Bolivia celebra hoy elecciones presidenciales y se asoma este domingo a un cambio de ciclo.
El país puede dejar atrás dos décadas de gobiernos de izquierda, porque para la primera vuelta de la elección presidencial, este domingo 17, encabezan las preferencias dos opositores de derecha, el empresario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga.
Será un día clave donde se habla de un cambio tan profundo como aquel que en 2006 supuso el inicio de la presidencia de Evo Morales, un aimara forjado en la lucha sindical de los cultivadores de la hoja de coca, publicó el diario El País.
Con Morales y su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), campesinos e indígenas, mayoritarios pero apartados durante décadas del poder, alcanzaron la hegemonía.
Fueron casi 20 años, solo interrumpidos entre 2019 y 2020 por el gobierno de facto de Jeanine Añez, tan efímero como fallido.
Se suman ahora las evidencias de que los bolivianos votarán por un drástico giro hacia la derecha. Los sondeos le auguran al MAS y a sus desprendimientos de izquierda una amarga derrota en la primera vuelta electoral por la presidencia.
Luis Arce, el presidente hundido en el descrédito, siquiera es candidato; Morales está inhibido por la justicia y procesado en una causa por presunto estupro; Andrónico Rodríguez, un dirigente de solo 36 años que fue delfín de Morales y ahora está distanciado con el expresidente, es el único con alguna posibilidad lejana de pasar a la segunda vuelta.
Se abren así las puertas a dos viejos conocidos: el empresario liberal Samuel Doria Medina, que va por su cuarto intento, y el expresidente derechista Jorge Tuto Quiroga, hasta hace nada considerado un retirado de la política. El desempate está previsto para el 19 de octubre
El quebranto del MAS ha sido tan sorprendente como acelerado. El partido no sobrevivió a la pelea por el control de la izquierda que aun libran Morales y Arce, alguna vez su delfín. Ambos dirigentes llevaron la lucha hasta el final y terminaron por romper el botín que se disputaban. Ha ayudado al declive la peor crisis económica de los últimos 20 años.
La inflación está cerca del 20% anual, con alimentos que han subido más que el 30%. El Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que tantos aplausos internacionales trajo en el pasado, está en crisis desde que se agotaron los excedentes por la venta de hidrocarburos. Por falta de una activa política de exploración, los pozos de gas que tanto dinero dieron a Bolivia durante la década pasada están agotados. Morales y Arce se echan la culpa mutuamente de haber matado a la gallina de los huevos de oro.
Sin los recursos del gas, cayó el ingreso de dólares y el peso boliviano ha perdido poder de compra. Como ha bajado la adquisición en el exterior de gasolina y diésel —Bolivia tiene problemas de refinado— hay escasez de combustible. La sequía de dólares afecta también el funcionamiento de un centenar de empresas públicas, entre ellas una siderúrgica y una farmacéutica, creadas en un intento por diversificar la economía.
El malestar social terminó por arruinar las aspiraciones reeleccionistas de Arce.
El presidente desistió de su candidatura tras desangrarse en su pelea con Morales. Puso en su lugar al exministro de Gobierno Eduardo del Castillo, de 36 años. La proyección electoral del candidato del Gobierno, que compite bajo las siglas del MAS, es del 2%. Mientras tanto, Morales hace campaña por el voto nulo, con la esperanza de que sea tan abultado que termine por deslegitimar cualquier opción ganadora, ya sea de derecha o izquierda.
Plan B/ El País / 17-8-2025