La distribuidora de Energía de la provincia, EMSA, inventó una nueva forma de hacer caja con la alta inflación.
EMSA puso un cargo que le cobra a todos los inquilinos-usuarios residenciales o comerciales en concepto de “depósito” por las dudas que ese usuario cuando se vaya del inmueble en cuestión, algo que típicamente ocurre en 2, 3 o más años.
La empresa controlada por el estado provincial actualizó los montos de ese depósito a 63.142 pesos a cualquier usuario “comercial”, como puede ser un kiosko, una panadería, una oficina o un gran supermercado.

Es decir, la empresa tampoco discrimina entre un usuario comercial grande o mediano y un emprendedor que se da auto-empleo y decidió alquilar un local u oficina, registrar el contrato y blanquear su conexión en lugar de realizar una conexión trucha o clandestina (al final, EMSA empuja al pequeño usuario a hacer esto último).
De más está decir que cobrarle 63.000 pesos a un pequeñísimo comercio donde el dueño lo atiende, no tiene empleados, es hacerle un verdadero agujero en sus débiles finanzas.

En tanto, a los usuarios residenciales, EMSA actualizó el cobro de este “depósito” a un total de 15.504 pesos.
Eso sí, para no hacerlo tan pesado, la empresa lo cobra en cinco cuotas que va sumando a la factura que llega mes a mes.
Inflación alta
Por supuesto, con una inflación en niveles récord en 30 años, que fue de 94 por ciento el año pasado y va camino a superar el 110 por ciento en 2023, al momento del vencimiento de los contratos de alquiler o cuando el usuario abandona esa conexión, el depósito queda disuelto por la inflación y EMSA se hace así de una nueva caja recaudadora a expensas de los usuarios que pagan.