La zafra de invierno de la yerba mate llegó a su fin y, mientras las exportaciones muestran números en alza, los productores atraviesan una situación crítica por los bajos precios que reciben por su materia prima.
Actualmente, el kilo de hoja verde se paga entre 200 y 240 pesos, cuando hace apenas un año y medio alcanzaba los 400 pesos. Esta caída contrasta con los costos de producción, que treparon a más de 411 pesos por kilo sin rentabilidad, y que con márgenes razonables deberían superar los 600 pesos.
La desregulación aplicada a fines de 2023 es señalada como la principal causa de la crisis. “Hoy los precios que recibe el productor son muy bajos, pero al consumidor no le bajó el valor del paquete”, advirtió Ricardo Maciel, director del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) por la provincia de Misiones. Además, los secaderos medianos y pequeños —que no forman parte de grupos integrados— son los primeros en sentir el impacto, sin margen para pagar mejor la hoja verde.
El escenario recuerda a la crisis de los años ‘90, cuando la desregulación de la Comisión Reguladora de la Yerba Mate derivó en un proceso de concentración que terminó favoreciendo a un puñado de empresas. Según se alerta, actualmente son entre cinco y seis las que acuerdan los valores a los que luego salen a comprar la materia prima.
Pese a la recuperación del mercado interno y al crecimiento sostenido de las exportaciones —con Siria como principal destino, seguido por Chile y España, además del interés creciente en China e India, impulsado incluso por la imagen de Lionel Messi tomando mate—, el productor yerbatero misionero enfrenta una “carrera desigual”.
La falta de un precio de referencia mínimo agrava la situación. En otros cultivos como el té o el tabaco existen mesas de fijación que garantizan un piso, pero en la yerba mate ese mecanismo quedó desarticulado. El INYM, que en las últimas dos décadas jugó un rol clave para sostener al sector, perdió parte de sus facultades tras la desregulación.
El riesgo, advierten, no es sólo económico. La competencia por bajar precios podría derivar en adulteración del producto para ganar márgenes, como ya ocurrió en el pasado.
En paralelo, la apertura de importaciones habilitada el año pasado provocó un fuerte ingreso de yerba canchada de Paraguay, lo que sumó presión sobre el producto nacional.
En este contexto, muchos productores no logran cubrir los costos de cosecha y se ven obligados a dejar kilos de hoja en la chacra. Otros analizan alternativas productivas o incluso la venta de sus tierras, lo que amenaza con profundizar el vaciamiento rural.
Mientras la yerba mate gana espacio en el mundo y mantiene su volumen de consumo interno, la distribución de la ganancia sigue siendo desigual y deja al eslabón más débil —el productor— en una situación crítica.
3-10-2025 / Plan B / MDZ