Juan Mejalenko tiene 31 años, nació en Posadas donde vivió hasta los 17 años junto a su familia en una casa céntrica.
Estudió en el Roque González y de allí se fue para comenzar una sorprendente carrera de economista que hoy lo tiene viviendo, trabajando y estudiando en una de las tres casas de estudios más prestigiosas del mundo en ese campo: la Universidad de Chicago.
Tras unos exigentes exámenes donde estaba obligado a salir ranqueado entre el 3% con mejores notas de un total de casi 800 economistas de elite de todo el mundo, Juan hoy está becado y realizando un Doctorado en Negocios en Chicago, donde incluso da clases como ayudante de cátedra de profesores renombrados, algunos de los cuales ganaron el Premio Nobel.
Ingreso a un reducido grupo de estudiantes de altísimo potencial. Chicago suele elegir unos 20 alumnos para que realicen doctorados como el de Mejalenko.
Para ser admitidos, también se necesitan cartas de recomendación de personalidades con peso en el mundo académico y para sostenerse en ese nivel, hay que producir un “paper” (una suerte de mini tesis) que debe estar a la altura de las expectativas de Chicago.
Como muestra del lugar a dónde llegó, basta un botón: de la Universidad de Chicago salieron 91 personalidades que ganaron el renombrado premio de la Academia de Ciencias de Suecia (entre profesores y estudiantes).
Cuna del monetarismo
Considerada la cuna del monetarismo, y con el célebre Milton Friedman como referente, Chicago es un lugar cuya influencia se hace sentir en todo el mundo desde la Revolución Industrial a la actualidad.
La filosofía de los monetaristas se contrapone con la de John Keynes, quien abogaba por un gran intervencionismo del Estado en la economía. Los monetaristas, al igual que Javier Milei, sostienen que el Estado debe interferir lo menos posible en los mercados.
La Universidad de Chicago nació siendo una casa de estudios de primer nivel mundial. Fue fundada por el magnate John D. Rockefeller para formar dirigentes destinados a ocupar lugares clave en la política, las finanzas, las ciencias y el mundo de los negocios.
La universidad adhiere a la rama de la economía liberal que inspira a referentes como Javier Milei o Miguel Boggiano (estudió un posgrado allí), sólo por citar a dos figuras mediáticas.
En la Argentina está asociada con el neoliberalismo, Chicago es una referencia ineludible de donde salen los grandes líderes del mundo, junto a la Universidad de Harvard, la Universidad de Stanford.
Futuros presidentes, ministros, CEOs de grandes empresas o renombrados investigadores cuyos trabajos están destinados a generar cambios.
Está becado y le pagan por estudiar
El posadeño no solamente no tiene que pagar la matrícula, sino que la Universidad le paga un estipendio equivalente al salario de un ejecutivo de nivel medio.
Pero en términos teóricos, la educación que recibe tiene para la Universidad un valor superior a los 200 mil dólares anuales (120 millones de pesos).
Es importante resaltar que no todos los estudiantes tienen este tratamiento en Chicago. Como cualquier otra universidad prestigiosa, se financia -en parte- con la matrícula. Pero los alumnos aventajados, como el misionero, no pagan y reciben una retribución.
El ya pudo comprarse su departamento en Chicago, tomando un hipoteca a 20 años.
“Por suerte ahora es muy fácil conseguir yerba en Chicago, aunque yo trato de cuidarla porque acá te sale 25 dólares el paquete (15.000 pesos)”, relata, en una entrevista en zoom con Plan B.
Juan está especializándose en estudiar el comportamiento de los consumidores, analizando millones de transacciones con tarjeta de crédito y buscando patrones que permitan llegar a teorías complejas.
Para hacer su trabajo, fue clave un profesor que es considerado una eminencia en el mundo empresarial que le dio acceso a los datos de las empresas de plásticos de todo el mundo. Que en rigor son solamente 2 o 3 y poseen valiosísima información.
“Tuve que firmar acuerdos de confidencialidad porque yo puedo saber que a tu negocio le está yendo muy bien y comprar acciones de tu compañía”, explica.
Universidad de San Andrés y luego BID y Banco Mundial
Mejalenko empezó su carrera en la Universidad de San Andrés, otra casa de estudios de elite de Buenos Aires, de donde salieron muchos empresarios y funcionarios reconocidos.
“Me recibí en tiempo y forma, aunque sin notas altas, ni tampoco bajas, pero solamente una vez me reprobaron”, contó Juan.
Quien larga una confesión: “A veces siento que nunca estudié, yo si me gusta leer y trabajar mucho”, explica, revelando una indudable facilidad para comprender y aprender de textos complejos y un mundo académico de lo más competitivo.
Sin embargo, la facilidad para adquirir conocimientos parece ser una nota característica de los Mejalenko. El padre de Juan tiene 3 títulos universitarios.
Su tío, Víctor Mejalenko, es un autodidacta y apasionado por los aviones, que arma aeronaeves experimentales (son las que no se fabrican en serie) para empresarios y aficionados en el Aeroclub Posadas.
No cuesta nada imaginarse a Víctor al frente de un equipo de ingenieros de Boeing o Aribus si hubiera decidido pasar por la universidad.
Banco Mundial y BID
Una vez que terminó su carrera de grado, Mejalenko realizó un primer posgrado en San Andrés y luego ingresó a dos organismos de crédito que buscan economistas con alto potencial.
“Después de recibirme estuve trabajando en desarrollo en el Banco Interamericano y el Banco Mundial. Al principio empecé estudiando mercados laborales, después pasé a evaluación de proyectos y en el Banco Mundial hacia algo que se llama capital humano, que es una mezcla entre salud, educación y trabajo y lo que lo que es la actualización de un índice y también en la provisión de servicio para África y parte de Asia”, relata.
Fue ahí cuando decidió que quería seguir su trayectoria académica y aplicó para el Doctorado en la Escuela de Negocios de Chicago.
“Yo no me dedico a hacer macro, yo hago micro aplicadas. Si se quiere, podría ser micro teórica desde donde estoy. Trabajo con transacciones de tarjetas de crédito, estudiando a la gente tomando decisiónes, donde comprar, como funciona. Si bien no me permiten revelar que empresa es, o sea, yo tengo acceso a todas las transacciones de tarjeta de crédito que se hacen en El Mundo, así que cada vez que pasas por el posnet. Yo te veo en mi computadora”, comenta, risueño.
“El ambiente acá es muy competitivo, pero hay otras universidades donde el clima es aún más competitivo, como Princeton, ahí dicen que los compañeros no se pasan los apuntes, todos lo quieren ganar al que tienen al lado y ser el número 1”, describe, dejando en claro que no está de acuerdo con esa forma de pensar.
Mejalenko llegó a la llamada “Ciudad de los Vientos” en el 2020, en plena pandemia y ya se siente totalmente adaptado a la vida en esa ciudad de los Estados Unidos.
“A ahora vivo al lado del centro de Chicago, Chicago tiene un tren que hace un circulo y rodea al centro de la ciudad. Yo vivo justo en una parte de la ciudad que tiene una especie de Central Park. Yo vivo en la parte inferior del parque”, señaló.
“Ahora no estoy haciendo mucho deporte, en su momento hacía mucho más. No sé, me voy a escalar, hacer indoor climbing con amigos o cosas así”, cuenta.
“Mis ciclos de deporte dependen de mi nivel de intensidad cuando estoy muy estresado, no
se, habían días que estaba presentando un paper que me levantaba a las 6. Y eran las 23.30 de la noche, todavía estaba en la computadora trabajando y ni hambre me da. Pero si no le ponés esa dedicación, corrés el riesgo de que te echen”, explica.
¿Cómo es eso? Lo explica Juan: “Si el paper (investigación) que producís no es suficientemente bueno, te pueden decir: ‘se terminó'”.
-¿No te ves volviendo a Misiones para aplicar todos tus conocimientos?
-La verdad es que por ahora no lo pensé. Aunque no creo que en Misiones haya campo para lo que yo estoy estudiando.
Plan B / 11-8-2023