Por Daniela Rodríguez
En un escenario dominado por la tecnología y el celular, el desafío de los canillitas por competir con otros medios de comunicación se tornó cada vez más desigual.
El consumo del diario en formato papel sigue en baja, pero lejos de darse por vencidos, los propietarios de las emblemáticas paradas de la ciudad -que llegaron a costar más que un departamento en la época de oro- luchan por adaptarse y sobrevivir, defendiendo un oficio que es toda una forma de vida.
Plan B (un diario que nació digital), salió a la calle para conocer cómo viven los últimos canillitas de la ciudad: sus luchas, las satisfacciones que todavía regala este oficio, y el “detrás de escena” de una labor tan sacrificada, como plagada de anécdotas.
“La marcada tendencia de los lectores a informarse a través de portales digitales gratuitos colaboró con la caída de diarios en toda la provincia”, sostuvo Miriam Tejada, responsable de la revistería “El Lector” ubicada sobre la calle Entre Ríos y San Luis. Tejada es la esposa de Yegros, uno de los históricos.
En su relato, Miriam comentó que la suscripción -que da derecho a la tarjeta de descuentos- a diarios como El Territorio, ayudó a fidelizar la clientela y mantener la cantidad de ventas, a pesar de la evidente caída del consumo del diario en formato papel.
“Hoy por hoy la gente no quiere leer las malas noticias económicas, provenientes de Buenos Aires” opinó Tejada.
Revistas de colección
La pandemia obligó a los vendedores a adaptarse a la nueva realidad, y en el caso de Tejada, se sumó la desaparición de los distribuidores de revistas de colección.
No obstante, “la tercerización en la entrega del periódico junto a una tarjeta con descuentos (Club El Territorio), incentivó la venta”, finalizó. El mecanismo funciona así: alguien se suscribe al diario, saca su tarjeta de descuentos y decide qué canillita le hace llegar el ejemplar cada día.
Piturro, el más importante
Sergio Barrios, de 47 años, es el encargado de la tradicional parada “Piturro”, probablemente la más importante de la ciudad y, por ende, de toda la provincia. La que más amplitud horaria de atención tiene. Día y noche, llueva o truene, Piturro siempre o casi siempre está abierta.
Barrios ofreció su testimonio y contó que hace 32 años trabaja en la parada de la calle San Lorenzo, y se levanta cada día a las 5 de la mañana para recibir la tirada diaria. O sea, arrancó cuando tenía 15 años y le dedicó toda su vida a un oficio que se lleva en la sangre.
“No todas son negativas”, afirma Sergio. “No se puede negar que la aparición de los celulares y computadoras modificó el panorama para los canillitas: se vende menos, y con la pandemia cayó más la venta”.
“A pesar de eso, cierto público sigue desconfiando de la información que ofrecen los portales digitales y apela a nutrirse del clásico periódico impreso”, explica.

Aliarse al “enemigo”
Aunque el paisaje sigue siendo desalentador, re-ponerse fue necesario y con el fin de “aliarse al enemigo”, (la tecnología) comenzó a publicar en redes sociales las ofertas de la revistería, y así logró aggiornarse a los tiempos que corren.
“El contacto con la gente es lo más importante para nosotros, es una forma de vida, no conozco otra manera de ganarme el sustento económico” decía.
También agregó que la pandemia lo conectó aún más a sus clientes, sobre todo a aquellos mayores de 60 años, que con el confinamiento se vieron imposibilitados de trasladarse al punto de venta, a lo que Revistería Piturro, incluyó en la entrega del diario, una llamada vía whatsapp, donde mantuvo charlas muy emotivas con “los clientes que se emocionaron y nos agredecieron”.
Las anécdotas brotaron de su memoria y entre ellas Sergio recordó, la crisis del 2001, momento clave en la historia argentina, donde “fue duro sortear el derrumbe del país, sobrevivimos y pusimos el hombro una vez más”.

El padre que le regaló a su hija una parada de diarios
Nelly Rodríguez, dueña de la parada ubicada sobre calle Ayacucho y Bolívar (frente al Correo) con 67 años de edad y toda una vida dedicada a la atención del cliente, comentó que desde hace 8 años la retracción en la venta es evidente.
“Leer enriquece el lenguaje y ayuda a escribir bien”, la gente está abandonando los buenos hábitos, sólo los mayores permanecen cultivando la lectura en papel”, enfatizó.
Por su parte, la pandemia incorporó a sus góndolas un nuevo segmento de venta: las revistas educativas, creadas para uso didáctico, que terminaron por desplazar la razón de ser de la parada: el diario.
Rodríguez señaló épocas doradas del negocio donde llegó a contratar hasta “ocho empleados para el escaparate”, además recordó que fue un regalo de casamiento de su padre, y es por ello que se niega a vender la parada, no sólo por la excelente ubicación sino porque a pedir de cifras, “nadie estaría dispuesto a pagar medio millón de pesos por él, es lo que vale” aclaró.
La inseguridad, otra amenaza
La historia de cada canillita resulta particular, con un par de cuadras de diferencia, las vivencias compartidas en este caso son impactantes, la revistería Ayacucho sufrió cuatro asaltos, dos de ellos violentos, lo que llevó a Rodríguez a limitar el horario de cierre del local, debido a la creciente inseguridad de los últimos años.
Caída de las tiradas sostenida y una leve recuperación con la pandemia
Según el IVC, las tiradas de diarios en la Argentina cayeron en los últimos 10 años en forma sostenida y se acentuó ese derrumbo en los últimos cinco años.
Según el IPEC, que recoge las cifras del IVC, en Misiones se vendían 305.580 ejemplares de diarios por mes hacia comienzos de 2015. En general, los números muestran una cifra de ventas relativamente pareja en los distintos meses del año.
El último dato publicado por el IPEC, la tirada mensual de todos los diarios en la provincia había caído a 142.000 en septiembre del 2020. Los datos también demuestran que la pandemia apuntaló un poco la alicaída venta de diarios. Antes que Alberto Fernández decretara la cuarentena el 20 de marzo de 2020, la venta mensual de diarios en Misiones había llegado a un piso histórico de 120.000 ejemplares por mes.
Sin distribución de revistas
Uno de los dramas que enfrentan los canillitas que sobreviven en Posadas es que desde hace un tiempo es que las dos principales distribuidoras de revistas de Buenos Aires no están recibiendo ediciones por un conflicto de pagos con las editoriales de la Capital Federal. “Nos quedamos sin mercadería, es muy difícil así”, explicó Juan, hijo de Amado Rodas, de la parada de Colón y Sarmiento. Desde hace unas semanas, esta parada se encuentra cerrada.

“Sin dudas ayudó que dejaron de venir los aviones con los diarios de Buenos Aires”, coincidieron todos los canillitas consultados.
Venta por día por parada
El testimonio de uno de los entrevistados, probablemente el que más vende de todos, arrojó que se venden 300 diarios promedio los días de semana, y 700 ejemplares los fines de semana.
En toda la provincia había más de 100 paradas de diarios en los años 90, en el presente la mayoría cerró y hoy subsisten unas 45 en toda la provincia de las cuales unas 20 están en la capital. Algunas cerraron con la pandemia y no se sabe si volverán a abrir o no (Terminal de Omnibus de Posadas, Hiper Libertad, Sarmiento y Colón, etc.).
El carisma del canillita
Históricamente, la figura del canillita precisó de cierto carisma y amabilidad para el trato con la gente, legado que se transmitió de generación en generación, a raíz de ello fue y sigue siendo un ícono de la cultura posadeña.
Estos personajes que tras décadas de vivir para repartir las noticias, asistieron a momentos históricos siempre en la calle, en contacto con la gente. Hoy por hoy buscan resistir al embate de los tiempos que corren y luchan por mantener al rubro en pie.




Plan B/ 7-11-2022 (Nota Publicada originalmente en Plan B el 21 de junio de 2021)