Por Rubén Ramallo*
El dólar es es, sin lugar a dudas, el refugio preferido de los argentinos para tratar de resguardar su capital, en particular bajo contextos de
incertidumbre que, como el actual, se prolongan indefinidamente en el tiempo.
Claro está que no siempre la divisa estadounidense logra ganarle a la inflación y en algunas ocasiones incluso pierde rotundamente.
Sin ir más lejos, eso fue lo que pasó desde el pico alcanzado por el dólar en octubre, cuando estuvo por alcanzar la barrera psicológica de los 200 pesos, y su derrotero bajista hasta fines de abril (más allá de alguna tenue recuperación en mayo).
Cabe recordar que el 23 de octubre pasado, el dólar blue tocó su pico de $195 para luego comenzar a caer en forma sostenida hasta llegar a un mínimo de apenas $139 en abril, lo cual implicó una caída de casi el 30 por ciento. Es cierto, luego hubo cierta recuperación y el dólar “blue” cerró el mes a $157 en las “cuevas” de la city porteña. (Quizás en las cotizaciones en el circuito informal de Posadas, los precios estuvieron 1 o 2 pesos más baratos por la falta de pesos en esa plaza).
Con esa pequeña recuperación de abril, la caída del dólar respecto a su pico de casi 200 pesos fue de 20%.
La pérdida es mayor si se computa también la inflación que corrió durante estos meses, que rondó el 30%. Se se computa esa inflación, la pérdida acumulada real del dólar en este período (octubre-mayo) fue de 38%
Dicho de otra manera, ese dólar de $195 de octubre del año pasado hoy debería valer $253 para igualar a la inflación.
Es decir unos cien pesos más que lo que cotiza hoy.
Ante este escenario, la pregunta que cabe formular es: ¿qué sucedió para que, luego de la mini-corrida cambiaria de octubre del año
pasado, se registrara semejante declinación en el precio?
La respuesta a esta pregunta reconoce un conjunto de factores, entre los que se destaca la notoria presión del Gobierno en las cotizaciones
de otros segmentos del mercado, como el contado con liquidación o el dólar MEP.
Acotación: El “Contado con Liqui” es el mecanismo por el cual empresas o inversores sofisticados compran divisas y las giran al exterior, de forma legal, y realizando operaciones de compra y venta de activos financieros (bonos, Cedears) que cotizan tanto en pesos, como en dólares. El dólar MEP es una variante similar, con una operación bursátil, pero la diferencia es que las divisas que se obtienen no se sacan del país.
Para ello, el equipo económico apeló a la venta masiva de bonos en dólares bajo Ley Argentina a través de dos canales: el Banco Central y la Anses.
Si bien ello afecta directamente la cotización de los títulos, también consigue depreciar el tipo de cambio implícito, que redunda en una distensión de las cotizaciones en todas las franjas. Es importante señalar que el dólar CCL y el dólar MEP, son los que motivan ulteriormente el movimiento del dólar “blue”, que es el billete que compra el resto de los mortales, a un “arbolito” o en una “cueva”.
Otro factor que se suma lo da el hecho que la demanda por turismo al exterior prácticamente ha desaparecido, lo cual ha generado otro
fenómeno que es el hecho de que el precio del blue cotiza por debajo del dólar solidario.
En tercer lugar, ocupa un lugar destacado el exceso de dólares en las carteras, en particular luego de lo sucedido entre septiembre y octubre
pasados, cuando muchas pequeñas empresas y ahorristas que operan en la plaza informal se quedaron con más dólares de los que
pueden sostener.
Ello explica no solo una demanda que prácticamente desapareció, sino también una mínima oferta que se fue volcando al mercado, en
parte para enfrentar la necesidad de pesos, y así evitar endeudarse a elevadas tasas de interés.
También juega para frenar la demanda la permanente pérdida de poder adquisitivo de los salarios, que reduce el excedente para
generar ahorros y dolarizarlos. En otras palabras, las personas tienen cada vez menos dinero “extra” para atesorar dólares.
Claro está que todo esto es sólo parte de una larga historia que bien se sabe ofrece giros en forma permanente, por lo que lo que hasta hoy
es un dato concreto, puede cambiar en forma abrupta, pero esa, esa es otra historia y para muestra basta un botón.
Mayo mostró la mayor liquidación de divisas por parte del sector exportador de los últimos 18 años, pese a lo cual el blue trepó un 12%.
¿Cómo se explica esto? Un experto del sector afirmó que “aprovechando la suba del precio de la soja y la baja del blue, hicieron el dos por uno: vendieron en una ventanilla y compraron en otra, pero de una “cueva”. Es decir, no hicieron otra cosa que tratar de recuperar
lo que pierden por un lado, “comprando barato en otro”.
*Rubén Ramallo es economista, trabajó en el departamento de Economía del Banco de Galicia y escribe en medios especializados sobre finanzas (Infobae, iProfesional). También es columnista invitado de Plan B.