Entrevista de Plan B.

Es tiempo de presentar a Clarisa Neztor, la "enfant terrible" del ambientalismo misionero

Por María Florencia Goncalves

Hace unas semanas un grupo de líderes mbyá y vecinos de Puerto Piray realizaban una asamblea ambiental ciudadana en pleno microcentro posadeño reclamando contra el monocultivo de pinos. 

La portavoz era Clarisa Neztor, una estudiante de ingeniería química, a quien le atrae la naturaleza desde pequeña y dice tener una esencia innata de investigadora.

La joven de 34 años que también es acuarelista y elije pintar paisajes, insiste con que quiere “entender cómo funciona el mundo”.

“A los 12 años estaba al frente de ´Save the planet´, un programa radial que salía al aire en desde la Escuela Cristo Rey de Apóstoles. “Cuando salía para la radio a la siesta, mi mamá me decía ´no te escucha nadie´ y, yo iba contenta igual”, recuerda entre risas. 

Confiesa que no le gustan las marginalidades. “Hay algunas que son evidentes, por ejemplo pensá en los cortes de luz. El centro posadeño mantiene privilegios mientras en otros lugares como Villa Cabello se corta la luz muchísimo”, reflexiona. 

A los 18 años leyó el informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) que anunciaba cuestiones catastróficas para dentro de 100 años. Sin embargo, observó que todo eso ya estaba ocurriendo 15 años después.

En el 2018 hizo “el click” con otro informe y empezó como autodidacta a capacitarse sobre cambio climático y ambientalismo. 

Hoy mientras la presentan como activista, ella se considera “defensora de la naturaleza” y es una de las “rebeldes” que Extinction Rebellion (XR) tiene alrededor del mundo. Desde Misiones será el “enlace regional” a nivel Latinoamérica, es decir, una especie de panóptico ambiental en la región para el mundo.

El movimiento social XR busca incidir sobre los gobiernos y las políticas ambientales mediante resistencia no violenta, y opera con 3 reglas: decir la verdad sobre la crisis climática, presionar para que los líderes actúen ya en proporción a las crisis y que se abra la democracia mediante participación ciudadana vinculante. 

“Si los campesinos te dicen que tenían una vertiente y se secó por la plantación de pino que tiene a unos kilómetros, hay que escucharlos, creerles y actuar en consecuencia”, dice Clarisa. 

En Misiones 19 personas integran XR y trabajan 100% a pulmón, sin financiamiento externo. “Por eso no tenemos remerita de color ni nada de eso”, dice irónicamente. 

¿La gran mentira?

El año pasado XR Misiones y otras organizaciones se reunieron con el Gobernador para ser escuchados sobre el mercado de carbono y el rechazo a “la mercantilización de la naturaleza y al mecanismo REDD +”.  Como el diálogo no prosperó, los activistas pasaron a la “desobediencia civil mediante la acción directa no violenta”. 

Clarisa dijo a Plan B que “Misiones tiene más de 1 millón de hectáreas de carbono que ya cuentan con un acuerdo para ser comercializada a una empresa petrolera Suiza” dijo Clarisa y opinó que al mecanismo REDD+ “lo venden como una solución al cambio climático y claramente no lo es. Sólo genera avales para que las empresas sigan contaminando. Las propias certificadoras de bonos de carbono son financiadas por petroleras”.

“El mecanismo REDD+ se implementa hace más de 10 años en otros países. En el Congo se mataban mujeres que vivían en sus aldeas, en Brasil no podían usar el agua ni el bosque y, en Perú, llegaron a militarizar los bosques. REDD+ convierte el trabajo indígena, el trabajo infantil y el trabajo rural en bonos de carbono y es una estafa. Se venden los recursos genéticos de las comunidades ancestrales. No es sólo cuestión de bonos de carbono, hay otras cosas más!”, explicó.

La joven sostiene que convirtieron el cambio climático en un negocio y que, si no hay cambios drásticos, “se seguirán expandiendo los mecanismos que nos trajeron a este punto” y así, en 2050 Europa, China y Estados Unidos alcanzarán el carbono neutral en base a los bosques del sur global -América Latina, Asia y Africa-. 

“Los bonos de carbono son una gran mentira: los venden como captura de los gases de efecto invernadero cuando en realidad los árboles sólo capturan dióxido de carbono y no de los demás gases. Además, REDD+ implica tener que aumentar la reserva, es decir plantar más pinos”. 

“Los pinos son especies pirófitas, necesitan del fuego para vivir. Son del norte, países donde hace mucho frío entonces se regeneran con el fuego. Además, tienen resina, cualquier cosa y se prende fuego. En Misiones, las plantaciones de pino están pegadas a la selva. Es una locura!”, sentencia. 

Su mensaje

Clarisa dice que su impulso radica en que las futuras generaciones tengan un futuro habitable y confiesa que su sueño es comprarse un pedazo de tierra para poder plantar sus alimentos. “En vez de tanto crédito para electrodomésticos la gente debería tener la posibilidad de acceder a un terreno”. 

Según explicó a Plan B, el cambio climático es uno de los límites planetarios, es decir un punto de no retorno, donde la vida misma corre riesgo. “La pérdida de biodiversidad es otro que ya está en rojo, es decir que ya estamos en proceso de extinción”. 

“Estamos en medio de un colapso climático y ecológico. Nos enfrentamos a un futuro incierto donde la vida misma está amenazada. No es el momento de ignorar los problemas, sino de actuar. Estamos en medio de una extensión masiva creada por nosotros mismos y nuestros gobiernos no están haciendo lo suficiente para proteger a sus ciudadanos, nuestros recursos, biodiversidad, planeta y futuro”.

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