(Ituzaingó y Buenos Aires). La Secretaría de Energía de la Nación deberá aportarle a la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) al menos 400 millones de dólares en 2022 para cubrir sus necesidades presupuestarias debido a la diferencia tarifaria entre los precios fijados por el Gobierno argentino y los valores que tiene que pagar según el tratado bilateral firmado para construir la represa, afirmaron dos fuentes cercanas a la empresa.
A pesar de la pandemia del Coronavirus, Aña-Cuá -una de las mayores obras de infraestructura de la Argentina en estos momentos- avanza a todo vapor bajo el mandato del titular de la EBY, Ignacio Barrios Arrechea, de construirla en tiempo y forma. Y el tiempo estipulado para construir Aña-Cuá es de cuatro años, por más pandemia o crisis económica que haya.
Pero uno de los mayores desafíos del misionero será, sin sudas, obtener los dólares necesarios para construir la represa en el brazo Aña Cuá, que incrementará la potencia de Yacyretá en casi 10%. Y será un desafío enorme por la diferencia abismal entre lo que a Yacyretá le pagan y lo que debería cobrar según el tratado Argentina-Paraguay.
Una resolución de Lanziani le pesificó la tarifa a Yacyretá
Esta brecha se generó por dos razones principales. La primera fue la resolución 31 del del 26 de 2020, mediante la cual el por entonces titular de la cartera Energética, el también misionero Sergio Lanziani, redujo y pesificó el precio de la energía generada en la central hidroeléctrica a 600 pesos por MWh.
El segundo tiene que ver con el esquema de pago acordado con el gobierno nacional de la electricidad producida en Yacyretá. Actualmente, la EBY factura en dólares lo que le suministra a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), que son automáticamente convertidos a pesos al tipo de cambio oficial de ese día.
Sin embargo, el pago de la factura se produce tres años más tarde, tal como lo confirmó el director ejecutivo de la entidad binacional, Ignacio Barrio Arrechea en diálogo con Plan B/Desarrollo Energético.
De esta forma, al transformar el monto nuevamente a la divisa estadounidense para pagar las inversiones en infraestructura, se produce una nueva brecha debido a la constante depreciación de la moneda argentina.
Es decir, se paga mucho menos por MWH, se liquida en pesos y se paga mucho más tarde, con la pérdida de valor que eso significa.
Entre el 30 de julio de 2017 y la misma fecha de 2021, el peso se devaluó el 266% frente al billete verde, lo que impactó directamente en los ingresos reales de la EBY por el lado local, ya que otra parte (el 10% de su producción), la recibe desde Paraguay.
Eso ha llevado a que la tarifa real que le está pagando CAMMESA a la entidad binacional se ubique en valores cercanos a 14 dólares por MWh, en lugar de los 43 que establece el tratado, detallan Barrios Arrechea y la primera fuente.
Por eso, la Secretaría de Energía debe cubrir cada año la diferencia entre esta cifra y la real para no violar el acuerdo binacional. Esto se va compensando parcialmente cada año en base a las necesidades presupuestarias de la EBY, por lo que el resto va generando un saldo a favor de Yacyretá que hoy alcanza los 3.900 millones de dólares, a los que se suman 450 millones más de parte de Paraguay, explicó el director ejecutivo.
No por casualidad durante el acto del primer hormigonado en Aña Cuá el 31 de marzo pasado, el titular de la EBY por Paraguay, Nicanor Duarte Frutos, durante su discurso afirmó -pícaro- mirando al secretario de energía Darío Martinez: “Nacho me dijo que es un hombre que puede ayudarnos a cumplir nuestros deseos”.
La EBY le debe mucho más al Estado argentino
Pero para contextualizar todas estas cuentas, también hay que tener en cuenta que la EBY tiene una contabilidad complicadísima, donde se entrecruzan créditos y deudas entre países y, sobre todo, entre la represa y el Estado nacional, que fue quien se llevó la mano al bolsillo para asumir el 100 por ciento del costo de la represa.
La contabilidad de Yacyretá es tan compleja que hace años que la Auditoría General de la Nación (AGN) se abstiene de emitir opinión sobre el balance de la EBY, el cual aprueba, pero con reservas (esto viene de arrastre desde la gestión de Thomas y continuó con Schiavoni y Goerling).
En ese cuadro, el dinero que la Secretaría de Energía aporta a la EBY se va compensando periódicamente los 19.000 millones de dólares que pagó el Estado argentino para construir la central hidroeléctrica, que cuenta con 20 turbinas y una capacidad instalada de 3.100 MW.
La diferencia de al menos 400 millones de dólares que deberá cubrir la Secretaría de Energía en 2022 se debe a que la EBY estima que su presupuesto rondará los 550 millones de dólares, mientras que recibirá de CAMMESA el equivalente a 150 millones calcula la primera fuente.
Estos valores aún no fueron aprobados por su Directorio. Sin embargo, Barrios Arrechea señala que podrían incluso llegar hasta los 600 millones dependiendo de volumen de las obras que precisen realizar el año próximo, con lo que la compensación podría incrementarse aún más.
“Hay un diálogo fluido con la Secretaría de Energía. Normalmente, le presentamos los requerimientos y ellos hacen el pedido del presupuesto a la Secretaría de Hacienda de la Nación. Por ahora, no se habló nada de esto”, explica el director ejecutivo.
Este monto deberá cerrarse durante agosto ya que el Ministerio de Economía tendrá que incluirlo en el Presupuesto Nacional 2022 que suele presentarse en el Congreso el 15 de septiembre, para ser tratado por las diferentes comisiones y en el plenario de ambas cámaras durante diciembre.
El monto que requerirá la EBY para el próximo año será de entre un 37,50 y un 50% más de los cerca de 400 millones de dólares que precisó para 2021. La diferencia se debe, especialmente al incremento de los gastos de que deberá realizar para la construcción de la central hidroeléctrica Aña Cuá, de 270 MW.
El año pasado, el proyecto requirió de un desembolso cercano a los 50 millones de dólares (un 10% del total), mientras que en 2022 este valor se elevará a entre 180-190 millones (40% del total).
Este incremento se debe a que el año próximo comenzarán a llegar equipamientos electromecánicos y se aumentará el volumen de hormigonado de los muros, lo que hará que, también, se aceleren los avances de la obra que actualmente se encuentran en un 10%.
En los próximos días, se espera que comience a funcionar la planta principal de hormigón, que sufrió retrasos debido a que parte de la maquinaria estuvo retenida en la Aduana en Buenos Aires. Esto se le sumó al retraso de tres meses que sufrió el inicio del proyecto debido a la cuarentena y más dos parates que tuvo por casos de Covid-19.
Pese a esto, los planes de la obra no se han visto alterados y están dentro de los plazos previstos en el organigrama del proyecto, explica el gerente de la construcción de Aña Cuá, Fabián Ríos.
De la misma forma, la empresa germana Voith Hydro también sufrió problemas en la producción de las partes de las turbinas en China y la Indica durante el año pasado, como informó el portal Desarrollo Energético (www.desarrolloenergetico.com.ar).
Sin embargo, esto tampoco provocó retrasos importantes en sus esquemas, resalta Ríos, quien además destaca que en las próximas semanas partirá una delegación para inspeccionar los avances.
En 2023, la EBY deberá desembolsar unos 180-190 millones de dólares (40% del total), mientras que el saldo restante, de unos 40 millones, deberá ser abonado durante 2024, cuando terminen los trabajos.
Ese año, los ingresos de la entidad binacional sufrirán el impacto de la caída en la producción eléctrica provocada por la actual bajada en el nivel del río Paraná, la mayor desde 1944, por las sequías en la cuenca superior, proveniente de Brasil.
Esto llevará a que la EBY perderá de vender unos 330 millones de dólares en 2021, ya que la central hidroeléctrica está generando a un tercio de la potencia instalada, con lo que está facturando mensualmente 32 millones de dólares por mes frente a los 60 millones que suele ingresarle en situaciones normales.
Otros proyectos
La EBY aún debe realizar la última contratación para terminar con todo el equipamiento que precisará Aña Cuá para poder generar e inyectar la electricidad en el Sistema Interconectado Nacional (SIN).
La entidad binacional está terminando de analizar si convocará a una licitación pública internacional o asignará el contrato en forma directa para la construcción de la línea de ultra alta tensión (UHT por sus siglas en inglés) de 500 kV de 18 kilómetros de extensión, explica Barrios Arrechea.
La duda reside en que, si se realizara el concurso de precios las compañías que se presenten incluirán en los precios la movilización de los equipos, que la UTE entre Astaldi, Rovella Carranza y Tecnoedil, que está realizando la obra civil de Aña Cuá, ya tiene en la zona, explica Ríos.
Esto haría que, si el consorcio participara, deberá incluir este ítem como lo establecerán los pliegos, cuando en realidad, no hará más que incrementar el valor final ya que tienen todo en el terreno, explica el gerente de la obra, quien calcula que el desembolso final será de entre 17 y 18 millones de dólares.
Por el momento, la EBY ya tiene terminado el proyecto ejecutivo de la línea UHT y acaba de elevarlo al Directorio para que lo apruebe. La decisión tomará un tiempo más ya que las obras tendían que estar finalizadas en 2024 cuando se concluya con la represa y requieren de 18 meses de trabajo.
La entidad binacional también convocó a la licitación internacional 695 para el suministro de los transformadores principales y la estación de maniobras en SF16 de Aña Cuá, que adjudicada 2020 a la alemana Siemens y la paraguaya Rieder por un total de 17,20 millones de dólares. Este proceso fue impugnado por su competidora la UTE entre la paraguaya Kioshi y la china TBEA, como informó Desarrollo Energético.
Finalmente, la EBY se encuentra en pleno proceso de renegociación del contrato con el consorcio entre IMPSA y CIE para renovar cuatro turbinas de la represa Yacyretá, que había sufrido atrasos debido a los problemas financieros que venía atravesando la empresa mendocina y que terminaron con su estatización.
“Estamos manteniendo conversaciones por los contratos con IMPSA para generar un nuevo programa de entregas, ya que esto había quedado paralizado desde la gestión anterior”, explica Barrios Arrechea.
El consorcio entre la firma paraguaya y la mendocina habían sido adjudicadas con un contrato de 27 millones de dólares para renovar dos turbinas de Yacyretá en la licitación internacional realizada en 2017, en la que superaron a la alemana Voith Hydro y la austríaca Andritz.
Al año siguiente, la EBY decidió incrementar a seis la cantidad de máquinas a reparar por contratación directa, como adelantó Desarrollo Energético. Esta segunda parte es la que aún no ha cumplido la UTE IMPSA-CIE.
Hernán Dobry es un periodista especializado en temas de energía que viajó a Aña Cuá hace tres semanas para recorrer la obra. Escribió esta nota para su portal Desarrollo Energético y Plan B, Noticias de Misiones.