A continuación, reproducimos una nota de opinión de Patricia Fernández, reconocida periodista de Posadas, directora del diario digital Enfoque y ex editora de MisionesOnline.
Por Patricia Fernández *
En la provincia de Misiones, la crisis del periodismo dejó de ser una advertencia para convertirse en una realidad palpable.
Los principales medios de la provincia atraviesan una situación económica límite.
Sólo para citar algunos ejemplos: un histórico diario hace ya bastante tiempo paga los sueldos en cuotas y este año aún no abonó el aguinaldo. Otros medios tampoco cumplieron con esa obligación.
Los medios emergentes, que alguna vez se erigieron como alternativas frescas y combativas, sobreviven con «grifos» publicitarios cerrados o con pautas ínfimas e impagas.
En este contexto, la pregunta es inevitable: ¿Estamos ante una crisis coyuntural o frente al ocaso de la profesión en Misiones?
El desplazamiento del periodista
A la precarización laboral se suma un fenómeno que erosiona aún más el oficio: el reemplazo del periodista por conductores e influencers con gran llegada en redes sociales, pero sin formación en investigación, verificación ni ética informativa. El resultado es un ecosistema mediático dominado por la inmediatez, la opinión liviana o guionada y el entretenimiento disfrazado de información.
«La comunicación no es la transmisión de información, sino la construcción de significados compartidos», advertía Jesús Martín Barbero, uno de los mayores teóricos de la comunicación en América Latina. Cuando la construcción se reemplaza por la mera repetición de tendencias virales, la función social del periodismo se desdibuja.
¿Crisis económica o comodidad profesional?
La asfixia financiera explica gran parte del problema, pero no todo. También existe una responsabilidad interna: un periodismo que, en muchos casos, se volvió cómodo, dependiente a las condiciones que pone el que paga la pauta oficial (y a veces algunas gotas del sector privado/empresarial), y que llevó a tener que dejar de interpelar al poder con la fuerza que lo caracterizaba.
Ryszard Kapuściński lo resumió con crudeza: «Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante». En Misiones, esa verdad parece estar no solo en disputa, sino también en peligro de extinción.
¿Puede el periodismo recuperar su poder?
La historia demuestra que el periodismo puede reinventarse. Desde las trincheras de las radios comunitarias hasta los portales autogestionados, existen ejemplos de resistencia. Pero para recuperar su «poder» -entendido como la capacidad de vigilar, cuestionar y narrar la realidad- se necesitan condiciones materiales dignas, independencia editorial y, sobre todo, voluntad de incomodar.
Como escribió Gabriel García Márquez: «El periodismo es la mejor profesión del mundo», pero solo si se ejerce con rigor, valentía y compromiso con el ciudadano, no con los intereses que lo financian.
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Informar también cuesta: el trabajo invisible detrás de cada noticia
Los medios no solo difunden información, sino también ponen en vidriera a empresas, eventos y políticos, una exposición que demanda horas de preparación, investigación y recursos. Ese esfuerzo, muchas veces invisible para el público, tiene un costo económico y humano que rara vez es reconocido o retribuido.
¿Y los medios qué?
Quien escribe, una defensora a ultranza del «Estado Presente«, celebra que un Gobierno implemente programas de auxilio para emprendedores, pymes y otros sectores productivos. En Misiones (nobleza obliga), estas noticias son recurrentes. De hecho, los medios de comunicación locales difundimos noticias sobre estas iniciativas y damos visibilidad a quienes se benefician, pero los propios periodistas y medios que las comunican seguimos enfrentando la falta de recursos (económicos). Esa desigualdad refuerza la paradoja: mientras contribuimos al desarrollo y visibilidad del resto de la sociedad, nuestras propias condiciones laborales y económicas permanecen al margen de toda asistencia.
En conclusión
Misiones vive hoy un doble desafío: salvar a sus periodistas de la precariedad y, al mismo tiempo, rescatar la esencia de la profesión de las garras de la irrelevancia. Si no lo hace, el espacio que dejen será ocupado por voces con mucha llegada, pero poco compromiso con la verdad. Y una sociedad sin periodismo libre es una sociedad a oscuras.
Patricia Fernández, Directora General de www.enfoquemisiones.com (Posadas, Misiones)
Plan B/ 14-8-2025