Líderes de TECHO.

Tienen 26 y 23 años, y van a los barrios más pobres a cambiar vidas, sin militancia ni fotos para las redes

Por Joselo Prado

Seguramente cualquier posadeño se ha topado caminando con un joven que es voluntario de TECHO, que le pidió una colaboración.

Sin embargo, además de las colectas, es muy poco lo que se sabe de esta ONG que es gerenciada en Posadas por veinteañeros con ganas de ayudar y hacer una diferencia, y nada de ánimo de figuración.

Fuimos a ver a los de TECHO, que son una raza aparte, en una sociedad acostumbrada a ver a tantos políticos y punteros entrar al barrio más para sacarse una foto y subirla a las redes, que para  poner el hombre, escuchar y actuar para transformarle la vida a una familia pobre y con todo tipo de necesidades.

Para conocer más sobre TECHO, entrevistamos a Camila Jabornicky, de 26 años, licenciada en Trabajo Social y directora de la sede Posadas, y Lucía Campas, de 23 años, estudiante de genética, coordinadora general de personal, que nos explicaron cómo funciona la organización y qué trabajos vienen llevando a cabo.

Camila y Lucía son apenas dos caras visibles de un gran equipo silencioso y muy entusiasta de jóvenes que dan lo mejor de sí, por pura vocación de servicio al que más lo necesita.

Camila Jabornicky: Techo es una organización social, formada por voluntarios y que funciona a través de voluntariados. No formamos parte de ningún partido político, organización religiosa, tampoco formamos parte del estado. Lo cual significa que cualquiera puede venir y participar sin importar ideologías o creencias, ya que solo respondemos a un objetivo final: brindar una ayuda respecto a la problemática habitacional. 

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-¿Reciben donaciones?

-No, de hecho, disponemos de un fondo que se solventa con los aportes mensuales de los socios y socias, que por suerte es una gran comunidad en todo el país. Gracias a esto podemos saber cuánto presupuesto disponemos y cuántas viviendas vamos a poder construir, por ejemplo, este año van a ser 46, y también gracias al aporte de una organización social italiana “We Care”, 20 van a ser en este barrio.

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Lucía Canpas:  Nuestro lineamiento de trabajo consiste siempre en la cantidad voluntarios que tengamos, esto nos permite proyectar a que barrios vamos a poder ir.  No trabajamos en todos los barrios de Posadas, ni de forma particular con ninguna familia. Nosotros llegamos al barrio hablamos con los vecinos le presentamos nuestro modelo de trabajo, nuestro programa y proyectos y son ellos los que acceden o no a trabajar con nosotros, así lo hicimos en El Pozo, cuando llegamos en otubre del 2023.

-¿Cuál es su principal actividad?

-Son las construcciones que es la actividad por la cual somos más conocidos, solemos realizarla 4 veces al año y para llegar a esta etapa realizamos otras actividades, por lo general los fines de semana, donde recorremos el barrio hablamos con los vecinos, realizamos encuestas, todo esto nos sirve para luego realizar las designaciones de la familia con la que vamos a trabajar.

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Camila y Lucía, son dos de las voluntarias de TECHO que dan lo mejor de sí sin pedir nada a cambio o buscar un beneficio personal y comparten la alegría de poder ser útil al prójimo.

-¿Qué se tiene en cuenta para elegirlos?

-Se utilizan 5 criterios que son; el estado de la vivienda, la situación económica, el hacinamiento, la composición familiar y el estado de salud. También tenemos en cuenta de que la familia tiene que llevar viviendo en el barrio más de 6 meses.  Además, es fundamental no solo trabajar para el vecino, sino también con el vecino, ya que en nuestro programa de trabajo hay una instancia donde ellos deciden cuál de estos criterios es el más urgente a resolver y quién lo necesita primero.

-¿Además de las construcciones que otro servicio brindan? 

-Tenemos dos áreas puntuales el área de gestión comunitaria que es la que se encarga de realizar sábado por medio, reuniones con los vecinos que quieran participar, donde se realizan diagnósticos de las problemáticas del barrio y se decide cuáles de estas son las de mayor prioridad, luego se arma un proyecto comunitario se comienza a recaudar fondos a través de ventas y todo lo recaudado se utiliza para llevar a cabo estas tareas. Por ejemplo, la compra de materiales para arreglar las calles.

En este momento, en este barrio se va a llevar a cabo la construcción de una plaza, la cual es posible debido a una articulación de trabajo entre la Embajada Suiza que aportó fondos, una organización que se llama “Triple Impacto” y Techo.

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Las casitas de TECHO significan para familias posadeñas muy pobres y hacinadas, una transformación en sus vidas.

Luego tenemos el área de programas, entre los que se incluye la construcción de las viviendas, construcción de veredas y el programa de formación a referentes comunitarios. 

 ¿Qué mirada tienen sobre la situación habitacional en el barrio?

 Camila Jabornicky:  el estado de las viviendas de las familias del lugar es muy crítico, el 80% viven con pisos de tierra, techos de lonas, paredes hechas con mezcla de materiales.

Sumado a que su población está compuesta de gente que no tuvo acceso a una educación formal, vive de changas y en este contexto socioeconómico actual son los más golpeados y cuyos derechos son vulnerados.

-¿Por qué creen que el Estado no es capaz de solucionar esta problemática?

– Nosotros como organización existimos y buscamos dar una ayuda, pero entendemos que es el Estado el que debe buscar brindar respuestas a las problemáticas sociales, debería planificar programas y proyectos. Creemos que, si no lo hacen, quizás es porque no esté en la agenda pública del estado provincial esta problemática puntualmente de los barrios populares.

 Si bien entendemos que hay una gran institución que es el IPRODHA sabemos que las respuestas que dan en tema vivienda son más bien para sectores de clase media y alta.

Años atrás hemos presentado un proyecto a la provincia llamado “Emergencia habitacional Cero” cuyo objetivo era acabar con esta problemática construyendo viviendas con el prototipo que utilizamos que son viviendas de emergencia que no son del estilo (IPRODHA) pero buscan dar una respuesta rápida a la situación extrema en la que se encuentran estas personas. Este proyecto lamentablemente no prosperó.

-¿Qué sensaciones les produce el trabajo que realizan? 

Lucía Campas: No llega a ser una felicidad completa porque somos conscientes de que, si bien estamos brindando una respuesta, no dejan de ser viviendas de emergencia. Nos gustaría que Techo no existiera más, porque significaría que no existe más esta necesidad.

Pero también es lindo ver que al terminar el día se levantó una vivienda donde antes no había nada y que todo eso se hizo gracias al trabajo de los voluntarios, que muchas veces saben poco y nada sobre construcciones, pero tienen ganas de ayudar y terminan aprendiendo. Volver al barrio y ver que una familia logró esta mejora es gratificante. 

Camila Jabornicky: Nos produce una alegría poder ayudar a una familia, pero a la vez somos conscientes de que quedan 40 más que necesitan lo mismo. Pero también creemos que es importante reivindicar estas construcciones para la gente de afuera que no dimensiona el cambio que significa, pasar de tener un piso de tierra a uno seco, que las familias no pierdan sus muebles cuando llueve o viene una tormenta, que no sufran la humedad y las complicaciones que le producen a la salud de ellos y sus hijos.

Para colaborar con aportes o sumándose de voluntario pueden comunicarse al Instagram: @comunidadtecho_misiones

O escribir al número 2954-366039 

Plan B/ 23-7-2025

 

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