Por Florencia Goncalves
Marta Ferreira es la Ministra de Agricultura Familiar en Misiones y también una de las figuras femeninas destacadas del oficialismo y tras defender el Presupuesto de $1.935 millones (51%) que le asignarán el año próximo aceptó conversar en la redacción de Plan B, sobre su gestión, la política y la vida.
Porque Ferreira tuvo un cambio fundamental en su vida, o quizás dos. En mitad de la secundaria, decidió abrazar la Fe y ser monja durante más de 20 años, hasta que un día entendió que quería “probar la vida”.
Además de casarse y ser madre, terminó abrazando la política, desde un lugar de estrecho contacto con cientos de familiar del interior profundo de Misiones.
Previo aviso, llega a la oficina unos minutos después de lo acordado y ofrece las disculpas del caso. Su espontaneidad a flor de piel la lleva a mostrarse tal cual es, mientras se acomoda para la entrevista y sin dar muchas vueltas, dice que quiere compartir el mate en lugar de tomarse un café.
“Soy así de nacimiento, antes me ponía colorada, ahora lo manejo un poco más. Nunca tuve problemas para decir lo que digo… Estuve con las monjas desde los 14 hasta los 35 años… ¿te imaginás?”.
Así arrancó una charla amena con esta ex monja que es madre de una hija que se define como “atea”.
Ferreira está cerrando su segunda gestión como Ministra de Agricultura Familiar en una provincia que es la número 1 del país, cuando se habla de chacras pequeñas y emprendimientos rurales familiares.
Ninguna otra provincia argentina tiene la cantidad de pequeños productores que ostenta Misiones, a pesar de que en superficie es uno de los distritos más chicos del país.
¿Pasajera en trance?
La militancia social no la llevó únicamente a visitar barrios posadeños como Miguel Lanús, sino que además le permitió vivir y hacerse cargo de colegios en distintas comunidades misioneras, entre ellas Piray, Alem y Campo Grande.
Con las familias del barrio Cruz del Sur vivió una experiencia innovadora para la época, gestando el inicio de la Feria en Villa Cabello. A partir de entonces, su participación fue muy activa en ese tipo de mercado social que hoy es común para todos y se tomó como modelo en otras provincias argentinas, pero que entonces fue inédito y representó en encuentro de las chacras y las ciudades: “Había muchísimos colonos que no conocían Posadas!”, recuerda.
Por aquella época y en esos espacios conoció al ingeniero Carlos Rovira, quien entonces era Gobernador y por quien casi 20 años después, rezó en la Catedral de Notre Dame. Marta describe aquella primera vez como un encuentro casual: “Yo monja y el político. Era una persona común y corriente caminando el barrio”.
Sin embargo declara que hoy tiene “mucho para decir al agricultor de Rovira”. Destaca abiertamente el rol clave del ingeniero en el desembarque de las ferias en Posadas y “todo lo que se vino después”, permitiendo visibilizar y empoderar a los pequeños agricultores, “más allá de los entonces reconocidos yerbateros, tabacaleros y tealeros”.
Con el involucramiento paulatino con productores de la zona, llegó el ofrecimiento, dijo que sí y se integró al plantel del Ministerio de Asuntos Agrarios.
En diciembre del 99´ escribió su carta a la Madre Superiora y dejó los hábitos. La autorización de retiro, llegó en marzo del 2000 y la convirtió en la primera monja funcionaria en la historia de Misiones.
“Todos se ríen de mí cuando cuento, porque dicen que yo no quería que se terminara el mundo sin haber probado la vida”, señala, en obvia referencia a dejar atrás el celibato, encontrar el amor y experimentar la pasión.
La soberanía alimentaria como bandera y los desafíos aún pendientes
Marta explicó a Plan B que el combo de la soberanía alimentaria incluye la capacidad del pueblo de definir su propia política agraria, garantizar al agricultor el acceso a tierras regularizadas, el acceso al agua de calidad, las semillas propias, la producción saludable, el acceso a mercados de proximidad y precios justos.
La cuestión de regularización de las tierras es una de las más complejas ya que no sólo implica mirar de cerca la historia de colonización en Misiones, conflictos familiares y trámites lentos, sino también y por sobre todo, revisar el concepto de desarrollo.
“Nosotros caminamos hacia nuestra propia determinación y revalidar lo que tenemos. Después de muchos años, nos dimos cuenta de que somos el pulmón de los argentinos. La cantidad de familias que en algún momento de la historia de Misiones estuvieron fuera de la agenda y ni siquiera aparecía por si acaso en la producción de alimentos… era como ser una provincia pobre. Todavía el porteño cree que andamos desnudos y con arco y flecha”.
La líder del Ministerio que funciona con tan solo 3 camionetas para llegar a 27.000 familias agricultoras, cuenta que “eso de ser la última provincia caló hondo y nos llevó a creer que todo era mejor, menos nosotros”.
“Recién ahora estamos recuperando nuestra autoestima”, afirma.
“El 95% de frontera es nuestra riqueza”
Insiste una y otra vez: hay que terminar con la mala costumbre de sobrevalorar lo de afuera en desmedro de lo nuestro. “Los productores aún deben pelear el precio justo de sus productos”, porque el imaginario colectivo cree que los productos de la chacra deben ser baratos y con precios “regalados”.
La ministra considera que más allá de los caminos, las escuelas y los CAPS que transformaron las colonias, hay cosas pendientes y que los cambios son paulatinos en la ruralidad.
“Hay miedos, dudas y mitos, también”, señaló.
“Hay mucho para hacer en vistas a lograr el arraigo en los jóvenes y readecuar las chacras. Entre ellos, la conectividad es clave”, afirma.
“Hoy hay agricultores que se van hasta la estación de servicio para contestar mensajes y buscar información. Hay muchos autodidactas, jóvenes que encuentran un problema en su producción y deben buscar información, otros la necesitan para vender”.
También piensa que es urgente trabajar en los proyectos de vida para recuperar la cultura del trabajo: la especulación es mucha, pero también el conformismo y la falta de proyección de vida. “Me cuesta aceptar, pero se está perdiendo la cultura del trabajo, debemos recuperarla porque el trabajo dignifica”.
Antes se pagaba poco y por eso se decía que no se conseguía gente para trabajar. Pero hoy, “recorriendo la provincia, escuchás a los agricultores que no consiguen trabajadores y gente para trabajar. No conseguís oficio. Por ahí hay familias que cobran planes con los que mínimamente les alcanza para llegar a fin de mes y si necesitan hacer alguna changa”.
Mujeres en la política: conquistar es la clave
La participación femenina en espacios políticos es un tema que suele estar en jaque, como así también la legitimidad en la toma de decisiones de los cargos que ocupan.
“Creo que si la mujer considera que está capacitada y preparada con actitud de servicio y convicción, está bien que participe en la política”, sentencia la Ministra al respecto.
En cuanto al escenario político para el 2023, Marta considera que una Ley de Paridad está “medio al pepe” y que se podría tener un 60% de mujeres y no un 50%. Incluso, conversando con Plan B busca complicidad: “¿vos te conformás con que haya un varón y una mujer?… si podrían ser 3 mujeres y un varón!”.
“Las mujeres tenemos muchas virtudes, creo que es innato. Podemos hacer muchas cosas a la vez, ¿esa virtud cómo se transfiere a la política? La pongo al servicio de la comunidad, es simple. La clave está en que “hay que conquistar y tienen que decir, esa sí!”.
Por último, y con una gratificación que se evidencia en cada relato de la gestión, pero con muchas expectativas de la vida que queda por delante, Marta contó que está cansada de la gestión pública, los viajes y la enorme carga horaria que lleva su trabajo:
“Me perdí parte de mi vida y perdí muchos momentos con mi hija, me di cuenta hablando con una psicóloga de su colegio, le pregunté por qué no había acudido a mí para contarme su problema y me respondió: es que siempre estás trabajando”.
Plan B/ 3-9-2022 / Fotos Sixto Fariña para Plan B /