¿La política desde hace muchos años tomó de rehén a la yerba mate?
Tareferos, productores chicos, industrias, todos por igual, no dejen de abastecer a las góndolas de grandes centros urbanos de yerba mate buena y barata, sobre todo en años electorales.
Esa parece ser la premisa del Gobierno Nacional, sea del signo político que sea, y el costo lo paga la cadena yerbatera.
Sea con control de precios y a con el garrote al estilo Guillermo Moreno, o por el libre mercado, la premisa es que ningún argentino, sobre todo los de menores recursos, dejen de matear porque el producto se encarece.
Esta semana la Bola de Comercio de Rosario divulgó un informe sobre la yerba mate que incluye un gráfico que marca la evolución del consumo per cápita desde el año 2007 hasta el 2023.
Como nunca antes, el gráfico muestra con mucha elocuencia cómo el consumo de yerba mate per capita se expande en años impares, que son los que coinciden con las elecciones presidenciales o de medio término, e invariablemente caen en los años pares.
¿Cuál es la explicación para este fenómeno?
Según el historiador de la yerba mate y director de Las Marías, Pau Navajas, “como la yerba es la comida de los pobres, cuando sube su precio, la noticia sale en todos los diarios inmediatamente. Es un termómetro no solo para la gente, sino también para los gobernantes que han controlado el precio de la yerba y tratado de meterse con el producto con dobles intenciones y siempre logrando resultados pasmosamente malos”.
Los dichos de Navajas reflejan lo que todos saben en el sector: los Gobiernos invariablemente buscan controlar el precio de la yerba mate y que sea barata, porque es una forma de contención social.
Sin dudas, en los años impares, los de elecciones, los sucesivos gobiernos ejercieron más presión para que la yerba mate barata inunde las góndolas y los hogares argentinos.
Mientras que aflojó esa presión en los años no electorales, con la consecuente caída del consumo merced a valores que se recuperan algo en la góndola (algo más altos) pero penalizan la expansión del consumo. Esta sería, sin dudas, una de las explicaciones.
La secuencia que elaboró la Bolsa de Comercio de Rosario es implacable y solamente se “rompe” con dos excepciones.
Arranca en 2007, cuando Cristina Kirchner resultó electa por primera vez, ahí el consumo per capita alcanzó 6,10 kilos. Al otro año, sin elecciones, cayó a 5,96 kilos por argentino. Al año siguiente, con elecciones (el kirchenrismo perdió en Buenos Aires con Francisco de Narvaez), volvió a subir el consumo a 6,23 kilos.
Al otro año, 2010 no hubo elecciones, pero el consumo subió a 6,27 kilos por cabeza. Esta fue la única vez que un año no electoral rompió la lógica y resultó en un período de crecimiento respecto al año anterior.
Hay que hacer dos salvedades. El 2010 fue el último año de “vacas gordas” y boom del consumo del kirchnerismo, y para muchos, fue el último año de crecimiento económico genuino de una Argentina que desde entonces viene con un estancamiento económico que ya lleva 13 años. Otros incluyen al 2017, único año bueno económico de Macri, como el último de crecimiento.
En cualquier caso, aquel año donde las casas de electrodomésticos no paraban de vender de todo, y había una verdadera explosión de consumo, la yerba mate no sólo logro crecer sino también que alcanzó un récord histórico que nunca pudo ser igualado: casi 6 kilos y un tercio de yerba mate para cada argentino.
En el 2011, cuando CFK fue elegida por segunda vez, el consumo cayó a 6,15 y luego al año siguiente, lo lógica implacable volvió a regir con una baja en el año tranquilo y sin elecciones del 2012, ahi el consumo cayó por debajo de los 6 kilos per capita (5,99).
Director de Las Marías destacó la importancia de la yerba mate en la historia argentina
En el 2013 volvió a subir, en el 2014 volvió a bajar. Hasta que llegó el 2015 donde se dio una nueva caída, rompiendo nuevamente la lógica. Fue una baja drástica que también puede haber estado motivada por otras cuestiones del mercado, el consumo per capita tocó un mínimo de la serie de 5,89 kilos.
Sin embargo, al año siguiente, y a pesar de este piso, se volvió a cumplir la lógica y en el año 2016, de recesión y con el nuevo gobierno de Mauricio Macri, el consumo de yerba cayó aún más y marcó un nuevo mínimo de 5,87 kilos per capita.
En el 2017 volvió a subir, fueron las elecciones de medio término donde se impuso el macrismo, y nuevamente al año siguiente no electoral, volvió a bajar.
La lógica siguió en forma perfecta: En el 2019, cuando ganó las elecciones Alberto Fernández, subió el consumo de yerba.
En el 2020, año de la pandemia donde nadie compartía el mate, se cumplió la “ley” y cayó el consumo per capita.
El mate argentino, como los glaciares, en una decadencia que pocos ven
En 2021, elecciones de medio término donde ganó JxC, volvió a subir el consumo de yerba mate y en 2022, cayó. En 2023, último año de la serie, con las elecciones, el plan platita y todo tipo de estrategias para que la yerba barata llegue a todo el mundo, incluyendo las compras récord del Ministerio de Desarrollo Social, las cifras que cruzan los datos del INYM con el INDEC (población) marcan que el consumo subió a 6,12 kilos.
¿El 2024? Si se toman las cifras de consumo o ventas hasta el momento, son implacables: La ley se cumple a rajatabla y será un año de caída del consumo per capita.
Otra conclusión
El otro dato que deja este gráfico de la Bolsa de Comercio de Rosario es que la yerba mate, que ganó una extraordinaria popularidad en los últimos 15 años a nivel mundial, no encuentra la forma de aumentar el consumo per capita.
Plan B/ Bolsa de Comercio de Rosario / 22-6-2024