Tras décadas donde se impuso una mirada purista o “aislacionista”, el sector turístico de Colonia Carlos Pellegrini, el epicentro de los mundialmente famosos Esteros del Iberá, está poniendo sobre el tapete uno de los principales cuellos de botella que ha frenado la expansión de esta perla turística: los caminos de acceso.
¿Qué hay de malo con los caminos de acceso a los Esteros del Iberá? Todo. Son uno de los caminos más bravos del país, sin ninguna dudas.
Por empezar, los cuatro caminos por los que se accede (vía Posadas, vía Mercedes, vía Virasoro o Vía Alvear) son todas rutas de arena y tierra, no hay pavimentación alguna.
Pero además, tienen poco o nulo mantenimiento, las lluvias y el paso de camionetas genera unas huellas que hacen un peligro circular por esos caminos a más de 30 o 40 kilómetros por hora. Se trata de travesías de 200 kilómetros, aproximadamente, que se hacen en 4, 5 o incluso 6 horas.
Plan B las recorrió varias veces y en una de esas pasadas, rompió la camioneta en la que viajaba este cronista a las 11 de la noche, literalmente en medio de la nada. Para llegar a la próxima población había que caminar 3 o 4 horas en medio de la noche.
(Pero todo lo que no tienen los caminos de confiables, lo tienen los correntinos de solidarios, un grupo de peones nos rescató, nos llevaron a destino y se negaron una y otra vez a recibir una compensación económica por salvarnos).
Esta situación, que siempre frenó la llegada de turistas en forma masiva a los Esteros del Iberá (justamente el sector que siempre tuvo interés en que esto sucediera, retrasó el debate para mejorar los accesos) ahora se agravó porque desde hace ocho meses las lluvias deterioraron todo aún mas (fue uno de los años más lluviosos como pudimos comprobar con las crecidas históricas de nuestros ríos).
¿El resultado? Empezaron a caerse reservas o directamente turistas que tenían reservado una hostería, no pudieron llegar a destino por esta odisea de final incierto que es aventurarse al corazón del Iberá.
“No es solo saber si llegás sano y salvo a destino, o la rotura del vehículo, es el tiemo que implica ir y venir a los vecinos que nos conectamos por esa vía semanalmente, es la mala experiencia que le queda a los visitantes argentinos o extranjeros, es sentir el abandono, desidia y desinterés de los gobernantes elegidos por el pueblo a un cargo y una responsabilidad a la que ellos mismos se postularon”, explicó a Plan B, Roberto Zimmerli.
Zimmerli es uno de los muchos hombres y mujeres que trabaja para desarrollar el destino y generar progreso para la región. Fundó su proyecto Guayrá Turismo Alternativo hace 25 años, y desde hace siete se dedica casi con exclusividad al traslado de pasajeros hasta Colonia Carlos Pellegrini.
“Ninguno de los 4 accesos a la colonia turística estrella de Corrientes y que apunta a ser destino internacional, es accesible. Increíble como se caen las reservas por esta causa. Hoy día, cayó una nueva reserva de gente que quería entrar por Mercedes, supuestamente el mejor acceso al pueblo, ¿qué hago le reintegro la reserva? Porque ellos hicieron lo posible por llegar”, dice Zimmerli, que también es Licenciado de Turismo y guía del Parque Provincial Iberá.
Otros operadores consultados por Plan B y dueños de hostería explicaron que durante años, se impuso la mirada del magnate norteamericano Douglas Tomkins, dueño de enormes extensiones de tierra, quien tenía naturalmente una gran influencia en Pellegrini y apoyaba la mirada purista. Es decir, cuanto menos gente, mejor.
Tampoco esa mirada es privativa del Iberá, durante años, en la zona de El Soberbio fue un debate entre ambientalistas y puristas si asfaltar o no los accesos a los Saltos del Moconá. El asfalto automáticamente significa conexión y llegada de un turismo más masivo, ya que cualquiera podría ir y volver en el día desde Posadas con rutas que permitan hacer el trayecto en apenas 2 horas minutos.
“Lo que daría porque los responsables del estado de los caminos hicieran aunque sea una vez un viaje al norte en auto, los invito son hermosos los paisajes. Para ese viaje tengan a bien saber que no hay señal, que no hay estaciones de servicio y que puede durar entre 4 y 7 horas, uno nunca sabe cuántas cubiertas puede pinchar o cuántas veces puede quedar empanado, así que lleven suficiente agua y una vianda, tampoco están de mas las botas de goma”, explica Zimmerli, que además se mudó en forma permanente hace 1 año y entiende mejor aún lo que significa el aislamiento para los vecinos de Pellegrini.
Plan B/ 19-1-2024