La Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (Faima) aprobó la creación de un comité de crisis que apunta a funcionar como una “enfermería pyme”, según dijeron.
Es decir, atender a empresas del sector, especialmente medianas y chicas, que entran en una etapa de crisis económica por la caída de ventas y parálisis productiva. El objetivo es buscar soluciones y coordinar medidas con el sector público para evitar el cierre y despidos.
Dentro del sector forestoindustrial, se apunta principalmente a los aserraderos con alto impacto en Misiones y Corrientes, donde está concentrado buena parte de ese eslabón del sector.
FAIMA es una entidad de segundo grado que aglutina a 28 cámaras que representan a rubros muy distintos del sector foresto-industrial, con mueblerías, aserraderos, industrias celulósicas y papeleras.
“La situación es muy compleja, sobre todo en la primera transformación de la madera y en sus remanufacturas; en su totalidad la foresto-industria está en uno de los peores momentos de los últimos 20 años, tanto el mercado interno como el externo. Hay falta de demanda y precios que no alcanzan a cubrir costos”, explicó a Plan B, Guillermo García, vicepresidente.
APICOFOM y Amayadap, que integran FAIMA, vienen advirtiendo desde hace un tiempo el panorama cada vez más complicado que atraviesan las empresas del sector.
“Uno de los eslabones que peor la está pasando es el de los aserraderos”, subrayó, en tanto, Guillermo Fachinello, titular de la Asociación de Productores, Industriales y Comerciantes Forestales de Misiones y Norte de Corrientes (Apicofom).
Bomba de Apicofom: madereros “están en su peor momento y peligran empleos y empresas”
Entre la crisis coyuntural y el cambio de paradigma
Según los expertos consultados, el problema de los aserraderos responde a una combinación de cuestiones coyunturales, pero también a un cambio de paradigma: muchos son ineficientes y tienen una tecnología obsoleta, y sus días están contados aún cuando venga un repunte económico.
Justamente por esto es que el comité de crisis busca identificar y agrupar a las empresas que atraviesan problemas para buscar las mejores soluciones para cada una.
Ante la consulta de Plan B, una fuente de la Secretaría de Agricultura respondió que están en permanente contacto con Faima y con el sector foresto- industrial, pero declinó realizar comentarios sobre esta iniciativa.

Considerada uno de los ocho sectores estratégicos que es elegible para los beneficios del RIGI (Régimen Impositivo de Grandes Inversiones), junto a rubros como energía, petróleo y gas o minería, una parte importante de la foresto-industria está recibiendo de lleno los efectos de la caída del consumo y la construcción, indicaron.
A esto se suma el atraso cambiario y la pérdida creciente de competitividad en las exportaciones de productos como madera, molduras, laminados y otros artículos, que adicionalmente enfrentan la potencial avalancha de importaciones desde Brasil, dijeron en las industrias.
Una de las firmas con problemas es nada menos que Celulosa Argentina, un gigante histórico del sector foresto-industrial.
Con la caída de ventas en el mercado local y externo, Celulosa Argentina viene acumulando pérdidas crecientes y busca compradores o socios nuevos para sus negocios de aserradero (Tapebicuá, con epicentro en Corrientes) y también para la planta de celulosa que tiene en Capitán Bermúdez. Hace dos meses anunció que no podrá cumplir con sus acreedores y contrató a VALO Columbus para reestructurar sus pasivos.
El mismo día en que se armó el Comité de Crisis en Faima, Celulosa comunicó la paralización de sus plantas de Capitán Bermúdez y Zárate porque se quedó sin capital de trabajo.
“Actualmente, la capacidad instalada del sector opera al 50%, generando serias dificultades para afrontar los costos fijos, y provocando el cierre de establecimientos, además de pérdidas significativas que afectan el capital patrimonial de las empresas”, indicó Faima en un comunicado sobre la creación del comité de crisis. “Pese a este contexto, las industrias han sostenido hasta el momento sus planteles de trabajadores. Sin embargo, el agravamiento de la situación requiere de acciones urgentes y coordinadas”, solicitó.

El comité de crisis será “un espacio de diagnóstico y planificación de acciones, con el objetivo de: relevar y monitorear de forma continua la situación del sector; formular propuestas concretas para ser presentadas ante organismos provinciales y nacionales y promover medidas de alivio y acompañamiento que mitiguen la vulnerabilidad actual de las empresas”.
“Entendemos que, a veces, muchas de las soluciones deberían estar derivadas de la política económica nacional. El comité lo que pretende es que podamos relevar y monitorear en forma permanente la situación, las propuestas en principio van a salir del trabajo del comité”, dijo García. “Pretendemos transmitir a las autoridades provinciales y nacionales para que tomen conocimiento de que esta crisis en muchos casos está resultando terminal. Entendemos que deberíamos trabajar en todos los espacios posibles que nos permitieran volver a producir e invertir en la actividad que hemos elegido”, agregó.
Inviable: Tapebicuá, uno de los aserraderos más grandes de la Argentina, analiza el cierre total
En un sondeo realizado a empresas de todo el país, el 78% de las empresas encuestadas reportaron caídas en sus niveles de producción en los últimos meses. Para el próximo semestre, el 20% de las firmas espera una mejora en sus niveles de producción, el 46% considera que se mantendrán sin cambios y el 34% proyecta nuevas caídas.
Plan B/ La Nación / 11-8-2025