Por un valor oficial que hoy no se cumple.

Pelea entre los productores "ambiciosos" e industriales "multimillonarios" sólo arrojará un ganador: el Gobierno Nacional exigiendo yerba barata para todos y todas

Uno de los pasajes más extraordinarios del Martín Fierro de José Hernández dice: “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”.

Y algo de eso está sucediendo en estas primeras sesiones del directorio del INYM para definir el precio oficial de la materia prima, envueltas en un aire enrarecido, distinto; que excede a las fuertes disputas que cada seis meses se dan en este ámbito.

Hay que tener en cuenta que se trata de la primera negociación semestral de los valores de la materia prima desde que se sancionó la histórica y polémica Resolución 170, que limitará plantaciones a partir del 1° de enero del año próximo. Un conflicto que todavía tiene final abierto y generó una grieta entre productores e INYM, de un lado, e industria molinera del otro.

Todos aguardando la jugada del gobierno de Corrientes, encabezado por Gustavo Valdés, fortalecido tras el contundente triunfo del domingo pasado en las urnas.

Aparecieron las chicanas

Y en esta reunión de precios, algo parece haber cambiado respecto a otras disputas anteriores y aparecieron las chicanas de ambos lados de la mesa de negociación.

Todo comenzó con la oferta de la molinería, que propuso simplemente llevar el precio oficial de los actuales 29,70 pesos a 30 pesos, es decir un 1,60% de aumento. Del otro lado de la mesa, los productores piden al menos blanquear el valor real que se está pagando ahora, de 50 pesos, promedio. Y salieron a dejar en evidencia el incremento que propuso industria, un número ridículo comparado con los incrementos de precios en la economía, es cierto.

Pero también hay que tener en cuenta que el valor oficial hace 2 años que es simbólico o un simple parámetro que no se cumple. Se pagará por la hoja verde lo que dicte la oferta y la demanda, que en este momento favorece a los que tienen la materia prima (productores) independientemente de lo que se acuerde en el INYM.

La primera chicana fue de los productores, que salieron a mostrar el irrisorio incremento que proponen en los valores de actualización semestral de precios oficiales los industriales: apenas 1,6% en una economía donde la inflación de los últimos 12 meses supera el 50%. Al ser un valor simbólico, mostrar este número fue un primer golpe abajo del cinturón por parte de algunos representantes de la producción.

Respuesta aún más chicanera de la Industria Molinera: se abrazó al control de precios

La semana pasada llegó la respuesta de la industria yerbatera de Misiones, con un comunicado atípico, que esgrime argumentos que jamás debería tocar ningún eslabón de la cadena yerbatera y mucho menos los industriales: el control de precios.

Por primera vez desde que se recuerde, la industria molinera se pone del lado del Gobierno Nacional y los consumidores y pide a los productores “un esfuerzo” para contener la inflación. Como si los productores o alguien de Misiones fuera responsable por la durísima inflación que padecen, sí, pero que no provocaron.

Lo hizo a través de un comunicado de la Cámara Molinera de la Zona Productora, donde se argumenta que la oferta del precio que hicieron, y que los productores critican, se basa en un “compromiso con Nación” y piden “un esfuerzo compartido para bajar la inflación”.

Los industriales yerbateros misioneros afirman que los productores con sus pedidos (que no es otra cosa que blanquear lo que ya se está pagando y se seguirá pagando) tienen una “ambición desmedida” al pedir un “incremento de la materia prima de 40% en seis meses y de 80% en 12 meses, una estimación que no está en consonancia con lo que soporta el país y que repercutirá en el bolsillo de los consumidores”.

El argumento de la Cámara Molinera parece discutible, porque los productores están pidiendo solamente que se blanquee lo que ya se paga. Al referirse al “bolsillo de los consumidores” está esgrimiendo el argumento más peligroso para toda la cadena yerbatera desde que apareció la inflación en la Argentina a finales del 2007.

Después de ese comunicado, en el día de ayer (lunes 6/9) un grupo de referentes de la producción contestó explicando que sólo querían “blanquear” el precio que ya se paga por kilo de 50 pesos, aproximadamente. También revelaron un dato poco conocido, que las industrias tienen yerba canchada acumulada por 174 millones de kilos, algo que tiene un valor de mercado cercano a los 28.000 millones de pesos.

Que el problema del endeudamiento que esgrimen los industriales no es un argumento valedero, porque liquidando la mitad del stock de canchada, se paga el endeudamiento de las yerbateras con el sistema financiero.

Desde Buenos Aires, el Gobierno Nacional observa detenidamente esta “pelea de la abundancia”, y va a terminar laudando en contra de toda la cadena yerbatera esta disputa. ¿Así que están bien? ¿Los productores con ambiciones desmedidas y los industriales con reservas multimillonarias? A trabajar para abastecer de yerba barata a todos y todas.

El lobo feroz: el Gobierno Nacional, acorralado, exigiendo yerba barata para todos y todas

¿Qué es lo peligros de este argumento? Que el Gobierno Nacional, sobre todo si está el peronismo en el poder, quiere yerba barata en las góndolas de Buenos Aires, el Conurbano bonaerense y todos los grandes centros urbanos. Todo esto en desmedro de la cadena yerbatera, industriales, productores, etc., que deben soportar los controles de precios que tanto daño hicieron.

Los productores quieren hacer quedar a los molineros como “amarretes” al ventilar públicamente un número de incremento que parece ridículo. Pero que en el fondo es simbólico, porque se seguirá pagando en torno a los 50 pesos y ellos lo saben.

Los molineros, por su parte, quieren hacer quedar a los pequeños productores como Moyano en su momento de apogeo cuando presionaba por paritarias altísimas que tarde o temprano pegarían en el bolsillo del consumidor con productos o servicios más caros.

Lo cual es discutible, porque difícilmente el Gobierno Nacional deje a la industria yerbatera aumentar el precio de la yerba mate tanto como para cubrir la suba de costos. Nunca antes la molinería se había puesto del “otro lado de la mesa”. Nunca antes había abrazado a su principal enemigo desde hace más de 10 años, el “control de precios”.

Los industriales no están para atender la sensibilidad del “bolsillo” del consumidor, para eso está el Gobierno Nacional. Tampoco los productores deben atender esa sensibilidad. Deben pelear por un precio justo.

Pero estas chicanas entran en el terreno más peligroso para el INYM, cuando la discusión llega a oídos del Gobierno Nacional y al secretaria de Comercio, que ahora va a tener argumentos para recortar la legítima demanda del sector yerbatero de pasar a los precios el impacto de una inflación imparable.

Que no es otra cosa que el producto de una moneda que vale cada vez menos. Porque parece erróneo afirmar que la yerba mate sube de precio. Como también es incorrecto decir que “el dólar sube”. La Argentina no tiene ningún poder para manejar el valor del dólar. Es al revés, es el peso que baja y vale menos.

Contra el dólar, el real, el guaraní, y finalmente también contra los productos, como la yerba mate.

¿Cincuenta pesos? Es lo que vale una manzana -de calidad discutible- en una verdulería de Posadas. Con suerte.

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