En un Brasil que girará de la derecha a la centroizquierda, Luiz Inácio Lula da Silva asumirá este domingo su tercer mandato presidencial con la atención puesta en atender la situación social y política que le deja Jair Bolsonaro, quien partió hacia Estados Unidos.
Bolsonaro así no participará de los actos ni le pasará la banda presidencial a Lula. Como sucedió en la Argentina cuando Mauricio Macri asumió y no recibió la banda de Cristina Fernández de Kirchner.
Tras unas elecciones reñidas, con un ballotage que ganó por un pequeño margen, Lula asume en un Brasil dividido que inlcuso se vio reflejado en algunos sectores radicalizados que pidieron una intervención de las Fuerzas Armadas y no aceptaban el triunfo del líder del PT.
Más de 300.000 personas, 17 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el presidente Alberto Fernández, y otras 65 delegaciones extranjeras son esperadas este domingo en Brasil.
La fiesta en la Explanada de los Ministerios estará acompañada de un operativo de 12.000 hombres de seguridad.
“Hemos recibido un legado perverso. Recibimos el país en peores condiciones que en 2003”, dijo Lula recientemente antes de presentar a su gabinete de ministros, durante los trabajos del equipo de transición en el Centro Cultural Banco do Brasil, en Brasilia.