Macarena Navarro, de 38 años, empezó elaborando alfajores para sus hijos, como una manera de brindarle un alimento menos procesado hasta que terminó transformandose en una emprendedora: hoy es la dueña de “Larica”.
“Larica” ubicada en La Rioja 2221, frente a la Escuela N°1 Félix de Azara y a pasos de Plaza San Martin, es otro novedoso “café de bolsillo”, es decir, un lugar ameno, pequeño que atiende tanto a clientes en el local y la vereda, como los consumdores al paso.
Un dato: Larica significa “antojo de cosas dulces en portugués”, según cuenta Macarena, aunque hay un evidente doble sentido con nuestra propia interpretación de esa palabra. En portugués o en castellano, todo indica que en este lugar se van a probar delicias.
– ¿Cómo llegaste al mundo de la gastronomía?
– Hace 8 años que empecé en este rubro trabajando desde mi casa. En esa época me encontraba en medio de un puerperio, con dos hijos, uno de 5 años y otro de tres meses, y su alimentación era un tema que me preocupaba mucho. Entonces decidí aprovechar el tiempo que disponía para elaborar alfajores propios para ellos, ya que quería saber qué ingredientes tenían lo que iban a comer, al contrario del otro que está lleno de químicos y conservantes.
Los primeros 6 me salieron horrible, pero no dejé que esto me desanimara aproveche que soy media obstinada cuando me propongo algo y continúe elaborando más y más alfajores primero de manera autodidacta después fui realizando cursos, aproveche mi formación en artes plásticas para las presentaciones y el resultado fue algo que nunca me imagine.
– ¿En qué momento te diste cuenta de que tus productos eran buenos y que podrías venderlos?
– Al principio no lo pensé como un emprendimiento, lo veía como algo personal, pero en un momento comencé a hacer tantos alfajores, que comencé a convidarlos a mis familiares, amigos que me dijeron que eran muy ricos y me preguntaron: ¿Por qué no los vendía? En ese momento yo no trabajaba formalmente, ya que con dos hijos se complica mucho y a veces termina no rindiendo, pero también tenía miedo porque no contaba con una formación profesional en el área.
Finalmente, decidí hacerlo gracias al apoyo de mi familia, mis amigos y Leo mi pareja, lo primero que pensé fue en el nombre “Larica” que significa antojo de cosas dulces en portugués, después me creo una cuenta de Facebook y comencé a levantar pedidos por WhatsApp, primero solo a gente conocida para ir perdiendo el miedo de a poco y al mes y medio ya estaba haciendo 200 alfajores por fines de semana, todo de manera artesanal, ya que no tenía ni batidoras ni amasadoras.
Al tiempo me convocan a participar del evento gastronómico Selva Adentro, donde me fue bien, la marca se empezó a hacer conocida.
Continúe trabajando desde mi casa durante dos años más y la producción creció tanto que en un momento comíamos en el piso porque las mesas y los estantes estaban llenos de alfajores. De esta forma pude ir comprándome las cosas que me hacían falta, hasta que me llega el pedido de una amiga para que le haga una torta y nuevamente me encontré ante un mundo desconocido, pero me puse a estudiar y lo hice y en el proceso me di cuenta de que me gustaba mucho tanto la elaboración como el proceso
de decoración.
-¿Cómo fue el proceso de pasar a cocinar en tu casa a hacerlo en un local propio?
-Llego un momento donde la producción creció tanto que mi casa ya me quedaba chica, entonces surge la posibilidad de trasladar la cocina a un lugar un poco más grande, gracias a que Leo contaba con un local, pudimos hacerlo y de esta manera pude continuar con mi trabajo más cómoda y con mayor ritmo, pasé de hacer una torta a sacar 12 por fines de semana lo cual para una emprendedora es mucho y una muestra que su trabajo es bueno y valorado.
Además de la pastelería, la idea era poner una cafetería, pero sola no iba a poder. Entonces hablo con una amiga, Ariana Zuetta, quien es mi actual socia, y ella me comentó sus ganas de hacer lo mismo.
Ambas compartíamos el mismo anhelo, pero también la misma dificultad la falta de capital, decidimos buscar un préstamo hasta que lo logramos y lo invertimos al principio no fue fácil y muchas cosas lo fuimos resolviendo sobre la marcha, pero acá estamos de lunes a viernes de mañana y tarde, por ahora somos 4 personas trabajando, pero la idea es seguir creciendo ofrecer más productos a los clientes.
Soy consciente de todo lo que logre por eso trato de disfrutar esta nueva etapa, continúo tomando pedidos por redes, sigo capacitándome, sé que muchos clientes llegan porque conocen la marca por los alfajores y eso implica que lo que empezó hace 8 años en medio de una necesidad y oportunidad me trajo hasta acá y si bien me hubiera gustado formarme profesionalmente a veces la vida misma te lleva por el camino menos pensado.
Plan B/ 14-7-2025