Sergio Paul, de Campo Grande.

Hacía 6 millones de kilos de té y ahora se dedica a pasarle la topadora a los teales para poner yerba o hacer loteos

Por Florencia Goncalves

La historia de Sergio Paul, es un ejemplo concreto y actual sobre cómo transformar una crisis en una oportunidad. 

Y también ilustra cómo los pequeños productores están indefensos ante la falta de políticas productivas o cuestiones financieras que castigan al que trabaja la tierra y produce riquezas para el país.

Debido a los altos costos y la baja rentabilidad de la producción tealera, Paul pasó de ser un prestador de servicios de cosecha de este tradicional cultivo a dedicarse a sacar teales y preparar los suelos misioneros para otros cultivos, entre los que se destacan la yerba mate que está en ascenso.

Aunque también puede dejar los terrenos limpios para otras actividades, incluso hacer loteos en chacras cercanas a los centros urbanos.

En una época, su familia llegó a producir 6 millones de kilos de té por año. Sin embargo, hace un tiempo, con suerte alcanzaba el millón de kilos. 

El drama del te

Lo que hace este hombre es una muestra de la profunda crisis que atraviesan los pequeños productores de té, donde se combina una coyuntura adversa con la ausencia de políticas para defender esta producción que es un verdadero orgullo para Misiones.

La provincia produce el 95 por ciento del té de la Argentina (el resto lo hace Corrientes) y su principal cliente es nada más y nada menos que los Estados Unidos, que le compra más te a la tierra colorada de lo que adquiere de China o cualquier otro país.

¿Qué otro producto tiene la Argentina donde sea el proveedor número 1 de los Estados Unidos? Y estamos hablando de la principal bebida después del agua.

Sin embargo, la bajísima rentabilidad que tiene desde hace años el té hace que los productores pequeños se desalienten y finalmente tiren la toalla. Cualquier cosa antes que el te, dicen estos colonos que hicieron de este cultivo una forma de vida.

Arriesgó su capital

Con tan sólo 28 años, el hombre del Kilómetro 41 en Campo Grande, arriesgó su camión y todo el capital productivo de yerba y té que tenía, para realizar una inversión de alrededor de $13 millones para cambiar de rubro y apostar al futuro. 

Hace un poquito más de 1 año comenzó a ofrecer el servicio de “disqueada y rastra” en distintas chacras. Desde entonces, lleva sacadas más de 60 hectáreas de té y otras tantas de otros cultivos en Campo Grande, Campo Viera, San Pedro, Jardín América, Alberdi y San Pedro, entre otros.  

Los teales eliminados – que promedian los 40 y 50 años de antigüedad – serán reemplazados en su mayoría por cultivo de yerba mate. “Hoy por hoy todos plantan yerba. La yerba es como una curita para tapar la herida, en 5 años vamos a tener el doble”.

Pero no es la yerba mate lo único que se planta en las tierras donde antes se producía té, cuenta Sergio. También, en la zona centro se están reemplazando por plantaciones de palta hass, mandioca, maíz e incluso potreros.

En Aristóbulo, hay un gran teal que será reemplazado por un loteo. Las ciudades crecen y el desarrollo inmobiliario de las chacras cercanas a los ejidos urbanos también es un negocio que promete más rentabilidad, con mucho menos trabajo. 

Otros plantan nuevamente

Pero también hay grandes empresas tealeras que contratan el servicio para tumbrar tumban los teales de antaño y volver a plantar té clonal de cero, en la cantidad y forma que prefieran. 

“La realidad es que hoy al tealero que tiene menos de 5 hectáreas, no le cierra la actividad”, afirmó.

Para producir 13.000 kilos, precisa 8 bolsas de abono, que cuesta cada una $10.000 . 

El sacateales dice que “no hay peor historia que la del té. El qué más laburó como generador del té, es el que hoy peor está”. Así, explicó que hace 5 años, con 1.000 kilos de té, se compraban entre 4 y 5 bolsas de abono mientras que actualmente,  ni siquiera se llega a 1 bolsa y media. 

El atraso cambiario

“Hoy, para producir y ser rentable, una hectárea de té debería estar a valor dólar blue, no al oficial”, afirmó, ya que ningún insumo se vende a valor dólar oficial, sino al blue. 

El drama del té tiene uno de sus principales capítulos en el atraso cambiario. O sea, en la política oficial de congelar el valor del dólar oficial al que se liquidan las exportaciones de te y se establece el precio a los productores en el marco de la Coproté. Todo sube en la Argentina, menos el dólar oficial que permanece casi clavado.

Pero esa política del Gobierno Nacional perjudica a las economías regionales, que necesitan un tipo de cambio competitivo, como Misiones. Mientras los precios pagados a productores chicos están atados al dólar oficial, los insumos suben al valor del dólar “blue”, que ya tocó los 300 pesos.

Según un relevamiento de exportadores tealeros, entre enero del 2021 y junio del 2022 el gasoil subió 205%, la energía eléctrica 336%, el flete Misiones-Buenos Aires un 117% y los fertilizantes un 251%. Casi todo con un tipo de cambio oficial que apenas subió.

Sequía y escasez de gasoil

Además del costo de los insumos, para Sergio, la inflación generalizada impactando constantemente en el combustible -que además, no se consigue fácil- y la sequía “galopante” fueron dos cuestiones claves para tomar la decisión de girar el rumbo y dedicarse a otra cosa.

“El año pasado, teníamos un combustible a $85, hoy a $185, aumentó más del doble y no hay poder adquisitivo que aguante… directamente no podés reponer los insumos de un año a otro”, señaló.

Según detalló Sergio a Plan B, su servicio consiste básicamente en pasar la rastra sobre los cultivos, para voltear y arrancar los cultivos de la tierra. “La pica y la repica. Lo bueno es que queda toda la materia orgánica, porque la rastra muele la tierra”. 

Además, está lanzando el servicio de subsolado, ya que muchos clientes le piden dejar el suelo en condiciones y listos para las nuevas plantaciones. 

El costo promedio del servicio ronda las 60 unidades de combustible por hora. Y se puede realizar un cálculo de entre 20 y 25 horas por hectárea, ya que deben hacerse entre 8 y 10 pasadas en cada trabajo. 

Sergio trabaja en dupla con Fabián. Entre los dos, se turnan con las pasadas “para que no sea tan cansador”, ya que es una tarea que se realiza bajo el sol y durante jornadas de al menos 10 horas en invierno y 12 en verano. 

Plan B/ 11-8-2022

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