El 14 de junio pasado se cumplió un nuevo aniversario de la rendición de las Islas Malvinas.
Una de las consecuencias históricas más importantes de la derrota argentina en Malvinas fue el retorno de la Democracia a nuestro país y la caída en efecto dominó de la mayoría de los gobiernos militares de Latinoamérica.
El Gobierno militar argentino desencadenó una insólita guerra dentro de Occidente en medio de las tensiones de la Guerra Fría. Esto hizo poco confiables para los Estados Unidos las dictaduras militares, comenzando a apoyar un proceso de democratización en Latinoamérica.
La asunción del Dr. Alfonsín en 1983 se hizo en medio de una épica del retorno de la democracia. Se juzgaron a las Juntas Militares y se logró un Nunca Más de golpes de Estado.
Existía la esperanza de que con la “democracia se come, se cura y se educa”.
En otras palabras, la sangre derramada en Malvinas sirvió para el retorno de las libertadas de nuestro pueblo y la democracia encarnada en los partidos políticos y sus dirigentes.
A 39 años de la guerra debemos analizar la situación de nuestro país y de su dirigencia política. La dirigencia política partidaria llegó al poder por la sangre derramada, esto genera un compromiso moral por la muerte de nuestros jóvenes y su martirio que sirvió para el ascenso de una clase política representante de la Republica post 83.
Medida por sus resultados en cuanto al desarrollo, esta dirigencia política resultó un fracaso. Mientras que países de Asia, Europa Oriental y hasta algunos de África han incorporado centenas de millones de personas a la clase media, comenzamos la Republica post 83 con un 15% de pobreza y hoy llegamos a un 45 %. Además, la castigada clase media se ha empobrecido.
Aún así, Argentina genera la mayor cantidad de Unicornios de Latinoamérica (empresas de base tecnológica que tienen una cotización de mercado superior a los u$s1.000 millones), grupos de investigadores destacados, agricultura de punta y empresas PYMES de especialidades con competitividad internacional, resistiendo una decadencia de más de 46 años.
Así como Francia en 1958 instaló la Quinta República tras la Cuarta Republica con fuertes cambios institucionales que pusieron a Francia nuevamente como líder mundial, tal vez haya que pensar un nuevo cambio y dejar atrás los fracasos de la República post 83.
Debemos rescatar y resaltar la consolidación de los derechos y libertades del ciudadano que fueron políticas de Estado y se lograron consolidar durante este período destacando a la Argentina a nivel internacional. Esto exige una fuerte autocrítica de la dirigencia política y proponer acciones que lleven Desarrollo y Esperanza al conjunto de la sociedad en forma sostenible.
Es necesario un liderazgo a nivel de estadista para alcanzar estos objetivos. Ya no deberán ser liderazgos individuales como ocurrió con Charles de Gaulle en Francia o el Dr. Alfonsín en Argentina en los momentos cruciales de la Patria. Debemos pensar en liderazgos colectivos, no caudillistas, modernos, jóvenes que generen una transformación profunda dentro de los partidos y entre los partidos. Nuestro vecino Paraguay pudo modernizarse dentro del Partido Colorado, una suerte de Partido Justicialista argentino.
Mientras que reclamamos la soberanía sobre Malvinas en todos los foros internacionales, hubiera sido mucho más efectivo tener un desarrollo de la Patagonia que haga atractivo a los malvinenses educar a sus hijos en Universidades bilingües de ciudades de la Patagonia, invertir en negocios en el continente, abastecerse de sus insumos y productos, tener una atención médica de alta calidad etc., etc. Las islas iban a venir solas. Los propios ingleses iban a arriar la bandera como lo hicieron en muchas de sus ex colonias.
Es necesario una reflexión nacional sobre si esta Política que se construyó sobre la sangre de los mártires no los ha traicionado.
* Gustavo Cetrángolo es consultor de empresas forestales. Fue ejecutivo de Pecom Forestal y fundó Forestal Oberá, que produce y exporta colofonia y trementina (dos derivados de la resina) desde Ituzaingó a 20 paises del mundo. Es Ingeniero Agrónomo y vive en Misiones desde hace años. Cetrángolo y otros cinco empresarios misioneros y correntinos impulsan el proyecto Ysyry Cuatiá, para construir una planta productora de celulosa de capitales nacionales, un proyecto único en su tipo.