Por María Florencia Goncalves
El proyecto de ley para erradicar el glifosato en dos años e impulsar los bioinsumos generó en el ámbito productivo un gran debate.
El eje de la discusión no es si es bueno o no erradicar al glifosato (nadie se opone), sino la existencia de una alternativa probada que iguale en su eficacia al popular “Round Up” de la multinacional Monsanto/Bayer.
Plan B realizó un relevamiento de las principales líneas de trabajo que está impulsando el gobierno de Misiones para reemplazar al glifosato.
Consiste en la radicación de una firma bonaerense llamada Agrosustentable que ya distribuye un fertilizante orgánico y además, ahora investiga el desarrollo de un herbicida orgánico.
Fertilizante natural y cantidades
A su vez, la Biofábrica ya investigó, registró y comenzó a producir su propio fertilizante natural y tiene un stock de 1.000 kilogramos listos para ser distribuidos en plantaciones de yerba y tabaco con el visto bueno del SENASA.
Sin embargo, la cantidad parece muy insuficiente si se tiene en cuenta que equivale a 50 bolsas de 20 kilos. “Ponele que le pongas 500 gramos por planta de yerba, ahí te da que no te alcanza ni para una hectárea de alta densidad”, señaló un productor a Plan B, para cuantificar la insuficiencia de los recursos que se ostentan hasta ahora.
La nota distintiva es que se trata de proyectos locales con desarrollo propio y adaptado a la biodiversidad de Misiones. El otro punto en común es que ninguna de estas alternativas parece madura para reemplazar al “Round Up” en dos años, como ordena el Proyecto de Ley que avanza en la Legislatura.
Los tiempos de la ciencia son otros y también los plazos para probar y certificar estos productos por organismos como el SENASA o la Organización Internacional Agropecuaria (OIA), que certifica orgánicos en el mundo.

La firma Agrosustentable
En 2020 el gobierno provincial lanzó un programa piloto que incluyó el uso de insumos y fertilizantes agro ecológicos de la firma Agrosustentable, una empresa de Buenos Aires que está tramitando su radicación en Posadas.
Las pruebas se hicieron en Gobernador Roca y Andrade, zona que produce más del 40% de la horticultura.
La clave es el fertilizante foliar orgánico Génesis Top Grow (GTG) de esta firma, una distribuidora de productos 100% orgánicos, con la cual Misiones se está asociando para buscar alternativa al glifosato.
Agrosustentable actualmente, comercializa sus productos en las provincias de Salta, Tucumán, Las Rioja, Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y San Juan.
El Ministerio del Agro opera como boca de expendio del GTG hacia otros organismos, entre los que se destacan el Instituto de Fomento Agropecuario Industrial (IFAI) y la Secretaría de Agricultura Familiar.
La logística y distribución está a cargo tanto de técnicos del Ministerio como de la empresa Agrosustentable, quienes recorren el campo, realizan las entregas y asesoran a los productores.
Hasta ahora, más de 9.000 productores están utilizando GTG en distintos cultivos, mayormente en horticultura, pero también en tabaco y yerba. Cada uno de los organismos lleva su propio registro de productores, con georeferenciaciones.
Si bien el GTG no es un herbicida sino un fertilizante, es un comienzo importante del camino hacia la sustentabilidad en las chacras misioneras.
Desecho de las vacas
Eduardo Auras, encargado de Logística y distribución de Agrosustentable en Misiones, explicó a Plan B que el producto se realiza a partir de desecho de animal vacuno, mediante lo que se obtienen aminoácidos y eso se aplica tanto en hojas como en raíces para fertilizar las plantas.
Registrado con el Nº 14.359 en el SENASA, el GTG es un bioestimulante que mejora la calidad y el rendimiento agronómico de los cultivos y; contrariamente a lo que muchos suponen, el GTG no es un herbicida ni reemplaza al glifosato.
Plan B consultó también a otros ingenieros agrónomos y técnicas de campo que están trabajando en la distribución y promoción del GTG desde hace algunos meses, quienes coinciden en que es un buen producto como complemento a la fertilización de los cultivos y en que, en el caso de la horticultura funciona muy bien.
Sin veredicto aún para la yerba y el té
Para el caso de la yerba y el té, los técnicos aún no tienen veredictos, debido a que en los cultivos perenne es imposible evaluar resultados con menos de una zafra o campaña, “hacerlo sería muy tendencioso y poco serio”, dicen.
En términos generales, el impacto del GTG en los cultivos se va evaluando a través de ensayos estadísticos y tomando comparaciones de datos, realizados por los equipos técnicos.
“Empezamos hace 2 años y estamos teniendo un impacto positivo”, dice Auras. “En el caso de la yerba, en las plantaciones aplicadas en 2021, GTG ayudó a que las plantas puedan defenderse ante la sequía, y por ende hubo eliminación de muertes de plantas por el déficit hídrico”.
Además, según explicó Auras, en el caso del tabaco se puede establecer que, en base a los ensayos realizados en 2021, el GTG ayudó a mitigar el impacto de las heladas, permitiendo que las plantas se recuperen rápidamente. Producto de esa experiencia positiva, este año se empezó a aplicar el GTG ya desde la etapa de almácigo.
Bioinsumos “made in Misiones”
Los bioinsumos son productos formulados en base a organismos (micro o macro) de la naturaleza, que ayudan a mejorar la productividad de los cultivos actuando como fertilizantes o como controladores de malezas, entre otras funciones.
Son estratégicos para aquellos productores y sectores productivos que buscan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Su oferta a nivel internacional es atomizada y no existe una marca referente tal como sucede en otros segmentos emergentes vinculados a la sustentabilidad, como es el caso de los autos eléctricos.
Mucho menos, una compañía global, cosa que sí ocurre en el rubro de los agroquímicos por ejemplo, con Monsanto/Bayer.
En ese universo afloran pequeñas y medianas empresas así como también proyectos, que van cobrando protagonismo.
Y ahí está la Biofábrica Misiones, que recientemente, tras 11 años de investigación, logró el registro en SENASA de un biofertilizante “made in Misiones”, del cual ya hay en stock de 1.000 kilogramos listos para utilizarse en las próximas zafras de tabaco, yerba y hortalizas.
SENASA es el organismo que registra a los elaboradores y formuladores de agroquímicos, biológicos, fertilizantes, enmiendas y bioinsumos.
El registro inicial para el bioinsumo misionero es importante no únicamente porque permite producir el bioinsumo a gran escala y comercializarlo a otras provincias sino que, además, permite ampliar su uso hacia otros cultivos e ir evaluando resultados.
El biofertilizante se denomina BIOPLUS y fue presentado en sociedad en la Mesa Nacional de Productores de Insumos Biológicos hace algunas pocas semanas.
Actualmente, según indicaron fuentes del proyecto, la planta en Biofábrica cuenta con una capacidad productiva de 18.000 kilos por año.
Según explicaron los referentes del área de Bioinsumos de la Biofábrica, el factor diferencial es que la población de microorganismos -cepas- son nativas de Misiones, una ventaja competitiva frente a productos fabricados en otros lugares.
Carina Buttner, referente del área de Bioinsumos de la Biofábrica, detalló que “la idea no es que el bioinsumo reemplace totalmente al agroquímico, sino que lo pueda acompañar y paulatinamente ir disminuyendo el uso de productos de síntesis química”.
El reemplazo del glifosato y los tiempos de la ciencia
A la luz de la comunidad global y de las crecientes -y cada vez más estrictas- regulaciones en el ámbito agrícola, los agroquímicos parecieran tener los días contados. Entre ellos, el popular “randap” (marca comercial Round Up) es uno de ellos.
Su eliminación será, tarde o temprano, uno de los pasos estratégicos hacia la sustentabilidad de las unidades productivas en Misiones, Argentina y el mundo.
Frente a tal contexto, el gran interrogante sigue siendo cuál será su reemplazo natural, biológico y amigable con el medio ambiente y que, no sólo genere exactamente el mismo efecto en los cultivos, sino también el mismo rinde del trabajo al productor.
Misiones busca hacer punta en la creación de un producto que reemplaza al “Randap”.
En el predio de la Biofábrica de Misiones se está iniciando un proceso de investigación que busca desarrollar a futuro, un herbicida biológico capaz de reemplazar al glifosato.
El desarrollo que aún no posee un nombre específico pero sí ya se encuentra codificado, está iniciado formalmente de la mano de Agrosustentable.
Eduardo Auras, el referente de Agrosustentable en Misiones, explicó a Plan B que la idea central es trabajar con base en materias primas locales, tal como se realiza en otros desarrollos de bioinsumos. “Se debe trabajar con la flora del lugar porque, en caso de utilizar flora de otros lugares, puede fracasar el sistema”.
En cuanto a los tiempos normales de desarrollo científico, el ingeniero agrónomo detalló que “Falta mucho todavía porque recién está en desarrollo. Un producto normal comercial químico lleva más de 10 años en desarrollo. En este caso, al ser bioinsumo, hay pocos procesos que se pueden acortar, pero lo que respecta al proceso de experimentación y legal puede llevar como mínimo 5 años”.
“No se puede desarrollar ese producto en dos años, nosotros que estamos en el tema sabemos que hay un proceso de desarrollo que debe respetarse y luego un proceso de distribución que es burócrático y lleva tiempo”, insistió Auras.
Según detalla el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, en la cadena de desarrollo de un bioinsumo agrícola deben considerarse 3 etapas: desarrollo y pruebas de concepto en laboratorio, validación en condiciones controladas y validación en entorno real.
Agrosustentable, actualmente tiene a investigadores que se encuentran trabajando en la primera etapa, que es netamente de laboratorio y de formulaciones. “Una vez que llegan a un producto se pasa al área técnica para la realización de ensayos en distintos lugares con distintas malezas y condiciones climáticas”, sostiene Auras. En cuanto las pruebas validan que el producto funciona recién empiezan los procesos de inscripciones y reuniendo los protocolos exigidos por los organismos de aprobación.
A la etapa de desarrollo de producto, le siguen las respectivas aprobaciones por parte de los organismos como INTA y SENASA. Recién después, se empieza con la etapa de comercialización legal. Todo esos procesos son sinónimos de años de trabajo a través de equipos interdisciplinarios en los cuales pueden encontrarse desde investigadores, hasta ingenieros químicos, genetistas, biólogos, ambientalistas, abogados, ingenieros agrónomos y un amplio etc