En el día de ayer agentes de la Aduana y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) secuestraron casi medio millón de dólares en efectivo de un avión privado brasileño que había aterrizado en el aeropuerto Carlos Krause de Puerto Iguazú y estaba a punto de abandonar el país.
El avión Pilatus con matrícula PS GSF (PS es el indicativo para los aviones privados registrados en Brasil) es de empresa de desarrollos inmobiliarios Rosecon Empreendimieentos, que vende torres de lujo frente al mar en las zonas más exclusivas de los balnearios de Itapema y Camboriú.
Se trata de unidades de lujo muy similares a los edificios “top” de Puerto Madero pero frente al mar y también, como es de esperar, los clientes argentinos (y misioneros) están entre los compradores habituales de esos departamentos cuyos valores pueden superar con facilidad los 500.000 dólares que ayer viajaban escondidos en la cabina del Pilatus.
El único pasajero del vuelo fue detenido junto a los dos pilotos de la aeronave y es nada menos que Arthur Freitas Rasmussen, abogado de 39 años.
Este hombre es uno de los principales ejecutivos de la desarrolladora Rosecon y quien tiene a cargo las presentaciones de las nuevas torres que se lanzan al mercado, eventos donde se suele invitar a una parte de la elite brasileña que llega de ciudades como San Pablo, Porto Alegre o Río de Janeiro para participar en estas reuniones.
Freitas Rasmussen está casado con Graziela P. da Silva Rasmussen, hija de la cara visible de Rosecon, el empresario José João da Silva.
Rosecon es la dueña del avión Pilatus, y eso ya de por sí es una muestra del poderío económico de esta firma. Los dos pilotos también detenidos, Carlos Anderson Romalho (46) y Rafael Duran (33) tienen domicilio en Itapema.
Plan B llamó a las oficinas de Rosecon Empreendimientos, ubicada en la Av. Nemeu Ramos 3322 de Itapema y preguntó por el responsable de la firma, para pedirle comentarios sobre la detención de ayer. La secretaria explicó que esa persona “estaba en reuniones”.
El operativo de ayer se asemejó mucho al famoso caso de la valija del venezolano Antonini Wilson. Todo comenzó cuando Rasmussen pasó por el control de preembarque en la zona de vuelos privados del aeropuerto Carlos Krause y le detectaron 11.200 dólares que llevaba encima, esto lo hicieron efectivos de la PSA.
Similitudes con el caso Antonini Wilson
De la misma forma que ocurrió con Antonini Wilson, fue en ese control de preembarque (el que se realiza pasando el detector de metales y dejando celular, valija y efectos en la bandeja para que pase el scanner) cuando la agente de la PSA, Maria de Luján Telpuk (que luego se haría famosa) detectó la valija con el dinero en infracción del venezolano.
Esta vez fueron los efectivos de la PSA que alertaron a los aduaneros y todos fueron a controlar la aeronave en forma minuciosa.
Al revisar el Pilatus entre efectivo efectivos de la PSA y Aduana más tarde encontraron la cantidad de 491.500 dólares y 5.000 reales, que tienen un valor de casi 150 millones de pesos (con el dólar “blue” a 290 pesos).
En el resonado caso de Antonini Wilson eran casi 800.000 dólares los incautados en el 2007 y una parte de ese dinero fue a parar a un hogar de madres solteras de sectores vulnerables en la localidad de Villa Bonita, cerca de Oberá que se inauguró en 2018.
La fuga de divisas y el avión Pilatus
¿Es delito sacar dinero de esta forma? Según el Código Aduanero (Ley 24.415) no se puede sacar más de 10.000 dólares sin declarar. Ahí hay una infracción, aunque no es tan grave ni se asemeja a delitos como el contrabando o el fraude.
El tema es que si el dinero no está declarado o no lo quisieron declarar por algún motivo, se podría estar frente a otro delito mayor. El más obvio es el de evasión impositiva.
Eso sí, sacar dinero en moneda dura de la Argentina es una práctica común e histórica. En una Argentina que tiene 362.000 millones de dólares fuera del sistema (estimación del INDEC), hay que entender que buena parte de este dinero salió de esta forma, es decir, en forma física con gente que la llevaba escondida en la ropa o en un automóvil. Y luego, uno de los destinos clásicos son los inmuebles.
Así es como muchos argentinos terminaron comprando departamentos en Miami, playas de Brasil, Asunción de Paraguay, Encarnación o Punta del Este.
Es muy poco probable que los departamentos o casas que, por ejemplo, compran los misioneros en los barrios cerrados de lujo de Encarnación haya sido con dinero que salió declarado.
Pero naturalmente, no es una práctrica de una minoría de misioneros de alto poder adquisitivo, es algo de todos los argentinos con capacidad para tener un resto y buscar refugio para un país que este año va camino a un 100% de inflación y donde los depósitos en dólares ya se confiscaron varias veces en la historia reciente.
Las propiedades de Punta del Este, que son mayoritariamente de argentinos, se compraron muchas por esta vía, es decir, llevando el dinero físico vía Buquebús, uno de los medios más comunes de ir desde Buenos Aires a Colonia o Montevideo.
Lo mismo puede haber sucedido con los departamentos que inversores misioneros compraron históricamente en balnearios como Itapema, Camboriu, Florianápolis y otras playas de Brasil.
La otra cuestión y, quizás la más importante es el origen de los fondos. Hay unos cuantos empresarios o productores medianos a grandes, en esta provincia, que pueden demostrar con facilidad que tiene 500.000 dólares para adquirir un departamento y justificar la forma en que se obtuvieron.
Y no es anormal (aunque si es un delito) que se los saque de forma clandestina del país. En cambio, si se trata de un político o un funcionario público, la situación cambia y ya entran a tallar otras consideraciones.
15-7-2022