La Corte Suprema de Justicia de la Nación ocupó ayer la presidencia del Consejo de la Magistratura e instó a que ese órgano, encargado de elevar ternas de candidatos a jueces y remover magistrados, vuelva a funcionar de inmediato con la nueva composición de 20 miembros.
De esta forma el titular de la CSJ, Horacio Rosatti, quedó también al frente del Consejo de la Magistratura.
La Corte Suprema citará en las próximas horas a jurar en sus cargos a los nuevos consejeros elegidos para integrar el cuerpo. Esto pese a que el Congreso no designó aún a los representantes, ante la resistencia de los titulares de la Cámara Alta (Cristina Kirchner) y Baja (Sergio Massa) a avanzar con esas designaciones.
El kirchnerismo tiene un enfrentamiento directo y abierto con el tribunal, un choque que tiene en el control del Consejo de la Magistratura uno de sus capítulos más controvertidos.
Para entender esta controversia hay que tener en cuenta que la Corte Suprema en diciembre pasado dictó la inconstitucionalidad de una ley por la cual el kirchnerismo en 2006 reformó el Consejo de la Magistratura y en esa decisión ordenó volver a la composición original de 20 miembros.
La Corte Suprema recordó que en ese fallo le dio 120 días a las Cámaras de Diputados y Senado para que designaran a sus representantes, algo que no hicieron.
Según expertos consultados por Plan B, la jugada de la Corte Suprema es polémica y discutible. Y este tira y afloje entre el oficialismo y la Corte Suprema implica una grave crisis institucional. Otro cuestionamiento a la CSJ es que se demoró 16 años en dictar la inconstitucionalidad de la ley sancionada en 2006.
La Corte, además, en su fallo de diciembre puntualizó que se necesita un quórum de 12 miembros para poder elevar ternas o sancionar magistrados en el Consejo. Los especialistas dicen que aún si comienza a funcionar el Consejo de la Magistratura, el kirchnerismo tiene los números necesarios para trabar el funcionamiento del cuerpo.
Plan B/ Diarios digitales