Esteban Nofal.

Habló financista dueño de Tapebicuá: No descarta despedir ni desguazar la empresa, pero no por ahora

Esteban Nofal es financista con experiencia en Wall Street, que desde hace tiempo maneja el fondo Cima Investments en la Argentina.

Hace tiempo compró parte de los pasivos de Vicentín y saltó a la notoriedad en esta parte del país hace unos meses cuando se quedó con Celulosa Argentina y Tapebicuá, uno de los aserraderos más grandes del país con sede en Virasoro, pagando apenas 1 dólar y la deuda y los pasivos asumidos.

Hoy se publicó en El Cronista la primera entrevista que Nofal dio, donde habló también por primera vez sobre sus planes para el grupo Celulosa-Tapebicuá.

Remarcó que no está en sus planes, en principio, despedir personal y que tampoco tiene en mente desguazar a Celulosa. Aunque tampoco lo descartó si en el futuro no le encuentra la vuelta al gigante.

“No digo que mañana no sea estratégico vender un activo de Celulosa. Pero, primero, tenemos que ver qué negocio tenemos”, indicó.

“En este momento, no nos planteamos reducir personal. La realidad es que vamos a tratar de eficientizar y, si esto lleva a que, dentro de una cierta cantidad de tiempo, tengamos que tomar esa decisión, lo haremos”, indicó.

Señaló que, primero, buscará poner en marcha las empresas y volver a generar caja. También dijo que inyectó en forma de préstamo a la compañía 18 millones de dólares que permitieron reabrir las plantes de Celulosa Argentina de Zárate y Capitán Bermúdez.

Nofal dijo que en la Argentina “se forzó mucho” la entrada de las empresas a una nueva etapa donde todas deben buscar ser más competitivas, porque se hizo sin una planificación. Y pidió tener un dólar alto al menos en la transición a esta nueva etapa, hasta el 2027.

¿Cómo fue la decisión de comprar Celulosa Argentina?

-Es una empresa que históricamente tuvo buenos balances y buena generación de caja. Tiene, además, un valor agregado, un negocio, el 50% del mercado local y una gran potencialidad. Tratamos de comprarla cuando los pasivos estaban ordenados, que, en la Argentina, se le llama concurso preventivo. Quizás, tuvo un nivel de deuda que no era el ideal en ese momento y tampoco estaba preparada para estas cosas que suceden en la Argentina, que son los planes de estabilización.

-¿A qué se refiere?

-Se modifican las reglas de juego para empresas que vienen trabajando de una misma manera hace muchísimos años. Se habla mucho de la reconversión de la industria argentina. Más allá de las reformas que tendrán que venir para que el país sea viable, esta reconversión se forzó mucho y, en general, es difícil adaptarse sin tener una buena planificación.

Ahora estamos en una etapa de sincerar las posibilidades de la compañía en cuanto a qué es lo que puede pagar a futuro. Pero, principalmente, estamos tratando de reformar procesos internos que, también, se facilitan en los momentos de crisis. Esto requiere cambiar ideologías y formas de trabajo que se vienen ejecutando hace muchos años. En eso, hay mucha productividad a ser ganada en la Argentina.

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-Cuando se refiere a eficientizar, cambiar ideologías y formas de trabajo, ¿piensa en desvincular personal?

-Siempre, los que más sufren la crisis son los trabajadores de la empresa. Pero, en este momento, no nos planteamos reducir personal. No vamos a ir a un procedimiento preventivo de crisis para intentar reducir la plantilla. La realidad es que vamos a tratar de eficientizar y, si esto lleva a que, dentro de una cierta cantidad de tiempo, tengamos que tomar esa decisión, lo haremos. Sin embargo, se pueden hacer estas cosas de una manera virtuosa. Esto no quiere decir que no tenga que ser ácido en el análisis ni en tomar decisiones difíciles. Pero no es una prioridad.

-¿Cuál es el primer paso, entonces?

-Parte de esta decisión fue ver si la empresa tiene valor y si puede ser virtuosa. La segunda parte es definir cómo podemos mejorar la productividad. En este caso, tuvimos que hacer un aporte de dinero muy importante para poner de pie a la empresa y que empiece a generar caja.

Es una compañía que factura cerca de u$s 200 millones al año, por lo que tiene que tener un capital de trabajo adecuado para empezar a funcionar. El compromiso que tomamos, junto a inversores (algunos del exterior, de mis épocas de Wall Street, y otros locales), fue de u$s 18 millones. Es un préstamo posconcursal a la compañía y, con eso, más los ajustes que tenemos que hacer en este período que nos da la Ley de Concursos y Quiebras, entendemos que vamos a poder avanzar en las reformas que tenemos que hacer para que Celulosa empiece a generar una caja positiva y que la rueda empiece a girar. De hecho, ya empezó. Prendimos las máquinas de la planta de Capitán Bermúdez, que ya están funcionando a pleno. La de Zárate, en tanto, tiene algunos problemas por ahora.

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-¿Celulosa vuelve a exportar?

-Ya estamos planificando un envío a Brasil. Es una de las pocas plantas del planeta que hace desde la pulpa hasta el papel: recibimos el árbol y entregamos el papel definitivo. Eso nos da la posibilidad, cuando es conveniente, de exportar un poco. Pero el mercado interno tiende a tener mejores precios porque, por la propia estructura de la empresa y su capacidad de generar stock, se le baja el capital de trabajo a las distribuidoras y a las librerías. De otra manera, tendrían que importar y el papel es pesado y ocupa espacio, es volumétrico.

-¿Qué futuro le ve a la empresa?

-Mi forma de entrar es que no necesariamente hay que romper. Yo no compro empresas que no son virtuosas, ni compro para desguazarlas. Trato de comprar empresas para ponerlas de pie, como el caso de mi inversión en Vicentin. Tiene que ver con intentar que la compañía se reponga porque es un orgullo para la Argentina. Obviamente, quiero hacer un buen negocio. Pero quiero que la empresa siga funcionando. Hay una parte de valor en estas compañías como para desguazarlas y romperlas todas.

No digo que mañana no sea estratégico vender un activo de Celulosa. Pero, primero, tenemos que ver qué negocio tenemos, que tan eficiente es, cuáles son los márgenes, donde estamos perdiendo, cómo podemos eficientizar, dónde podemos hacer inversiones y, en el medio, tenemos que discutir el tema de la deuda. Yo no cobro absolutamente nada de Celulosa y no pretendo hacerlo hasta que no pueda repartir dividendos.

Plan B / El Cronista / 28-10-2025

 

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