La vida cotidiana nos tiene acostumbrados a cruzarnos, cada tanto, con héroes anónimos, esos que no tienen nada que ver con los personajes superpoderosos que vemos en las películas.
Gente de carne y hueso que en algún momento de la vida, por amor o por pasión, y quizás también con algo de inconsciencia, se la jugó para defender a los compañeros ante personajes poderosos.
Y hoy, que se celebra el Día del Trabajador Vial en todo el país, invitamos a tomar un café a uno de estos personajes. El agrimensor Rafael Mazal, con más de 50 años en la Dirección Provincial de Vialidad, es un hombre que dejó huella en esa repartición tan importante para la construcción de la Misiones moderna que vemos hoy en día.
Mazal y sus compañeros ayudaron a conectar pueblos y ciudades de Misiones con caminos, puentes, y tender lazos en una provincia que en los años 60, cuando él arrancó, estaba muy aislada sobre todo en algunos sectores donde había selva virgen.
“A la noche nos teníamos que guardar en una casilla de madera que instalamos al lado de un arroyo, porque salían los animales”, recuerda, en diálogo con Plan B, sobre la construcción del camino hasta los Saltos del Moconá. Fue en los años 70 y literalmente, “sólo estaban los guaraníes que vivían en esa zona”.
Mazal y su equipo fueron bautizando los mojones e hitos en el camino, y algunos quedaron con la denominación oficial, como Mesa Redonda, que era cómo denominaban ellos al grupo de trabajo que cada noche revisaba lo actuado y planificaba lo que realizarían el día siguiente.
Hoy en los mapas de Misiones, figura “Mesa Redonda” como una zona importante de ese sitio cada vez más visitado por turistas de todo el mundo.
Ayudó a que no liquidaran la DPV
Pero lo que muchos no saben es que Mazal es el responsable de que hoy la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) siga existiendo, conserve su estatus de ente autárquico y el estatuto para sus trabajadores.
Los que venían a liquidar ambas cosas (a la DPV y al estatuto) era el Gobierno Militar, durante el año 1982, el anteúltimo de la Dictadura.
No fueron pocas las cosas que desmantelaron los militares en todo el país. Tenían todo el poder y no necesitaban ir al Congreso para borrar de un plumazo el esfuerzo y el trabajo de años.
Plan B estuvo hace un mes en Comodoro Rivadavia, donde pudo recorrer el tren que unía a esa ciudad de la Patagonia con la localidad de Colonia Sarmiento, en el centro de Chubut. Era un ramal vital para la conexión de una región alejada de todo, con habitantes que literalmente hacen Patria. ¿Qué hicieron los militares? Cerraron el ramal en 1978 con el pretexto de que “no era rentable”.
Hicieron lo propio con el ramal de tren patagónico que unía a Puerto Deseado con Las Heras, en el centro de la despoblada provincia de Santa Cruz.
Pero volviendo a Vialidad, en 1982 el interventor (equivalente a gobernador) de la provincia, General Juan Manuel Bayon había decidido eliminar la autarquía de Vialidad, modificando la Carta Orgánica transformando la institución en Dirección General, con todo lo negativo que ello implicaba para el funcionamiento del Organismo Vial.
Pero Mazal con gran audacia se tomó un avión y viajó a Buenos Aires, buscando apoyo para revertir esa decisión. En el vuelo de ida a la Capital Federal se encontró con el contador Troxler, el ministro de Economía de ese entonces, que necesitaba imperiosamente un camino de entrada al Mercado Central de Posadas.

En esta historia también jugó el azar. Mazal podía hacer el camino con sus conocimientos y recursos, y Troxler podía influir para dejar de lado el decreto que liquidaría la DPV.
Sin pensarlo ni consultarlo con nadie, Mazal se comprometió ahí nomás en pleno vuelo a construirle ese camino de acceso y en tiempo récord.
Claro, con la condición de que Troxler hiciera a un lado los decretos que liquidaban a la DPV y al estatuto del trabajador vial. Tras dudar un poco, el ministro aceptó.
Apenas llegó a Buenos Aires, Mazal se tomó el primer vuelo de regreso, le sacó los recursos que necesitaba a una obra que estaba en plena ejecución (no sin la protesta de la empresa contratista), le hizo el camino de entrada al Mercado Central y se quedó esperando que Troxler cumpliera su parte del trato.
Pasaron los días y no había novedades, y cuando los trabajadores cada vez más inquietos, estaban dispuestos a salir a protestar (algo que no era habitual en la Dictadura y podía acarrear consecuencias), Mazal fue convocado a una sorpresiva reunión en la Casa de Gobierno.
“No sabía que iba a pasar, ni cómo estaba la situación”, hasta que apareció por atrás Troxler: Mazal le recordó que había cumplido su palabra y ahí fue cuando el funcionario le entrego el decreto por el cual restituían el artículo de aplicación de haberes establecido en el Estatuto Escalafón Ley 20.320 que fuera suspendido a comienzos de la dictadura y por otro lado dejando sin efecto la pretensión de transformar a vialidad en una dirección general, para alivio de los Viales.
Pocos meses después el Gobierno militar cayó, tras la Guerra de Malvinas. Llegó la Democracia y Mazal siguió con su carrera y su tarea en la DPV.
Otras empresas, organismos y entes no corrieron la misma suerte y fueron liquidados en aquellos años oscuros, donde imperaba un neoliberalismo que también destruyó o mermó aquello que el desaparecido economista Aldo Ferrer, denominaba “las capacidades productivas del país”.

Hay que trabajar con pasión
Consultado sobre cómo es ser trabajador vial, Mazal dice que es una tarea “que solamente se puede hacer con amor, hay que tener mucha dedicación”. Y le manda un saludo a todos los trabajadores viales, “en especial a los de la nueva generación”.
Mazal se recibió de agrimensor y casi inmediatamente ingresó a la Dirección Provincial de Vialidad en abril de 1967, e intervino en todo tipo de obras.
“Me tocó hacer el camino de acceso a Corpus, mi pueblo donde viví hasta los 10 años, y en un momento el inspector me dice: Mazal, no hay más habitantes, ¿qué hacemos?”, recordó, entre risas.
“Hicimos la Costanera de Alba Posse, Iguazú, Eldorado”, enumera el agrimensor.
“Un trabajador de Vialidad tiene que ser honesto y trabajar, y tiene que hacer el trabajo con cariño, te tiene que gustar”, dijo. “Hay mucho por hacer, todavía, y por supueso mantener lo hecho hasta ahora. Los caminos, cuando se forman grietas y entra agua ahí se empiezan a deteriorar y eso pasa a los 10 años”, explicó..
“Carlos Rovira como presidente de Vialidad fue lo mejor que me ocurrió en mis 50 años (Rovira asumió como titular de la DPV en 1992 y estuvo hasta 1995) tuvo la fe o la confianza que yo sea su colaborador o su mano derecha, y trabajé a full hasta que me jubilé, y siempre tuve la confianza de él, ahí se hizo la Costanera de Posadas con un rol importante de la DPV. Sin Rovira la provincia no hubiera crecido lo que creció”, explica.
“Vialidad participó en la Costanera, junto a la consultora Consulbaires, y luego Vialidad fue la inspectora de la obra”, señaló.


Plan B/ 5-10-2023