Llevan 13 días en el puente.

¿Qué hay detrás del drama de las tres familias varadas en el puente Roque González y por qué la inflexibilidad de las autoridades?

Tres familias argentinas están viviendo desde hace 13 días en la cabecera del lado argentino del puente que une Posadas con la paraguaya Encarnación, en condiciones deplorables y sin que nadie resuelva su situación.

El grupo está integrado por 12 personas, con seis niños, quienes estuvieron desde el 8 de mayo viviendo en una oficina de la Gendarmería en la cabecera del puente Roque González de Santa Cruz.

Son todos argentinos, oriundos de Pinamar, Chaco y la localidad misionera de Montecarlo.

El motivo por el cual no pueden entrar es que las fronteras están cerradas, incluso para a un argentino que quiera volver al país. El único lugar habilitado para ingresar es el aeropuerto de Ezeiza.

“Hace 12 días que pedimos que nos dejen entrar, estamos todos con dos hisopados negativos, compartiendo una habitación con unos colchones, no nos dejan salir y los chicos están empezando a sentir las secuelas psicológicas”, dijo a Plan B, Francisco Rosales, abogado y quien oficia como vocero del grupo.

El juez federal José Luis Casals, les rechazó hace unos días un recurso de amparo -y luego un habeas corpus-, presentado por el grupo para que los dejaran ingresar. Sin embargo, la Cámara de Apelaciones está analizando el caso y se va a expedir en unos días más.

El grupo no quiere volver a Paraguay y tampoco quizo, en su momento, permanecer en Asunción, donde el Consulado argentino le ofreció alojamiento y comida para que pudieran esperar hasta poder viajar vía Ezeiza. Ellos argumentan que no tienen dinero para los pasajes en avión.

Desalojo

La situación se agravó hoy cuando autoridades de Migraciones se presentaron para desalojarlos, bajo el argumento de que estaban realizando la ocupación ilegal de la habitación donde estuvieron recluídos -no los dejaban salir, salvo para ir al baño- durante estos 13 días.

El coordinador de Centros de Frontera Mesopotamia Norte, Héctor Careaga, notificó al grupo esta mañana que en seis horas, máximo, debían abandonar las instalaciones que ocupaban “en forma ilegal”.

La posibilidad que tenían era volver a Paraguay, algo que les ofreció el Consulado paraguayo, pero se negaron. “Queremos esperar en el puente que se resuelva la apelación que presentamos ante la Cámara”, dijo Rosales.

“Nos dieron seis horas para salir y después nos desalojaron”, explicó el vocero del grupo. Esta tarde se desató un aguacero sobre la ciudad de Posadas y el grupo se empapó, ya que estaban todos parapetados bajo un tinglado a la intemperie.

Paraguay presiona para abrir el puente

Detrás de la situación humanitaria, subyace un conflicto entre la Argentina y Paraguay, con la provincia de Misiones encabezando el esfuerzo para que las fronteras no se abran, mientras subsista el peligro del colapso sanitario.

Según averiguó LA NACION de una alta fuente del gobierno misionero, los paraguayos -que vienen presionando hace meses para que la Argentina abra el puente- dejaron pasar a propósito a este grupo de argentinos, como forma de enviarlos de avanzada, ver si logran “colarse” y así sentar un precedente para que vayan atrás otros grupos.

La ciudad de Encarnación vive del comercio con Posadas y tras más de un año con el puente Roque González de Santa Cruz cerrado, hay una enorme presión de paseros, comerciantes (se fundieron muchos) y funcionarios paraguayos, para reabrir esta frontera.

Pero además, hay otro motivo: los paraguayos tienen su sistema sanitario colapsado y quieren poder atenderse del lado argentino, como lo hicieron siempre en épocas pre-pandemia. En cambio Misiones, desde que arrancó la pandemia, prácticamente duplicó la cantidad de camas UTI.

La provincia de Misiones también afrontó costos económicos enormes por las fronteras cerradas, sobre todo con el puente Tancredo Neves que une Puerto Iguazú con Foz de Iguazú cerrado. La ciudad de las Cataratas, es un páramo donde sólo reabrieron la mitad de los hoteles y restaurantes, que sobreviven con un turismo interno con bolsillos menos profundos que los brasileños.

Sin embargo, el gobernador de Misiones nunca dudó: El puente y las fronteras tienen que estar cerradas hasta que pase el peligro.

 “Si abrimos el puente vendrían nuestros hermanos paraguayos a los hospitales y podría colapsar el sistema sanitario”, explicó, varias veces desde el comienzo de la pandemia, Oscar Herrera Ahuad, gobernador de Misiones, médico y ex ministro de Salud.

En épocas normales, los paraguayos cruzan el puente para atenderse en el Hospital Madariaga, un enorme centro de alta complejidad donde se hacen trasplantes de médula. 

Los paraguayos cruzan para atenderse cualquier dolencia, incluso de alta complejidad y las mujeres guaraníes embarazadas, vienen a tener sus hijos al Madariaga y se van días después con su bebé portando el DNI argentino.

“Si dejamos pasar a este grupo porque tiene un DNI argentino o la Justicia les otorga un amparo, entonces se va a sentar un precedente y va a pasar mucha gente, porque muchos paraguayos tienen DNI argentino”, señaló la fuente.

Un dato: el año pasado, la cantidad de nacimientos en Misiones cayó por primera vez en muchos años, porque con el puente cerrado, cientos de paraguayas no pudieron cruzar a tener sus hijos.

Misiones registró en el 2020 una sorprendente caída de nacimientos del 9% respecto al 2019. En total nacieron 21.336 bebés en esta provincia, unos 2.121 menos que los registrados en el 2019, según los datos del Registro Provincial de las Personas. Una caída insólita, como la situación de estos varados que viven en la cabecera de un puente y no pueden ingresar a su país.


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