El Indice de Precios al Consumidor (IPC) registró en marzo una suba del 6,7%, considerada la más alta desde abril del 2002, cuando tras el estallido de la Convertibilidad unos meses antes, se produjo el pase a precios de esa fuerte devaluación.
Pero lo más negativo no es la foto, sino la “película”: la inflación viene en franco ascenso y el dato de marzo fue el cuarto mes consecutivo de suba.
Además, es la primera vez que la inflación sube tanto sin mediar previamente una fuerte devaluación como fue hace 20 años, o como las lecturas de abril de 2016 y abril del 2018, cuando hubo previamente correcciones del tipo de cambio. Ahora pareciera haberse consolidado una inercia inflacionaria.
La inflación acumulada en los últimos 12 meses llegó al 55,1% y las estimaciones del REM (relevamiento del BCRA entre economistas) ya superó el 60%.
La peor inflación: en alimentos
Nuevamente el rubro “alimentos”, el de mayor peso en el índice, volvió a ser uno de los que más subió con la particularidad de que los productos más básicos fueron los que lideraron la suba: leche, harina 000, huevos, pan, fideos.
Se trata de los productos que más consumen las familias vulnerables en una Argentina donde, según el INDEC, la pobreza está en el 37%.
Otros rubros que subieron mucho fueron: Educación (23,6%), prendas de vestir y calzado (10,9%), vivienda (7,7). Si bien subieron más que alimentos y bebidas (7,2%), ninguno de los primeros tiene tanto peso como este último en la canasta de bienes indispensables para vivir.
El dato de la inflación ya había sido anticipado parcialmente anteayer por el ministro, Martin Guzmán, cuando anunció que el dato daría por encima del 6 por ciento mensual. En una clara estrategia para disminuir el impacto negativo de la noticia.
Plan B- 13-4-2022