Por Martín Ayala *
Ante la noticia de la renuncia del Ministro del Superior Tribunal de Justicia Dr. Jorge Rojas, y la propuesta de su reemplazo en la persona de la Dra. Valeria Fiore, surgen algunas reflexiones.
Cabe detenerse en la trascendencia de la función desempeñada por el Dr. Rojas que fuera designado durante el gobierno del ex gobernador Humada.
El ministerio que ejerció el juez Rojas atravesó los gobiernos de Puerta, Rovira, Closs, Passalacqua y Herrera Ahuad. Una función marcada por una gran experiencia en su vocación de servicio.
También podría ser momento de reflexión sobre la importancia estratégica de la propuesta de la Dra.Fiore para integrar el Superior Tribunal de Justicia de Misiones.
La Dra. Fiore ostenta un desempeño profesional caracterizado por la empatía, el trabajo colaborativo, la dedicación al estudio y la enseñanza de la ciencia del Derecho y una larga trayectoria en tareas vinculadas a la resolución de conflictos por vías no adversariales.
Elijo, en cambio, la oportunidad de reflexionar sobre las miradas retrospectivas y prospectivas del sistema legal de solución de conflictos jurídicos que administra el Poder Judicial de Misiones y cuya administración encabeza el Superior Tribunal de Justicia.
En efecto, el STJ no solamente es uno de los 3 poderes que gobierna el Estado Provincial, sino que tiene la función de administrar un sistema regulado de resolución pacífica de conflictos jurídicos que denominamos coloquialmente, “justicia”: “El poder judicial hace justicia”.
En una mirada histórica, no podemos dejar de mencionar que el funcionamiento del sistema judicial (que administra y dirige; aunque cuenta -o debería contar- con la colaboración de otros actores, entre ellos -nosotros- los abogados y abogadas) merece, de parte de gran parte de la sociedad -especialmente de aquellos debieron transitar/ padecer sus instancia- un reproche, en mi opinión justificado, de mora y falta de empatía.
Desde el siglo XIX, José Hernández en su obra emblemática de la literatura argentina, denunciaba los vicios que ostenta la sistema de justicia.
“La ley es tela de araña, y en mi ignorancia lo explico,
no la tema el hombre rico, no la tema el que mande,
pues la rompe el bicho grande y sólo enrieda a los chicos.
Es la ley como la lluvia, nunca puede ser pareja,
el que la aguanta se queja, más el asunto es sencillo,
la ley es como el cuchillo, no ofiende a quien lo maneja”
En la misma idea, durante la presidencia de la Corte Suprema de Justicia, en cabeza del Ministro Rosenkrantz, éste reconoció la falta de credibilidad que sufre el Poder Judicial Federal por parte de la sociedad.
Es entonces una deuda pendiente del sistema judicial de solución de conflictos (integrado, entre otros actores, por jueces funcionarios judiciales y abogados) generar respuestas comprensibles, tempestivas y equitativas para recobrar la confianza de su comunidad.
Hacia el futuro, la organización judicial debe afrontar decididamente y con acciones que se adviertan como mejoras concretas para la sociedad, el desafío de lograr celeridad y transparencia en sus decisiones.
Para estos objetivos, la tecnología es una gran aliada. En el Poder Judicial de Misiones hace mucho más de una década se ha iniciado el proceso de digitalización de causas o expedientes judiciales. Pero los avances han sido espasmódicos. Un avance importante al inicio del período conocido como Aislamiento Social Preventivo Obligatorio en la pandemia; y antes y después avances escasos.
Todavía en los casilleros de los juzgados subsisten (pocos y cada vez menos) expedientes en papel, cosidos y amontonados. La digitalización del sistema es parcial y convive con trámites en papel de estilo decimonónico.
Pero la digitalización del proceso judicial no es la última frontera. Hoy debemos pensar sistemas de gestión digital de expedientes mediados o intervenidos por inteligencia artificial que puedan acelerar, facilitar y priorizar los expedientes urgentes para lograr respuestas eficaces a reclamos sensibles. Además, la incorporación de procesos asistidos por inteligencia artificial puede agilizar la gestión de procesos simples.
Por último, aun con tecnología (o sin ella) el sistema de resolución de conflictos jurídicos que administra el Poder Judicial, es un mecanismo regulador de conductas humanas en conflicto con otros seres humanos. No son solo papeles, pedidos o trámites, son reclamos de personas afectadas por un conflicto. Personas que sufren ante lo que perciben como una injustica y que requieren un trato digno, un trato humano.
La empatía de todos los actores del sistema desde abogados a jueces es una devolución necesaria a la sociedad que no solo reclama respuestas sino (muchas veces, fundamentalmente) ser oída, poder destacar su desacuerdo, recibir un trato humano.
Anhelo para nuestra sociedad una sistema judicial donde todos sus operadores puedan coincidir en algunos objetivos básicos: celeridad, transparencia y empatía encarando esfuerzos a tal finalidad.
*Martín Ayala es abogado y fue presidente del Colegio de Abogados de Misiones (2012-2016)