Opinión.

¿Pueden los yerbateros ganar la pulseada con un paro total? La respuesta es “SI”

Por Martín Boerr

Faltan apenas 10 días para que comience la cosecha de verano o zafrina, que explica apenas un 10% de la producción anual de hoja verde, que podría superar los 1.000 millones de kilos en 2024 por primera vez en la historia.

El 1° de diciembre arrancará también la primera medida de fuerza que tomaron los productores yerbateros en contra de la desregulación del mercado y en demanda de mejores precios por la hoja verde y también para que se restituyan las facultades regulatorias del INYM.

Un grupo de productores de Andresito se comprometieron a parar y no cortar ni entregar hoja verde a las industrias durante la zafriña. Otros ya empezaron adherir y aseguraron que seguirán el ejemplo.

¿Pueden tener éxito los productores?

La respuesta es “Sí”, pero para eso tiene que darse algo que es muy difícil de ver entre los yerbateros misioneros: les cuesta unirse en pos de un objetivo en común.

La última vez que estuvieron unidos, nació el INYM y eso fue hace ya 23 años.

“En 2001 hubo paro y también tuvimos un paro yerbatero en 2006”, recuerda Jonás Petterson. Quien prometió salir a buscar adhesiones al paro total y el compromiso de “no cortar” hoja verde, entre pequeños productores a lo largo y ancho de toda la provincia.

stocks de canchada medido en meses de abastecimiento al mercado interno
Los stocks de yerba canchada en las industrias se miden en cantidad de meses de abastecimiento al mercado interno (cada mes se estima entre 20 y 25 millones de kilos).

Una cuestión de stocks

Distintos expertos de la industria consultados por Plan B, coinciden en que aún en un mercado regulado, el verdadero precio lo ponía el libre juego de la oferta y la demanda. Y la gran variable a tener en cuenta son los stocks de yerba mate canchada almacenada en galpones de industrias, secaderos y cooperativas.

Hoy esos stocks están en niveles máximos y se estima que alcanzan el equivalente a 12 meses de abastecimiento al mercado interno. Así es como se miden los stocks.

Eso es una mala noticia para el pequeño productor que quiere que el libre mercado pague mejor la hoja verde.

El mecanismo funciona así: si las industrias tienen stocks muy bajos, deben salir a reponer sus reservas pagando más por la hoja verde.

Si tienen enormes reservas, pagan poco y pueden manejar la voluntad del pequeño productor, si este está desesperado por tener algún ingreso yerbatero.

Cómo evolucionan los stocks a lo largo del año

Los stocks tienen un comportamiento que es estacional. De un lado del “embudo” miles de pequeños productores cortan y entregan hoja verde a los secaderos.

Del otro lado del “embudo”, en la otra punta, millones de argentinos toman mate todos los días demandando a la industria entre 20 y 25 millones de kilos al mes.

Desde octubre hasta el 1° de abril, cuando arranca la cosecha gruesa, se supone que la industria se irá “comiendo” una parte de esos stocks por el simple hecho de que millones de argentinos siguen tomando mate en octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo.

Pero del otro lado del embudo, los pequeños productores o bien no cosechan (octubre y noviembre) o se dedican a la zafriña que el año pasado representó 174 millones de kilos (diciembre23-marzo24) y fue históricamente alta.

Un año atrás, representó aproximadamente el 10 por ciento del total de hoja verde cosechada en el año.

7292 imagen
Una imagen del tractorazo. Aquél movimiento histórico se caracterizó por la unión, y dejar las diferencias de lado en pos de un objetivo en común.

Naturalmente en estos meses los stocks tienden a bajar en forma constante hasta llegar al comienzo de la zafra gruesa.

Típicamente el nivel normal de los stocks al comienzo de la cosecha gruesa, en abril, pueden llegar a oscilar en los 8 millones de kilos, lo cual se considera un nivel de equilibrio o bastante bueno.

Qué deben hacer los productores

Para que un paro yerbatero tenga éxito, se debería dar un escenario donde los productores no entreguen hoja verde y obliguen a la industria a “comerse” sus stocks, y los hagan bajar a un nivel por debajo de los 8 meses.

Por ejemplo a 6 meses o aún más bajo, le comentaron algunos productores y empresarios a este diario.

El automovilista, el tanque casi vacío y la urgencia por cargar en la próxima estación

Según las consultas que realizó Plan B entre expertos del negocio, se puede hacer una similitud entre cómo funciona la industria con sus stocks de canchada y un viajero que circula en un automóvil por las solitarias rutas patagónicas.

Obviamente, ningún automovilista con sentido común espera a quedarse con el tanque en cero para volver a cargar nafta.

De la misma forma, la industria no va a empezar a “inquietarse” por la falta de stocks cuando llegue a 4 o 3 meses, sino que la “ansiedad” por reponer reservas comenzará mucho antes.

La clave de un paro total yerbatero pasa por ver si los productores fuerzan una caída en los stocks (a lo cual desde la otra punta contribuyen los argentinos tomando mate cada día) hasta el momento en que la industria empiece a pagar mejor la hoja verde.

Siguiendo con la analogía del automovilista, si un conductor va por las solitarias rutas patagónicas y le queda combustible para menos de 100 kilómetros, sin dudas no se va a poner a buscar el mejor precio o la estación de su bandera favorita, sino que va a cargar en la primera estación de servicio que encuentre, y al precio que le pidan.

Así funciona el mercado de la oferta y la demanda.

¿Qué tienen a su favor los productores yerbateros? Que son los verdaderos dueños de la yerba mate, siempre y cuando la industria se quede con stocks bajos.

Misiones representa el 90% de la producción de hoja verde y Corrientes tan solo el 10%. Como se sabe, nadie más produce yerba mate en la Argentina.

¿Qué tienen los productores en contra?

Los yerbateros tienen un gran defecto, que la industria aprovecha: no son unidos.

Esto es gravísimo en un mercado como el de la hoja verde que es considerado un oligopsonio (suena parecido, pero no es igual a oligopolio).

Oligopsonio define a una situación donde hay muchos vendedores chicos con poco poder (productores) y unos pocos compradores grandes, con gran poder.

Así se lo describió en una carta el gobernador Hugo Passalacqua al ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo en el que le advirtió que el libre mercado no iba a funcionar en el sector yerbatero, y que las grandes firmas no iban a competir por la materia prima, haciendo subir el precio sino todo lo contrario.

“Los compradores son apenas el 1% sobre el total de productores registrados, eso hace que compren en forma cartelizada”, le dijo Passalacqua a Caputo en mayo pasado.

Des-Unión

Es por eso que la única manera que tienen los productores de compensar esta situación es uniéndose y actuando como si fueran un sólo jugador con gran poder. Sin embargo, unión es lo que más falta entre los yerbateros.

“Es lamentable pero siempre pesan más nuestras diferencias que nuestras coincidencias”, le dijo a Plan B, Hugo Sand, uno de los grandes referentes del tractorazo de 2001.

Tampoco hay entidades gremiales importantes que aglutinen a los productores, hoy son todas sellos de goma, son demasiadas y ninguna es realmente representativa.

Incluso es probable que cuando se reglamentó la Ley del INYM (25.564), se haya trazado un esquema que estuvo pensado para que los productores chicos nunca tuvieran una única entidad gremial representativa, grande, señera, capaz de convocar al paro con cierto éxito.

Como si una vez que los intereses que no quieren a los productores unidos, hubieran “metido la cola” para escribir un reglamento que terminó pariendo muchas entidades ficticias, verdaderos sellos de goma que si no fuera por la asistencia adminsitrativa del INYM cada vez que hay renovación de directorio, ni siquiera podrían tener los papeles en regla y al día.

Sin embargo, lo que hoy parece imposible (que los productores se unan) el día de mañana puede ser posible, si prima el efecto contagio y todos se autoconvencen que la unión hace a la fuerza.

Hace un año Javier Milei ganó las elecciones y se convirtió en Presidente. Hace un año y medio a todos les parecía esa posibilidad un escenario de locos.

Nada es imposible y menos en una Argentina cambiante.

La crisis de los yerbateros los empuja cada día más a dejar de lado los debates eternos y las discusiones estériles y a unirse, dejando de lado las naturales diferencias. Justamente eso pasó en el tractorazo, la “malaria” aunó voluntades.

En gran parte los yerbateros no se terminan de organizar porque la desregulación del INYM llegó en un momento en que los productores venían de años de “vacas gordas” y eso también conspiró para que se destaquen más los recelos, las diferencias y las divisiones.

¿Puede faltar yerba en góndola?

A comienzos del mandato de Javier Milei, el jovencísimo gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres se peleó con el Gobierno Nacional por retenciones que le practicaban a la Coparticipación y en un momento amenazó: “No va a salir una sola gota de petróleo más”.

Torres después se desdijo y acordó con la Casa Rosada. Pero dejó un mensaje claro:

La única forma que los porteños van a escuchar los reclamos de los productores misioneros es si falta la yerba mate en góndola.

¿Eso puede pasar?

Jugando con las hipótesis o las teorías (casi no hubo paros yerbateros en la historia como para poder comparar), si los stocks bajan mucho, es de esperar que las industrias yerbateras no salgan a abastecer al mercado con el mayor de los entusiasmos.

¿Por qué? Porque de la misma forma que nadie quiere gastar dólares antes de unas elecciones presidenciales porque piensa que va a subir de precio, nadie va a querer abastecer de yerba a las góndolas con stocks bajos y la perspectiva de una suba del precio de la materia prima.

¿Puede pasar? La respuesta: es muy difícil, pero los productores, si verdaderamente están unidos, pueden hacer escuchar su voz.

Sólo si falta yerba mate en Buenos Aires el Gobierno Nacional va a pensar en devolverle facultades al INYM.

Para que suba el precio de la hoja verde, como ya se dijo, solo hace falta que los stocks bajen más de lo razonable (menos de 6 meses de abastecimiento al mercado interno).

Los tareferos

La otra cuestión que deberán encarar los productores, en el hipotético (y hoy todavía no muy probable) caso en que resuelvan unirse y luchar codo a codo, es qué pasa con los tareferos, el último eslabón de la cadena yerbatera.

Los tareferos necesitan trabajar, y los productores no pueden dejar a los cosecheros de lado en este paro. Ahí debe resolverse algún tipo de mecanismo solidario donde también podría intervenir el Gobierno provincial, si apoya el paro.

Por último, hay otra cuestión, de la que se habla poco o nada.

De los 1.000 millones de kilos de hoja verde que se producirán este año (récord), unos 300 millones de kilos lo explican los productores más chicos, los que tienen 3 o 4 hectáreas de yerbales, invierten lo mínimo y tienen costos bajísimos.

Porque, por más que los productores hablen de que con estos precios de la materia prima “no cubren los costos”, lo cierto es que no hay nada más opaco que la grilla de costos de un pequeño  yerbatero. ¿Alguien la vio alguna vez?

Según un experto en producción, estos pequeñísimos productores que explican un tercio de la oferta de hoja verde, están dispuestos a vender al precio que sea para hacer caja. Son los que bastardean al mercado, con valores muy bajos, incentivando a que algunas industrias dejen de lado su propia producción y empiecen a comprar esta materia prima.

Otros pequeños molinos con marca propia, se ponen a envasar en lugar de producir canchada para vender a las industrias y empiezan a aparecer paquetes en las góndolas con valores muy bajos.

El paro total, implicaría lograr un consenso y que nadie corte hoja verde, que nadie entregue. Un escenario que hoy parece improbable, pero que no es imposible si todos comprenden que como nunca, la unión hace a la fuerza.

Plan B/ 21-11-2024

 

Loading