Opinión.

Opinión: La gente desconectó y los medios de comunicación también perdieron

Las PASO del día de ayer dejaron muchos heridos, algunos más que otros, pero un sólo ganador: Javier Milei.

Y entre los que perdieron y mucho, no hay que mirar solamente al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

El día de ayer quedó claro como nunca antes que la gente está cada vez más despolitizada y vive al margen de lo que los medios de comunicación tradicionales, súper politizados, le ofrecen.

Paradójico, porque Javier Milei es, fundamentalmente, un producto de los medios de comunicación.

Sin embargo, la gente le dio la espalda a esos mismos medios que entronizaron a Milei, casi sin querer, y más porque el vehemente economista marcaba rating, que por conveniencias políticas.

Medios que, en no pocos casos, en los últimos tiempos se pusieron en la vereda de enfrente del Libertario y le pegaron con todo a Milei, buscando extender la idea de que su buena estrella se apagaba, o propalando operaciones como la supuesta venta de candidaturas.

Hoy en su informativo Radio Mitre lo tildaba de “el candidato de ultra derecha”, en una obvia intención de descalificar justo al político que más eligió la gente el domingo. Otra desconexión clara y una muestra del alejamiento de los medios con el sentir de la sociedad.

Pero el cansancio no es sólo con los medios que atacaron a Milei. El hartazgo va para toda la información sobre política o economía. Una apatía que, además, se cruza con la crisis de las audiencias que enfrentan los medios tradicionales en todo el mundo, también en la Argentina.

La gente ya no quiere escuchar más entrevistas a políticos, leer noticias de internas partidarias (Juntos por el Cambio dio mucha tela para cortar), compartir sesudos análisis de periodistas o escuchar a los políticos cruzarse acusaciones de que si los problemas son por el préstamo con el FMI o por la sequía, la guerra en Ucrania o la pandemia.

Justo la materia prima de los medios de comunicación. Tampoco le interesa a la gente saber de inauguraciones, como la del gasoducto Néstor Kirchner, y que le vendan que una obra que se hizo con plata de todos, debe ser agradecida como si los recursos los hubieran puesto de su bolsillo los dirigentes que se encargaron de poner su nombre a la obra en cuestión.

Se equivoca quien todavía crea que a Javier Milei lo votaron por su propuesta de dolarizar la economía o eliminar el Banco Central.

Fue una campaña donde nadie escuchó propuestas, que además hubo muy pocas.

Solamente llegó un mensaje corto y claro y, más importante aún, la gente se encargó de verificar si la persona que emitía ese mensaje es quien decía ser: una persona genuina que diga lo que siente. Y Javier Milei, con su vehemencia, su pelo revuelto y su bronca, personificó como nadie la única propuesta original de una campaña. Además fue el único que logró conmover o emocionar a su público.

La gente también se hartó de los Majul y el antikirchnerismo berreta

“Estamos frente al fin del modelo de la casta. Ese modelo basado en esa atrocidad de que ‘donde nace una necesidad, nace un derecho’, pero se olvida de que ese derecho alguien lo tiene que pagar. Cuya máxima expresión es esa aberración llamada ‘la justicia social’”, señaló Milei, casi explicando el corazón de su propuesta, que radica en acabar con la demagogia política, sin indentificarla con el kirchnerismo o JxC, sino poniendo a los dos en la misma bolsa.

“Hemos logrado construir esta alternativa que no solo dará fin al kirchnerismo, sino a la casta política pasasitaria, chorra e inútil que hunde a este país”.

“No podemos esperar resultados distintos si siempre hacemos lo mismo, no importa que sea con buenos o malos modales”, dijo Milei, en obvia referencia a Juntos por el Cambio cuando se refirió al primer grupo.

El hartazgo por la política no solo es hacia los políticos, sino también hacia cualquier información que está relacionada con ellos, lo que dicen, lo que hacen. Y hacia medios de comunicación que le dieron un papel y un espacio que no refleja la pérdida de importancia que tienen en la gente de a pie, que ya no los escucha.

Todos los días millones de personas que ayer votaron por Milei, salen a trabajar sin esperar nada de esas personas que hablan y hablan, pero no hacen nada concreto para cambiar la suerte de un país en decadencia.

La crisis de la Argentina y el descreimiento con los políticos, también afecta a los medios de comunicación. Que además están sumidos en otra gran crisis, aún mayor, que es la crisis de las audiencias, que afecta a los medios de todo el mundo.

Todo esto genera una paradoja: los medios, al ver como sus audiencias caen, deben pegarse aún más al círculo rojo que es donde parte la fuente de financiamiento. Pero al mismo tiempo, se siguen alejando cada vez más de sus públicos.

Ya casi nadie mira los medios kichneristas, por más provocadores que sean. Pasó la época dorada de 6,7,8 hace ya mucho tiempo y lo que queda, es residual. Y los medios antikirchneristas, también cansan y lograron que muchos se desconectaran.

Estos medios atacaron a Javier Milei, lo operaron, exageraron algunas denuncias, como aquellas que decían que vendía las candidaturas. Y la gente con su voto lo que dijo ayer es que tampoco le cree a esos medios tradicionales, cuya influencia ya no es la de antes.

Al hartazgo que tiene la gente con los medios no escapa nadie, tampoco Plan B. Estamos en una época de cambios, se vienen tiempos nuevos y lo que reina es la incertidumbre, porque no se sabe qué viene, pero está claro que habrá cambios.

Plan B/ 14-8-2023

 

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