En la Casa Blanca.

Detrás de escena: bilateral cancelada, tour por el Salón Oval, argentinos "cholulos" y menú impreso "en honor a Su Excelencia Javier Milei"

Ayer se produjo el esperado encuentro entre Donald Trump y Javier Milei en una jornada con gestos, palabras y hechos que son absolutamente inusuales en las anteriores reuniones entre presidentes argentinos y mandatarios de la principal potencia del mundo en Washington.

El diario Clarín estuvo presente a través de su corresponasl, Paula Lugones, acreditada en Washington y que participó de la conferencia de prensa que Donald Trump improvisó al dejar pasar a varios periodistas argentinos a los que se sumaron los que están acreditados en la Casa Blanca, quienes hicieron preguntas mientras Trump, Milei y sus funcionarios estaban sentados en la mesa en un comedor contiguo al salón Oval.

Fue antes del almuerzo que luego tuvieron a puertas cerradas los funcionarios de ambos países, encabezados por sus respectivos presidentes.

Uno de los datos que más hay que destacar fue que Trump canceló la reunión a solas, bilateral, que iba a mantener con Javier Milei. Ese encuentro privado del cual después suele salir una foto, ya con los reporteros gráficos incluidos en el final del encuentro.

La administración Trump adujo “cuestiones de agenda”.

Otra cuestión que de desprende de todo lo publicado cierta actitud “cholula” de los funcionarios argentinos, que no podían salir de su asombro por el trato preferencial que les estaba dando el presidente de los Estados Unidos, las palabras y los gestos poco usales en ese tipo de encuentros.

También hay que decir, que hay dos maneras de leer estas situaciones. Uno puede quedar prendado del trato “preferencial” que le dispensan algunas de las personas más poderosas del mundo a los argentinos, o bien puede analizar que con apenas un almuerzo y unas pocas palabras y palmadas en el hombro, estos señores logran que ahora Milei y toda su tropa les respondan ciegamente. Obteniendo mucho a cambio de muy poco.

Qué paso en la Casa Blanca ayer

A continuación se reproduce la crónica de Paula Lugones, presente en la Casa Blanca ayer, en el encuentro de Trump.

El comedor de la Casa Blanca ya estaba listo.

Los platos de porcenala de bordes dorados y el escudo oficial de la mansión del presidente ya estaba en sus sitio y cada invitado sabía donde debía sentarse porque cada lugar tenía su nombre.

De un lado estaban ubicados los estadounidenses, del otro los argentinos.

El medio estaba previsto para los sitios preferenciales donde se ubcarían Donald Trump y Javier Milei.

Pero antes Trump, siempre afecto a los movimientos sorpresivos, decidió regalar a la delegación argentina una visita guiada a su lugar favorito en el mundo: el Saló Oval, desde donde dirige a la primera potencia del mundo.

Hasta allí fue con Milei y todos los minsitros visitantes y les mostró su famoso escritorio con el cortinado de fondo, la chimenea de bordes dorados y los sillones tapizados de amarillo donde suelen desfilar las personalidades más importantes del planeta.

Fue un gesto de Trump, porque Milei pudo sacarse allí la foto que buscaba, ya que horas antes el republicando había candelado la bilateral en el despacho presidencial.

El magnate estaba en su salda, hablaba de sus dotes decorativas (la oficina fue adaptada a su gusto cuando asumió) y también les mostró a los argentinos distintas maquetas con otros proyectos de remodelación y les preguntó cuál les gustaba más.

Los argentinos, que nunca habían ingresado a ese mítico lugar, estaban emocionados, segú le dijo a Clarín uno de los funcionarios que estuvo allí.

Milei tuvo allí su buscada foto. Luego se trasladaron todos al comedor principal de la Casa Blanca.

Sobre los paltos, descansaba el menú, decorado con las banderas de EE.UU. y de la Argentina. “Almuerzo en honor a su excelencia Jaiver Milei”, se leía.

Ensalada de lechuga romana con sala cítrica de naranjas, luego carne asada, con verduras y finalizaba con un “caramel custard” de vainilla.

Allí ingresó la prensa. Antes de llegar al comedor ya se podían ver en el pasillo una serie de cuadros con las fotos que Trump se hab¿ia sacado apenas unas horas antes en su visita a Israel y Egipto y la firma del acuerdo de paz en Oriente Medio. Trumpl, claro, era el protagonista en todas.

Ingresó el pool de periodistas de la Casa Blanca (que siguen a Trump todo el tiempo) más los argentinos acreditados, entre ellos Clarín (Paula Lugones). Al principio hubo unas palabras de Trump y otras de Milei, que le entregó una carta de agradecimiento de los rehenes argentinos recientemente liberados y un apoyo a su candidatura al Nobel de la Paz por el acuerdo de Oriente Medio.

Luego Trump fue Trump, contestando por casi una hora preguntas de la prensa, sobre tdoo los temas locales e internacionales, más allá de Argentina, con bromas, autoelogios, dardos a la oposición, yendo de un tema a otro sin escalas.

Milei y los funcionarios argentinos -en general de pocas palabras- miraban azorados mientras el republicano contestaba sobre Ucrania, Oriente Medio, España, el cierre del Gobierno, Hamas, China y saltaba de un lado a otro.

Trumpo llegó de elogios a Milei. Pero los argentinos saltaron de sus sillas cuando respondió una pregunta de una periodista de TN que le consutló textualmente si el respaldo financiero de los EE.UU. dependía del resultado de las próximas elecciones legislativas.

Entre el jefe de la Casa Blanca y Bessent dieron la impresión de que condicionaban la ayuda al 26 de octubre. “Si Milei pierde, no seremos generosos”, dijo el magnate.

Estas declaraciones tuvieron fuerte impacto en los mercados, que interpretaron que EE.UU. condicionaba el apoyo.

Según reconstruyó Clarín, los argentinos (que por cuestiones de seguridad no tenían los celulares encima), percibieron en el momento que la respuesta de Trump podría haber sido confusa.

Pero señalaron que resultaba muy difícil interrumpir a Trump con alguna aclaración y menos ante la prensa. Fue un momento de zozobra.

El tema surgió luego en el almuerzo a puertas cerradas. Según dijeron a Calrín fuentes presentes en la reunión los argentinos volvieron a sacar el tema y Trump aclaró que se refería a que no serían generosos si la Argentina cambiaba de rumbo, o sea, un cambio de gestión.

El almuerzo duró cerca de una hora y veinte minutos.

Luego los ministros volvieron a la Blair House, la casa de huéspedes donde durmieron la noche del lunes mientras que Milei se quedó en la Casa Blanca para asistir a una ceremonia de homenaje a Charlie Kirk, el influencer ultraconservador que fue asesinado el 10 de septiembre.

Sentado en primera fila en el remodelado Jardín de las Rosas, con su hermana Karina y el canciller Werthein a su lado, Milei volvió a ser elogiado por Trump que lo llamó “superstar” y le pidió que se pusiera de pie.

Ya a las 6 de la tarde, hora de Washington, mile regresagba a la casa de huéspedes, antes de partir de regreso a Buenos Aires.

Plan B/ Clarín-Crónica de Paula Lugones publicada en la edición papel del miércoles 15-10-25. Lugones es corresponsal de Clarín en Washignton.

 

 

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