Gustavo Cetrángolo es un experto en ayudar a empresas grandes, medianas y chicas a armar proyectos de inversión en el sector forestal. Es lo que hizo casi toda su vida.
Este ex ejecutivo de Pérez Companc, con una reconocida trayectoria en el ámbito forestal, también puso con otros dos socios su fábrica productora de colofonia y trementina, donde procesan la resina de los pinos y la exportan a 20 países de Europa y Asia, generando divisas y empleo.
Pero desde hace tiempo, Cetrángolo -que siempre está mirando las últimas tendencias del mercado en el mundo forestal- tiene una idea fija: traer al Parque Industrial de Posadas la primera fábrica de tableros OSB, que son el último grito en materia de construcción y muebles “fashion”.
Los tableros OSB (por las siglas Oriented Strand Board) son esos que a la vista parecen planchas de “corcho” amarillo claro, y cada vez se ven más en la Argentina, como revestimiento, en paredes interiores, en mesas y otros muebles de aspecto moderno.
O bien se utilizan para la construcción estructural, ya que le dan rigidez a la estructura de la casa. Son muy resistentes.
“Se fabrican con raleo de pino o eucaliptus, no con chip, a Misiones le sobra materia prima en el Sur de la provincia y lo más interesante es que hoy la Argentina importa todo de afuera. Con una inversión de 30 millones de dólares, Misiones puede abastecer al mercado local y también exportar el excedente y generar divisas”, señaló Cetrángolo a Plan B.
Desde hace algunas años el OSB comenzó a importarse en la Argentina, pero recién en los últimos tiempos “explotó” su consumo.
En el mercado de productos forestales compite con el compensado fenólico de uso en construcción, esas placas de láminas de madera que se usan en encofrados y en puertas placas
“Actualmente se importan unos 40.000 metros cúbicos al año, lo cual equivale a más de 11.000.000 dólares, es una pena porque Misiones puede fabricar estos tableros, utilizar su materia prima abundante y agregarle valor”, dijo Cetrángolo.
Para fabricar el panel se utiliza una máquina especial que transforma el rollizo en “escamas” de madera, similares a una viruta gruesa.
En una línea de producción similar, pero no igual, a la de paneles aglomerados, se impregnan con adhesivos a prueba de agua y en una mesa formadora se arma el panel y se prensa, con una prensa continua en los sistemas más modernos.
Cetrángolo dice que si bien las grandes escalas (y grandes inversiones) favorecen la competitividad en el negocio forestal, hoy existe tecnología como para invertir en una fábrica relativamente pequeña, pero moderna, de una capacidad de producción de 100.000 metros cúbicos al año, de tableros OSB.
“Ya hay un mercado establecido de 40.000 m3/año que se importan más la posibilidad de ampliarlo al hacer el producto más accesible produciéndolo en el país. Se puede pensar que esto le puede hacer expandir el consumo a 75.000 m3/año y exportar regionalmente unos 25.000 m3/año”, explicó.
Empleo para misioneros
Según los cálculos de Cetrángolo, esta fábrica podría dar empleo directo e indirecto a más de 200 personas. Pero además, generaría divisas para el país.
“Sería ideal para ser instalado en el parque industrial de Posadas, donde puede consumir los raleos de las forestaciones del sur de Misiones y del NE de Corrientes que es la región donde hay mayor sobreoferta de raleo. Una fábrica de esta capacidad puede consumir unos 175.000 m3/año de raleo ayudando a descomprimir el mercado y ser una fuente importante de trabajo en la zona”, señaló.
Este experto oriundo de Buenos Aires, que adoptó a la tierra colorada como su lugar en el mundo, también es el alma mater del proyecto Ysyry Cuatiá, un plan por el cual seis empresarios de Misiones y Corrientes se juntaron con la ambiciosa idea de poner una enorme planta de pasta celulósica con inversiones multimillonarias.
Algo que hasta la irrupción del proyecto Ysyry Cuatiá, el mundillo forestal lo tenía como una inversión en la que sólo podían soñar los grandes grupos multinacionales como las chilenas Arauco Argentina, CMPC, la brasileña Suzano o capitales chinos.
“Hay que soñar y no hay que decir que no se puede. Los empresarios argentinos tenemos que dar un paso al frente para ayudar a sacar al país de la crisis. No esperar que vengan los inversores de afuera, nosotros podemos”, afirmó.
Del proyecto Ysyry Cuatiá participan empresarios importantes del sector, como Stuart Navajas Artaza (Las Marías) y los socios de Cetrángolo en Forestal Oberá, Ralf Franck y Mario Plotz. También participó en un momento el reconocido Francisco “José” Pepi Wipplinger.
Se animaron a pensar en un proyecto de esos que demandan 1000 o 2000 millones de dólares de inversión, que por supuesto no tienen. Pero llegaron lejos hablando con muchos inversores interesados. Fue la crisis Argentina la que jugó en contra para avanzar, por ahora con Ysyry Cuatiá.
Inversiones de acá, no de afuera
“Originalmente la Argentina fue la que puso las inversiones para la llegada de las grandes fábricas de pasta celulósica de Misiones, que son las del país. Lo que hoy es Arauco Argentina fue Alto Paraná, una inversión conjunta del Estado Nacional, Celulosa Argentina y otras 10 papeleras de todo el país”, señala Cetrángolo.
En tanto, en Papel Misionero (hoy controlada por el Grupo Arcor) fueron vitales nuevamente el Estado Nacional y también el Estado provincial.
“Hay que recuperar la burguesía nacional, que haya empresarios locales que tienen know how y pueden llevar adelante grandes proyectos, no esperar que vengan los inversores internacionales, que además tienen otra mirada”, repite Cetrángolo, que en breve se va a ir a vivir a Itaembé Guazú, para estar bien cerquita del Parque Industrial, donde sueña con poner la nueva planta de paneles OSB.
Quiere hacerlo en sociedad con inversores privados y, por qué no, también explorar la asociación público-privada con el Estado misionero, muy activo empujando proyectos de alto impacto en el PIIP.
Los dólares
“Por supuesto que el cuello de botella es el financiamiento. Paraguay no tiene árboles, pero va a tener su pastera porque tiene estabilidad y acceso al mercado internacional. Nosotros venimos hablando con inversores chinos, europeos y norteamericanos para el proyecto Ysyry Cuatiá, pero claro, la inestabilidad argentina todavía les representa un freno para avanzar”, señala Cetrángolo.
Sin embargo, Cetrángolo apuesta por la positiva. Tarde o temprano la estabilidad va a volver al país, y los capitales de todo el mundo están ávidos de proyectos para financiar. “En el mundo no faltan capitales, faltan proyectos rentables”, explica.
Y tiene experiencia en esto. Los integrantes de Ysyry Cuatiá contrataron a la prestigiosa consultora internacional finlandesa Pöyry para su Plan Maestro para esa planta, pensada para radicarse en Corrientes.
Un estudio de decenas de miles de dólares donde se evaluó la factibilidad del proyecto y dónde se va a comprar desde las maquinarias más grandes, hasta el último tornillo.
Cetrángolo viajó por Europa, Suecia, Finlandia y China, también visitando empresas forestales.
Desde ese lugar es que ve la gran posibilidad de avanzar con el proyecto de la planta de OSB para el Parque Industrial de Posadas.
Inversión requerida
“Este tipo de inversiones se componen de la maquinaria, que la mayoría es importada y que tiene un valor de unos 10 millones de dólares. El resto es para la ingeniería, obras civiles y montaje que son realizadas en pesos y los servicios auxiliares como caldera, tratamiento de efluentes, infraestructura complementaria, y servicios de aire comprimido, vapor, transformadores, etc., la mayoría de origen nacional”, explicó.
En total, son unos 30 millones de dólares de inversión para una facturación estimada de entre 30 millones de dólares anuales.
“Estos proyectos que tienen un alto impacto en la cadena forestoindustrial deben contar con un fuerte apoyo del Estado. Si el Estado toma el liderazgo de un proyecto de este tipo, el sector privado de la provincia seguro va a acompañar con inversión y especialmente con su experiencia en la gestión empresarial. Definir bien el rol de cada participante es clave para generar una participación público-privada que haga exitoso el proyecto”, explica Cetrángolo.
El consultor y empresario, también está en conversaciones con funcionarios del Gobierno de Alberto Fernández, de la órbita de la Cancillería, interesados en el proyecto Ysyry Cuatiá.
“El anterior Gobierno no creía que los empresarios locales pudieran llevar adelante estos planes. El actual apuesta más a la producción, pero claro, necesitamos salir de la crisis permanente”, completó.
Ficha personal
Nombre: Gustavo Cetrangolo
Formación: Ingeniero Agrónomo
Empresas donde trabajo:Forestadora Mecanizada, Resinas Misioneras, Perez Companc
Cargos públicos: Subsecretario de Tierras y Bosques de Misiones
Hobbies: Disfrutar la naturaleza de Misiones
Lecturas: Novelas y Ensayos sociológicos
Lugar preferido de vacaciones: Armazao, Brasil