Por María Florencia Goncalves
En un ambiente político que empieza a movilizarse de cara al 2023, Sandra Giménez movió el avispero al autopostularse para gobernadora a través de sus redes sociales, diciendo que es “tan fuerte como una elefanta” y dando lugar a un sinfín de comentarios.
Lo de Giménez es todo un desafío en un oficialismo donde, se sabe, al candidato lo va a terminar eligiendo una persona.
Aunque es cierto que antes de esa elección, la Renovación está dejando que los jugadores “salgan a la cancha” a mostrarse y ver cómo miden y cómo dan, en un electorado que acá y en todo el país está bastante cansado de los políticos.
Con otro desafío para el oficialismo: el mejor candidato que tiene la Renovación, una mirada casi unánime en los círculos políticos, es el único que por la Constitución está vetado para el 2023: el actual gobernador.
“Oscar se posiciona como un gran dirigente nacional. Deja una vara altísima como militante y trabajador en el mundo de la gestión y de la política”, dice Sandra Giménez en una entrevista en la redacción de Plan B.
Mientras circulan nombres de potenciales candidatos del Frente Renovador (FR) y muchos se preguntan si ella “¿es o se hace?”, Plan B la entrevistó para saber qué piensa.
“Me animo a decir: quiero ser gobernadora, me siento capacitada y piensen en mí. Estoy habilitada para hacerlo, tengo 20 años de servicio en el FR”, señala.
Giménez es tajante y dice que 75 años de derechos políticos de la mujer en Argentina avalan a cualquier mujer en cualquier circunstancia y cualquier espacio político a aspirar, desear y llegar a tomar decisiones por el conjunto.
Además recordó que el FR no tiene internas “sino consenso”, primero en el partido y luego con los frentes electorales. “Si no soy la elegida no hay ningún problema, volveré a trabajar al CAPS. El enemigo sigue siendo la lucha por la pobreza, la desigualdad y el desarrollo económico… el amor que recibo en el CAPS es incomparable”.
“Sigo dentro de la Renovación”
“Jamás aclaré nada, los hechos hablan por sí solos: siempre estuve y estaré en el mismo lugar. Fui parte del nacimiento de la Renovación y moriré dentro de este movimiento. Sandra afuera es un mito que le sirve a algunos”, dijo la mujer a la que en el 2019 le ofrecieron ser candidata por el Frente de Todos y dijo que “no” a pesar de su afinidad con el cristinismo. Una afinidad que ahora cotiza muy bajo.
También contó que días atrás, frente a los rumores de su “ida” del FR, fue a la Sesión, se sentó frente al presidente de la Cámara de Representantes y luego conversó con el apoderado del FR para consultar si debía renunciar al partido. “La respuesta fue no”.
Recordó que desde 2007 y de forma ininterrumpida preside el Congreso del Partido de la Concordia Social y aclaró que está legitimada por 20 años de servicio del FR y la provincia de Misiones. “Yo no ocupo ningún espacio público que sea de gestión porque eso le corresponde a quienes están hoy en el gobierno. Los respeto y los defiendo a morir. El proyecto del FR fue mío antes que el de ellos”.
Inestabilidad emocional
“Cuando creé el Bloque Renovador Misionero en el Senado de la Nación ya me trataron de inestable. Eso evidenció que un sector de la Renovación no me quiere. Esto de putas, locas y hormonales es parte de una construcción retrógrada que aún no termina de transformarse”, dijo sobre las publicaciones que la tratan de desequilibrada emocional.
“No voy a permitir más hechos de violencia, ni interna ni externa en la participación política. Por eso cuando hablo de Hugo, Carlos y Lucas como probables candidatos, todos están habilitados. Yo también estoy habilitada. Todo el mundo se manifiesta ¿y yo tengo que estar como una candidata modelo para ver si me eligen?. No le falto el respeto a nadie, puedo elegir y ser elegida”.
Una vida marcada por la política
De niña transitó la política con su padre intendente de Jardín América y su abuelo, dirigente agrario. Desde los 15 integró la Juventud Peronista, luego militó en la universidad y se casó con un referente de la Franja Morada.
A los 28 años asumió como subsecretaria de la Mujer y la Familia en Desarrollo Social y a los 30, directora del Hospital de Pediatría. “Me temblaban las piernas cuando iba entrando con el Dr. Humada, debía conducir a quienes habían sido mis maestros, entre ellos Liliana Arce, Abduladi y Gómez de Maio”.
“Me tocó la crisis del 2001 con 0 recursos. La sociedad nos ayudó a soportar la asistencia. No recibíamos oxígeno para la terapia, bolseábamos hasta 8 horas para que los chicos lo reciban. Fueron tareas dramáticas y las llevamos como equipo, no fue una sola persona”, así recordó el trance previo a los procesos de certificación que marcaron hitos en el hospital capitalino. “La desnutrición arrasaba y los indicadores de pobreza de Misiones y la Argentina no eran nada favorables. No habían planes sociales, el índice de mortandad infantil era de 30 x 1.000. Con el tiempo, llevamos a la máxima la salud: hoy ese índice está en 8 x 1.000”, contó.
En el 2003 con la fórmula Rovira- Tschirsch, Giménez fue 1º diputada provincial. Tras esa gestión, el intento fallido de la Reforma Constitucional en 2006 y la salida de Tschirt, ingresó a la fórmula.
“Pablo se fue un viernes. El lunes nos reunimos en el Centro del Conocimiento. Estábamos sentados el ingeniero Rovira, Mauri a la derecha y yo a la izquierda. Mientras Mauri le hablaba a los ministros, intendentes y otros miembros del FR, le conté susurrando al ingeniero que estaba embarazada de 4 meses. Y él me preguntó: ´¿Vas a poder hacer campaña?´, y yo le respondí ´tuve dos hijos en la residencia, voy a poder hacer campaña´”. A los 2 días Rovira la llamó y le dijo que sería vicegobernadora.
Llegó a pesar 105 kg en campaña y su hijo nació con 4.080 kg, siendo gobernadora a cargo porque Closs estaba en el exterior.
Tras la vicegobernación llegaron los 6 años de representar a Misiones en el Senado de la Nación.
Luego de 20 años de gestión pública regresó al Centro de Salud Nº 8 de Posadas y transitó la pandemia: “volví a casa: a retomar mi propia energía, a revisar mis acciones como mamá y esposa”. En charla con Plan B Sandra contó que pasó un proceso de dejar atrás la soberbia. “El poder tiene un sistema de cofradía y de cortesía que te hace equivocar el rumbo. El vestido, la ropa y el pelo te sacan de eje. Yo cometí errores y trato de enmendarme siempre”.