos sus funcionarios, aún los más cercanos?
¿La de todos los intendentes actuales y pasados de la Renovación? ¿Los crecimientos patrimoniales vertiginosos de algunos funcionarios?.
Concluyo que existen los mecanismos institucionales para juzgar conductas reñidas con la ley.
Lo grave es pretender meter influencias políticas en el funcionamiento de instituciones que debería ser imparciales.
Dejar actuar a la Justicia y sí de verdad existiese una preocupación, sería para cualquier ciudadano ante la presunción de un delito, establecer las garantías del debido proceso.
Alfredo Schiavoni, ex diputado nacional de JxC
