E. Goldfart de 2 de Mayo.

El empresario del té que tras fundirse, revivió con un proyecto al que bautizó "Vale Mi Tranquilidad"

A los 65 años, el empresario productor y exportador de té, Eduardo Goldfart, parece haber encontrado la armonía, algo denota su mirada y su hablar pausado, sin prisas, como si el tiempo no fuera importante para él.

Goldfart, que es de Buenos Aires, es un exitoso empresario que opera en Misiones y vende su producto a más de 30 países. Con sus socios, también porteños, tiene una planta productora de té en la localidad de 2 de Mayo y va y viene entre la tierra colorada y la Capital Federal desde hace más de dos décadas.

Su empresa se llama Valmitran y es la quinta firma exportadora de té -por volumen-, del mercado argentino, ubicada detrás de las cuatro grandes a las que se podría bautizar como las “Big Four” en este sector.

Estas son Don Basilio (familia Okulovich), El Vasco (familia Beitia), Urrutia y Casa Fuentes, desde hace seis años, controlada por la multinacional inglesa Finlays. Todas están ubicadas en la zona centro de esta provincia.

Un acrónimo y una enseñanza

La empresa de Goldfart se llama Valmitran, y solo los íntimos saben el significado de ese extraño nombre, que encierra una historia complicada pero con final feliz y, sobre todo, con una enseñanza de vida de esas que quedan grabadas a fuego.

Así como Sancor, es el acrónimo que surge del nombre de las dos provincias que forman la cooperativa lechera más famosa, Valmitran es el acrónimo de “Vale Mi Tranquilidad”.

El nombre surgió luego de que Goldfart se fundiera con sus anteriores socios en el 2008, y atravesara una etapa difícil hasta encontrar a dos laderos adecuados para resurgir: profesionales, amantes del arte, con buen poder adquisitivo como para invertir y confiar en el “know-how” de Goldfart.

Uno de ellos, el reconocido abogado Hugo Romero, también mecenas, tiene un cuadro en su despacho de Milo Locket que se llama “Cuánto Vale Mi Tranquilidad”.

Apenas lo vio, Goldfart supo que ese tenía que ser no sólo el nombre de su nueva empresa, sino también su nueva filosofía en los negocios y la vida.

“A mi me gusta mucho hablar con la gente, tenemos 40 empleados, saber lo que les pasa, no todo tiene que ver con el dinero”, explica.

Se fundió y resurgió

“Yo antes tenía una empresa tealera mucho más grande, pero un socio infiel nos dejó en la ruina. Saldé todas las deudas, pero todavía tengo mi departamento de Buenos Aires embargado”, cuenta Goldfart, en una charla en la amplia terraza del Centro del Conocimiento de Posadas, desde donde se aprecia una parte de la ciudad.

El empresario fue a participar de la segunda reunión del recientemente creado CAM o Consejo Agroindustrial de Misiones, una jornada de reflexión sobre la cadena agroindustrial de Misiones, una provincia a la que Goldfart llegó casi por casualidad.

“En las familias judías es muy importante el estudio universitario, están los comerciantes, pero también los profesionales. Tras un inicio fallido en abogacía en la UBA estudié comercio internacional en la UADE”, rememora este hombre, que tiene un hijo y una hija economistas recibidos en la Di Tella.

Corrían 1974, Héctor Cámpora le había dejado el gobierno a Juan Domingo Perón y Goldfart empezó a buscar trabajo en bancos dedicados al comercio exterior. Le surgieron dos propuestas, una del Banco Nación y otra del también estatal Banco de Misiones y no dudó. “En un lugar chico se aprende más”, afirma.

Hasta él llegaban en los años 70 los empresarios y cooperativistas yerbateros, tealeros, tabacaleros que querían exportar. Era la época del télex y las comunicaciones telefónicas internacionales carísimas.

“Todos necesitaban información sobre la operatoria para exportar”, recuerda.

Y así como Guillermo Cóppola empezó como empleado de un banco asesorando a jugadores de fútbol sobre cómo invertir y pasó casi naturalmente a representante, Goldfart terminó metiéndose en el mundo del té y dejó atrás su etapa de bancario.

Misiones es una potencia productora de té, explica el 95% de la producción argentina, el restante 5% es de la vecina Corrientes.

Los Estados Unidos, tienen al té como su bebida principal y a nadie le compran tanto como a la Argentina. Más de la mitad de las exportaciones norteamericanas de la infusión son de Argentina, que supera en ese mercado incluso a China.

Durante el año 2021 se han exportado 72.703 toneladas de té negro y 2.415 toneladas de té verde -en crecimiento- por un valor de 80,7 millones de dólares, según datos del Ministerio del Agro de Misiones.

En Misiones, hay unos 5.000 pequeños productores de té, según datos oficiales, aunque muchos están inactivos por los bajos precios del cultivo. Hay seis cooperativas y 60 empresas, donde tallan fuerte las “Big Four” seguidas de un segundo pelotón de media docena de pymes.

“Nosotros trabajamos con unos 100 productores de té”, señala Goldfart, que tiene cuando viene a Misiones, con estadías más prolongadas en épocas de cosecha (octubre-mayo) vive en un departamento en la localidad de San Vicente.

Junto a su mujer, bioquímica y escultora, también dedican parte de su tiempo al trabajo social en una zona rural con mucha pobreza.

Cigarrillos de lechuga

En los años 80, Goldfart empezó su periplo empresario asesorando a algunos emprendimientos de distintos rubros, pero siempre vinculados a Misiones. Se asoció con un empresario que hacía cigarros de lechuga. “Eran malos”, recuerda.

Después “vi la veta en las exportaciones del té, primero fui asesor, empecé a vender té al exterior, después fui broker exportador y con un colega compramos una fábrica en el año 1996 que estaba en Campo Viera”.

Campo Viera es el epicentro tealero de la Argentina y desde este jueves y hasta el domingo 22 de mayo se celebrará en ese pueblo la Fiesta Nacional del Te.

También estos días termina la zafra 2022 del té en Misiones, con una caída en la producción que podría alcanzar al 30 por ciento respecto a la cosecha 2021-20022 por los estragos que causó la sequía.

En el 2001 y 2002 compraron la firma Walter Hermanos que se había fundido con la crisis y asociaron al dueño. No pararon de crecer y exportar con una Argentina baratísima en dólares, la del gobierno de Néstor Kirchner y los superávit gemelos.

Todo eso tuvo un final accidentado cuando un socio nuevo entró y empezó a manejar los números y terminó “haciendo un vaciamiento”.

Diversificados

Hoy con Valmitran, Goldfart y sus socios buscan ir de a poco, no precipitarse y dar pasos sobre seguro.

“Estamos muy diversificados en mercados”, explica Goldfart y enumera a los principales destinos del té Valmitran:

Estados Unidos, Holanda, Alemania, Inglaterra, Rusia, Ucrania, Bielosurrisa, República Checa, Indonesia, India eventualmente, China, Polonia que es un mercado importante, Bolivia, Uruguay.

“En algunos no tenemos una alta participación y regularidad pero estamos siempre agregando algún mercado, como ahora Perú”,señala.

El té de Goldfart y de casi todos los grandes exportadores se envía a granel. En el caso de Valmitran, lo despacha en bolsas de papel (40 a 65 kilos) con interior de aluminio que antes traían de Sri Lanka y ahora las compran en la localidad de Alem, a 40 kilómetros de donde está la planta.

“Nos salen un poco más caras comprarlas en Alem”, apunta Goldfart y en ese ejemplo sintetiza el drama argentino del retraso cambiario.

La localidad de Alem tiene empresas productoras de envase muy competitivas, que crecieron con la expansión de las marcas de yerba mate que despachan más de un millón de paquetes por día a los hogares argentinos.

Sin embargo, a Goldfart le sale más barato traer una bolsa para envasar su producto de un lugar a más de 15.000 kilómetros que debe llegar tras un largo viaje en barco y camión, que adquirirlo de la localidad vecina, altamente especializada en el rubro envases.

Otra metáfora de una Argentina donde sin dudas, cada vez más, lo que cotiza en oro es la tranquilidad.

Fuente: Plan B/ La Nación

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