Se publicó el decreto 514/21.

Los productores misioneros le torcieron el brazo a los políticos y se anotaron una victoria en la lucha por recuperar la cultura del trabajo en el país

Se publicó ayer en el Boletín Oficial el decreto presidencial 514/2021 por el cual se permitirá compatibilizar el empleo temporario de tareferos, cosecheros de algodón en Chaco, vid en Mendoza, cítricos en el Litoral, manzanas en Rio Negro y muchos otros cultivos con los planes sociales que cobran estos trabajadores.

Se trata de una de las primeras medidas que toma la clase política en serio para combatir la pérdida de la cultura del trabajo en la Argentina en mucho tiempo y es a nivel nacional y para todos. Porque en la firma del decreto del presidente Alberto Fernández, se reconoce de alguna manera que los planes sociales desalentaron la cultura del trabajo en el país.

Esto fue algo polémico y siempre combatido por la clase política, que denostó y criticó duramente durante años a los que osaron denunciar el flagelo de los planes sociales. No fue fácil llegar a esta primera medida y lo destacable fue que los productores misioneros fueron protagonistas excluyentes en esta primera victoria para revalorizar la cultura del trabajo en el país.

Con el decreto 514/21 se garantiza que los trabajadores temporarios, si son blanqueados, no pierdan beneficios sociales como la AUH, Tarjeta Alimentar, Plan Trabajar y otros.

Entra en vigencia en 15 días

El Decreto 514 firmado por Alberto Fernández, quien también anunció la medida hace tres días en Concordia (Entre Ríos), permite que los trabajadores cuando son blanqueados temporalmente pasen a reemplazar la Asignación Universal por Hijo por las asignaciones familiares, pero que estás no sean inferiores a la AUH.

Entrará en vigencia el 1° de septiembre y tendrá una vigencia de dos años. Se le pedirá al Renatre (Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores) que evalúen cualquier ajuste o sintonía fina para la implementación de la medida.

También establece en su artículo 3° que los titulares de la Tarjeta Alimentar o el plan “Potenciar Trabajo” no perderán esos beneficios y los seguirán cobrando aún cuando estén trabajando en la safra yerbatera o tealera, por ejemplo.

En el artículo 4° también invita a las provincias y municipios a que adhieran al Decreto y también permitan a los trabajadores conservar sus planes en caso de que se “conchaben” en alguna cosecha.

País ideal

En un país ideal, no habría nada para celebrar y se podría argumentar que permitir que los trabajadores que obtienen un empleo en blanco, aunque temporario, sigan cobrando planes, es algo que atenta contra la misma cultura del trabajo.

Pero en la Argentina del año 2022, la que tiene más de la mitad de los chicos menores de 18 años en la pobreza, se trata de una gran victoria y la primera medida que por primera vez en mucho tiempo pone en valor la cultura del trabajo.

Y esta victoria está en gran medida motivada por el reclamo permanente que realizaron los pequeños productores yerbateros, tealeros, tabacaleros de la provincia de Misiones, que visibilizaron este reclamo y lucharon para ponerlo en la mesa de discusión de una clase política que negaba sistemáticamente que los planes sociales atentaran contra la cultura del trabajo.

Hace poco se viralizó a nivel nacional el caso del productor de limones Ricardo Ranger, quien perdió una cosecha valorada en 50 millones de pesos por este flagelo de la falta de mano de obra motivada por los planes.

Un poco antes, productores de Andresito encararon al ministro de Agricultura de la Nación, Luis Basterra para reclamarle airadamente el 10 de mayo en una visita que hizo junto al gobernador por esta cuestión. El gobernador Oscar Herrera Ahuad que estaba al lado, tuvo que admitir también que el problema era real y cada vez más acentuado.

Todos estaban incómodos en ese encuentro que fue filmado con celular y viralizado. Porque durante mucho tiempo los políticos se negaron admitir la cuestión y lo negaron sistemáticamente. Acá lo estaban admitiendo, no sin cierta vergüenza.

En gran medida la clase política es la responsable al “dormirse en los laureles” y no haber trabajado nunca en un plan serio para ir transformando los planes sociales en trabajo real. El gobierno anterior de Cambiemos, discursivamente estaba muy a favor de algo así, pero en los hechos no movió un dedo para cambiar esta situación.

Apenas asumió, Macri extendió la cobertura de la AUH sin intentar modificar el sistema de raíz o tratar de generar un mecanismo que fomentara un poco más la cultura del trabajo y del mérito, como sí lo hizo a nivel publicitario.

Tanto Basterra como Oscar Herrera Ahuad tienen jefes políticos a los que no les interesa en lo más mínimo admitir este enorme daño que hicieron los planes sociales. Poco después, los diputados ultrakirchneristas Héctor “Cacho” Bárbaro y Cristina Brítez tomaron el asunto y presentaron un proyecto de ley de compatibilidad. Fue una nueva admisión de que el problema se había generado: era cierto, los planes desincentivan el trabajo.

Ricardo Ranger, el productor misionero que le dio mucha visibilidad a la cuestión con el drama de los limones que se tiraron a la basura. En un país con altísimos niveles de pobreza. En todas las fases de este asunto, los misioneros fueron protagonistas.

Eso ya de por sí fue una enorme victoria donde los productores misioneros tuvieron gran responsabilidad.

La CAME también tuvo mucho que ver, gracias al trabajo conjunto de los productores misioneros con la Comisión de Economías Regionales de esta entidad nacional que es la más federal de todas las cámaras empresarias. Hugo Sand y Cristian Klingbeil, de APAM, y muchos otros productores también aprovecharon la entidad que preside el misionero Gerardo Díaz Beltrán para llevar la cuestión a los despachos en Buenos Aires.

Por estas horas, los productores están intercambiando mensajes por whatsapp y evaluando el impacto real que puede tener la medida. ¿Será que ahora si va a aparecer la mano de obra que necesitan para levantar las cosechas?

El 10 de mayo en Andresito, los productores algo enojados encararon al ministro Luis Basterra, quien admitió el problema. Lo mismo hizo el gobernador Oscar Herrera Ahuad. Basterra se comprometió a llevarle el problema a Claudio Moroni, ministro de Trabajo que anteayer firmó el decreto junto a Santiago Cafiero y el presidente Alberto Fernández.

Hay dudas y escepticismo. ¿Y si esta medida llegó demasiado tarde y la cultura del trabajo ya se perdió definitivamente en grandes porciones de una sociedad muy castigada como la Argentina?

La inflación galopante, que llegó al 51,8% interanual con el dato de julio, tampoco ayuda. Por más ingresos que uno sume, la pérdida constante del poder adquisitivo del dinero hace que a uno siempre le parezca que está en el mismo lugar. ¿En otras palabras: para qué molestarse en trabajar si, de todas manera, es imposible progresar o salir de la pobreza?

En los próximos tiempos se podrá conocer el impacto de esta medida, pero por lo pronto, se trata de la primera victoria en mucho tiempo y de un mensaje para todo el país que partió de Misiones. De los pequeños productores misioneros: revalorizar la cultura del trabajo, ahora más que nunca.

Más allá de las dudas, es un mensaje de esperanza, de los que se necesitan para sacar al país adelante.

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