En una nueva conmemoración del Día del Respeto a la Diversidad Cultural, y ante la profundización de discursos discriminatorios y negacionistas, resulta imperioso problematizar este escenario y volver a reflexionar sobre nuestras bases. Porque no se trata sólo del pasado; pensar lo indígena en América Latina es comprender la trama de la que estamos hechos, y que a lo largo de los siglos se ha intentado ocultar.
La Doctora en Arte, Eva Isabel Okulovich, es directora y profesora de posgrado en las carreras de Especialización en Cultura Guaraní Jesuítica y Maestría en Cultura Guaraní Jesuítica en la Facultad de Arte y Diseño (Universidad Nacional de Misiones). En este marco, aportó una mirada crítica, constructiva y empática sobre los actuales conflictos, desafíos y fortalezas del Pueblo Mbya.
Hija y nieta de inmigrantes, recordó la llegada de sus ancestros a la selva misionera, donde fueron acogidos desinteresadamente por los Mbya, quienes de manera generosa les mostraron los medios para sobrevivir a un mundo desconocido.
“Con tan enorme deuda de gratitud, me acerqué a las familias de las Comunidades más próximas, ya transformada en académica”, recordó. Su tesis doctoral “Sociedad Guaraní-Mbya en Argentina. Arte, identidad y supervivencia”, fue defendida en la Universidad de Granada (España), y reconoce que fue un primer paso para poner en valor tantos aspectos desconocidos o despreciados de su cultura.
A través de sus palabras, se revela una lectura crítica y sensible sobre la preexistencia, la espiritualidad y la resistencia del Pueblo Mbya frente a los desafíos de hoy.
La Constitución Nacional reconoce la preexistencia de los Pueblos Indígenas. Sin embargo, existen discursos que continúan negándolo. ¿Cómo explicarías la importancia de reivindicar esa preexistencia en el caso del Pueblo Mbya?
La Constitución Nacional reconoce la preexistencia de los Pueblos Indígenas, aunque los discursos negacionistas persisten. En el caso del pueblo Mbya, reivindicar esa preexistencia es fundamental para contrarrestar la invisibilización y el despojo histórico, y para fortalecer su lucha por derechos esenciales.
La preexistencia no es un dato histórico, sino parte de su cosmovisión y espiritualidad: la conexión con el territorio, el kaaguy (monte), es vital para su identidad. Negar su preexistencia es negar su ser y su relación con el entorno.
El pueblo Mbya habitaba Misiones antes de la formación del Estado argentino; reconocer esto avala su reclamo por la propiedad comunitaria de sus tierras, como establece el artículo 75 inciso 17 de la Constitución.
Sus conocimientos ancestrales sobre el uso del espacio y la conservación de la biodiversidad son inseparables de su historia. Reivindicar su preexistencia es también valorar ese conocimiento frente al extractivismo y la deforestación.
Los discursos que la niegan tienen un trasfondo ideológico que busca justificar la expropiación de tierras y la vulneración de derechos. Reivindicar la preexistencia es confrontar esa narrativa y reconocer la injusticia histórica sufrida.
Reconocer al Pueblo Mbya fortalece el pluralismo cultural argentino y defiende la plena vigencia de los derechos indígenas consagrados en la Constitución de 1994 y en los tratados internacionales.
Reivindicar la preexistencia Mbya es un acto político y de justicia histórica que reafirma su identidad, cultura y derechos territoriales, y garantiza su participación en las decisiones que afectan su vida y su territorio.
El Pueblo Mbya conserva saberes únicos en torno a la espiritualidad, el cuidado del ambiente, la medicina tradicional. ¿Qué enseñanzas de esta cosmovivencia crees que resultan más urgentes para nuestra sociedad actual?
La más inexcusable de sus enseñanzas, es su inteligente y recíproca relación con la naturaleza. Aun se puede observar que no comprenden el entorno como un recurso a explotar, sino como un ser del que son parte, lo que los ha convertido en los únicos verdaderos guardianes del bosque y su biodiversidad.
Asimismo, la visión Mbya en la producción de alimentos y el uso de recursos es interiormente sostenible, en contraposición al modelo consumista occidental, que destruye el entorno. Dado que dicha visión conecta la espiritualidad con la conservación de la naturaleza. Siendo los líderes espirituales, como así también los sabios, quienes transmiten el conocimiento ancestral sobre el cuidado del monte.
El íntimo valor comunitario de la cultura Mbya proporciona un modelo para contrarrestar la creciente desintegración social.
Por otro lado, la medicina Mbya no se limita a tratar síntomas, sino que aborda la salud de forma integral, sanando el espíritu y manteniendo el equilibrio con la naturaleza. Existe un vasto conocimiento ancestral de la biodiversidad trasmitido por tradición oral, que el PuebloMbya posee sobre las propiedades curativas de las plantas de la selva.
En síntesis las enseñanzas Mbya son útiles en la actualidad para encarar la denominada “crisis climática” mediante el ejemplo de relación sostenible y respetuosa con el ambiente que nos muestra cómo revertir el daño ambiental causado por la explotación desmedida; su profundo sentido de comunidad contrarresta el individualismo y la fragmentación que afectan a las sociedades actuales. El enfoque holístico de la salud ofrece una opción a la medicina occidental, que generalmente se centra solo en lo físico.
Es decir, la sabiduría Mbya demuestra que es posible vivir priorizando el bienestar colectivo y espiritual sobre la acumulación material. En un mundo al borde del colapso ecológico y social, esta cosmovivencia ofrece un camino hacia un futuro más equilibrado.
La lengua Mbya sigue viva, situación que no ocurre en otros Pueblos Indígenas. ¿Qué lugar ocupa el idioma en la permanencia de una cultura?
La lengua ocupa un lugar central y fundamental en la permanencia de una cultura, especialmente para los pueblos indígenas como los Mbya, donde no es solo un medio de comunicación, sino el recipiente y transmisor de su cosmovisión, historia y saberes ancestrales. Su vitalidad es una señal de la resiliencia y continuidad cultural, mientras que su pérdida puede significar la desaparición de elementos culturales únicos.
El idioma Mbya-Guaraní contiene una estructura, vocabulario y expresiones que reflejan su forma particular de entender el mundo, la naturaleza y la espiritualidad. Hay conceptos en el idioma Mbya que no tienen una traducción exacta a otras lenguas, como el español. Por ejemplo, el concepto de ñande reko (nuestro modo de ser) o la yvy marãe’y (tierra sin mal), no se pueden comprender plenamente sin su contexto lingüístico. Tiene la particularidad de nombrar y describir de manera precisa el territorio, la flora, la fauna y los seres espirituales que lo habitan, lo que demuestra la profunda conexión del pueblo con su entorno, una relación que no se podría expresar completamente en otro idioma.
Lo más importante que tiene el idioma es su rol de guardián de la memoria y la historia del pueblo Mbya, no está escrita en libros, sino que se transmite oralmente de generación en generación. De ahí viene el extremado valor de la palabra, porquela oralidad es sagrada: La tradición oral es un pilar de la cultura Mbya, y el idioma es su vehículo. A través de canciones, relatos y discursos rituales, se transmiten las historias de sus antepasados, los mitos de origen y las enseñanzas para la vida en comunidad.
La conservación del idioma permite al Pueblo Mbya mantener su identidad cultural y resistir la asimilación. En un contexto de presiones externas, la lengua se convierte en un símbolo de orgullo y un acto de afirmación cultural, íntimamente ligado a las prácticas sociales y rituales del pueblo.
La vitalidad de la lengua Mbya-Guaraní es una de las principales razones por las que su cultura persiste: no es un elemento superficial, sino el tejido profundo que conecta su pasado, su presente y su futuro.
En un contexto político de desfinanciamiento y derogación de normativas clave, ¿qué riesgos consideras que enfrenta hoy el Pueblo Mbya en relación a sus derechos y territorios?
Hoy enfrentan riesgos significativos, especialmente relacionados con sus derechos territoriales, el avance de proyectos extractivistas y la vulneración de sus derechos sociales básicos. La situación actual intensifica problemas históricos como el despojo territorial, la presión de grandes empresas y la falta de cumplimiento de las leyes vigentes.
También la dificultad de acceso a la justicia: el desmantelamiento de organismos estatales y la falta de recursos para asistencia legal dificultan que las Comunidades Mbya puedan defender sus derechos ante los tribunales, dejándolas en una situación de indefensión frente a los intentos de despojo.
Por otro lado, el contexto político actual se acompaña de un aumento de la intolerancia racial y los discursos de antipatía, que buscan deslegitimar los derechos de los pueblos indígenas. Esto incrementa el riesgo de violencia y criminalización hacia los Mbyapor defender sus territorios ancestrales. En este escenario, la protesta social de las comunidades para reclamar sus derechos suele ser criminalizada, con acciones legales en su contra que intentan silenciar sus reclamos legítimos.
A pesar de la violencia y la desidia del Estado, vemos Comunidades unidas y organizadas. ¿Cómo observas hoy esa capacidad de resistencia del Pueblo Mbya y cuáles son, a tu criterio, los principales desafíos que enfrentan hacia adelante?
La resistencia del Pueblo Mbya es un testimonio de su fortaleza y sabiduría, que se sostiene en la profunda conexión con su territorio y su identidad. Sin embargo, los desafíos que enfrenta son estructurales y se intensifican en el contexto político actual, exigiendo una lucha continua y adaptativa para garantizar su supervivencia y el pleno ejercicio de sus derechos.
En la actualidad, la resistencia del Pueblo Mbya es una expresión de una larga historia de lucha frente a la opresión, el extractivismo y la desidia estatal. A pesar de un contexto político adverso, la capacidad de las comunidades para permanecer unidas y organizadas es notable. Se manifiesta a través de diversas estrategias que combinan la defensa activa de su territorio con la preservación de su identidad cultural y espiritual.
Las Comunidades Mbya se ven fortalecidas a través de la organización interna. La resistencia se ve en las estrategias de litigio y visibilidad, a menudo apoyados por organizaciones de derechos humanos y ambientales, recurren a instancias legales y mediáticas para visibilizar sus reclamos. Denuncian ante la opinión pública y los organismos estatales la vulneración de sus derechos, como la falta de servicios básicos y la amenaza de desalojos.
Lo que es más importante aún es la resistencia cultural y espiritual: Más allá de las acciones políticas, la resistencia Mbya es inherentemente cultural. La defensa de su espiritualidad, la vitalidad de la lengua, sus producciones plástico visuales y la transmisión de sus saberes ancestrales son actos de resistencia en sí mismos. Mantener sus ceremonias, la conexión con el monte y su forma de vida comunitaria es una forma de reafirmar su existencia frente a un modelo que busca su asimilación.
Los principales desafíos futuros son la protección legal de sus territorios, encontrar mecanismos efectivos para frenar las actividades de proyectos extractivistas, defender el acceso a servicios básicos, luchar contra la invisibilización,fortalecer su propia narrativa, visibilizar sus luchas y contrarrestar los prejuicios que perpetúan su marginalización. También lograr que los jóvenes Mbya se involucren en la defensa de su cultura, idioma y territorio, fundamental para garantizar la continuidad de su lucha en el futuro.
Finalmente, ¿crees que las raíces del Pueblo Mbya son lo suficientemente fuertes como para sostenerse frente a este escenario de invisibilización y olvido? ¿Qué nos enseñan sus luchas históricas en cuanto a memoria e identidad?
Sí, las raíces del Pueblo Mbya son extraordinariamente fuertes, forjadas a lo largo de siglos de lucha y resistencia cultural frente a la colonización, la opresión y, más recientemente, la desidia estatal y la invisibilización. La persistencia de su lengua, su espiritualidad y su profunda conexión con el monte así lo demuestran. Su cultura no es una reliquia del pasado, sino una fuerza viva que se adapta y resiste en el presente. Sus raíces culturales son sólidas, hay una permanente lucha por sostener su identidad que está íntimamente ligada al territorio, el monte. La defensa de sus tierras no es solo una lucha material por los recursos, sino una defensa de su propia existencia cultural y espiritual. Esta conexión profunda es lo que les permite resistir y reorganizarse frente a los intentos de despojo.
La espiritualidad es el pilar del pueblo Mbya.
A pesar de las crisis por las que atraviesan las Comunidades, la fuerza de ellas radica en su organización social y su capacidad de toma de decisiones colectiva, liderada por figuras de autoridad tradicional. Esto les permite movilizarse y resistir de manera coordinada, como lo demuestran las recientes protestas conjuntas de comunidades misioneras.
Las luchas históricas del Pueblo Mbya marcadas por el acoso, los desalojos y el avance de la “sociedad envolvente”, ofrecen lecciones cruciales sobre la memoria y la identidad, la memoria como herramienta de resistencia: La memoria no es un recuerdo pasivo, sino una herramienta activa de resistencia. La memoria les permite contrarrestar el relato dominante que busca invisibilizarlos o representarlos como un grupo sin pasado.
La resistencia es una expresión de identidad: La resistencia del Pueblo Mbya no es solo una reacción a la opresión, sino una expresión intrínseca de su identidad, que se manifiesta en su lengua, en sus tradiciones, en sus manifestaciones plástico visuales (cestería, pintura corporal, tallas y abalorios. Su lucha por el territorio es una lucha por su derecho a ser Mbya. Esto nos enseña que la identidad no es una simple categoría, sino una fuerza que impulsa la acción y la defensa de los derechos colectivos.
Sus luchas nos enseñan que la memoria y la identidad son fuerzas dinámicas y vivas que, lejos de ser vulnerables, son la fuente de la resistencia más profunda y duradera.
Las palabras de la Doctora Eva Okulovich invitan a repensar la historia desde sus márgenes, recordando que no hay futuro posible sin memoria y sin cultura, pilares de toda resistencia colectiva.
12-10-2025 / Plan B / emipasitio.com