En el día de ayer el presidente Alberto Fernández le pidió la renuncia a Matías Kulfas, uno de sus ministros más importantes y aliados dentro del Gabinete Nacional.
Kulfas será reemplazado nada más y nada menos que por Daniel Scioli, quien dejará su cargo de embajador en Brasil y asumirá en unos días, con la expectativa de convertirse nuevamente en una figura de peso dentro de un Gobierno Nacional jaqueado por las internas y la crisis económica y social, con una inflación que se proyecta en torno al 80% anual para 2022.
El motivo del despido de Kulfas tiene que ver con una denuncia que hizo el funcionario contra el cristinismo duro, algo que irritó a una CFG que ya viene enojada con la conducción de Alberto Fernández y el desempeño del gabinete.
El ministro de la Producción habló con periodistas el viernes y les dijo en off the record (es decir, solicitando no aparecer como el divulgador de la información) que la empresa estatal que tiene a su cargo la licitación para construir el gasoducto Néstor Kirchner armó una licitación a medida del Grupo Techint para proveer los caños de acero.
Hay que destacar también que Techint es líder en producción de tubos de acero para la industria petrolera y gasífera a nivel mundial.
El viernes en el acto en Tecnópolis por los 100 años de YPF, Cristina le había pedido a Alberto Fernández que “use la lapicera” y citó el caso de la empresa Tenaris, del Grupo Techint, que está produciendo laminados en Brasil y que podría traer esa línea de producción a la Argentina. “No hay que sentarse como amigos”, dijo Cristina Kirchner en Tecnópolis.
Sugiriendo que Alberto Fernández no es lo suficientemente duro con Techint, que tiene como cara visible y controlante al empresario italo-argentino, Paolo Rocca.
Off the record
Ayer sábado Cristina salió a acusar a Kulfas de sus ataques en off en su cuenta de twitter. Y horas después, Alberto Fernández decidió pedirle la renuncia y convocar a Daniel Scioli para que lo acompañe en el Gabinete.
Una fuente de la Casa Rosada citada por el diario Tiempo Argentino dijo que “no nos quedaba otra, era para salvar al gobierno”.