Análisis.

En lugar de bajar, Misiones le “subió” más IIBB a la industria yerbatera, a quien culpa por la toma de la ATM

Por Martín Boerr

El eterno antagonismo entre Carlos Rovira y su ex mentor, Ramón Puerta, las dos figuras excluyentes de la política misionera de los últimos 35 años, volvió a colarse esta semana en la protesta yerbatera.

Y lo peor es que en esta pelea, ambos bandos utilizan a algunos referentes de la producción para llevar agua para su molino, convirtiendo todo en una disputa política y dejando en segundo plano el padecimiento del hombre de la chacra.

¿Qué fue lo que sucedió esta semana en ese antagonismo que parece resurgir en cada conflicto importante, como sucedió el año pasado con las protestas de policiales y docentes o el escándalo Kiczka?

El creciente y legítimo malestar de los pequeños productores yerbateros, para el Gobierno renovador estuvo estos días acicateado por los intereses económicos y políticos de los industriales yerbateros, cuya mayor cara visible es Puerta.

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Los productores coparon el puesto de la ATM, también conocida como la Aduana Paralela, de Paraje Centinela, casi en el límite con Corrientes. El Gobierno dijo que esa toma fue alentada por los industriales.

“La protesta en los puestos de Agencia Tributaria de Misiones (ATM) no está hecha por los productores legítimos son algunos infiltrados financiados por la oposición y algunas industrias . Hoy al productor yerbatero los puestos de ATM no lo perjudican ni afectan para nada”, señaló a Plan B este sábado, una alta fuente oficial.

Cabe aclarar que ese funcionario no deja de reconocer que le malestar entre los yerbateros es legítimo: “El productor real está desesperado y pide ayuda eso es cierto, pero tampoco sabe cuál es la solución”.

Una de las cuestiones que apuntan desde el oficialismo es que hubo opositores que facilitaron baños químicos y otros recursos para sostener el acampe, algunos habrian sido aportados por el intendente de Concepción de la Sierra, el puertista Hugo Humeniuk.

Contraataque

Con la convicción (y la información) de que algunos industriales yerbateros estaban detrás de la toma del puesto de al ATM, la Renovación salió a contraatacar.

Primero alentó a un grupo de referentes yerbateros-renovadores, entre los que se encuentra Jonás Petterson, a realizar un escrache a las puertas de las industrias yerbateras el miércoles y jueves. Uno de los Petterson (Julio) es subsecretario de asuntos yerbateros del Ministerio del Agro.

Sobre la RP1, fueron a la puerta del establecimiento Gerula (a 3 o 4 kilómetros del Cruce San José), a la puerta de Holowaty, que tiene su espléndido establecimiento industrial casi a la entrada de Apóstoles (y al que siempre se lo vincula con Puerta y su amigo Duhalde).

También sobre RP1 y entre Apóstoles y Azara, fueron al camino de acceso a La Cachuera. También a la puerta de Las Marías.

El Gobierno también operó fuerte para que los medios pasen el siguiente mensaje como si fuera propio de cada diario o analista: la culpa de lo que le pasa a los productores es de los industriales yerbateros y de la desregulación del INYM de Javier Milei.

Resolución 126/25, de IIBB a la industria yerbatera

Pero lo más interesante llegó el viernes, cuando sacó la resolución 126/2025 de la ATM por la cual no sube la alícuota de Ingresos Brutos a los industriales, pero cierra más el cerco con el que se cobra este gravamen a la industria, apretando más y dificultando más cualquier mecanismo para eludir el cerco de Rentas.

Esta resolución, firmada por Adolfo Safrán, define con más precisión actividades como el acopio de yerba, el servicio de secanza, el de estacionamiento acelerado (actividad donde los Puerta son líderes) y la venta de yerba no propia al por mayor.

“No hay aumentos de impuestos, sólo se desagregan actividades que pagan misma alícuota que antes. Secaderos y molinos que procesan yerba propia tributan 1,5% por la venta . Servicios de secanza o molienda 5% acopio ( comprar como intermediario ) como antes paga 4,5% y la venta del producto (no industria ) 4,5%”, indicó a Plan B, una fuente de Rentas.

Los industriales lo recibieron con un mazazo, porque estaban tratando de colar (con cierto éxito) en el debate yerbatero que como parte de la solución les bajaran o eliminaran directamente el cobro de IIBB a la actividad industrial, con el argumento de que esa mejora iba a trasladarse, eventualmente, a un mejor precio pagado por la materia prima.

El Gobierno misionero respondió ratificando IIBB y mejorando las herramientas para cerrar el cerco contra cualquier evasión o elusión.

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Ingresos Brutos, además de ser una extraordinaria máquina de generar ingresos para el Tesoro misionero (recauda más que Corrientes, Chaco y Formosa juntas), es también considerado un arma política, la forma más efectiva que tiene la Renovación de amedrentar a los industriales.

Es muy común, cuando uno habla con un empresario y lo invita a que comparta sus ideas, críticas y reflexiones en una entrevista o comentario para publicar, que la respuesta sea: “No, que mañana me mandan a Rentas”.

También, y los industriales lo saben, es el talón de Aquiles para criticar al Gobierno. Misiones no puede negar, ya tampoco puede ocultar, como se convirtió en una de las provincias de mayor presión fiscal del país con su ya legendaria y conocida, Aduana Paralela.

Incluso expertos de la industria yerbatera atribuyen a esta asimetría con Corrientes, el liderazgo sólido de Playadito y Las Marías, que hoy concentran por sí solas más del 40% del mercado.

Una hegemonía que bien puede ser comparada con una metáfora futbolera: Las Marías y Playadito le son, al ranking yerbatero, lo que el Barcelona y Real Madrid de los tiempos de Messi y Ronaldo, al resto de los equipos de la Liga Española. Son estas dos empresas en el 1-2 y después, lejos, viene el resto en un constante sube y baja.

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Casi para mostrar su poder de fuego, la ATM mandó a su gran trailer móvil para apoyar las tareas del puesto tomado por los productores en Centinela, toda esta semana.

También, como señaló Plan B en un informe reciente, la Aduana Paralela pudo haber incidido para que marcas cordobesas como CBSé o Verdeflor crezcan y sean “top ten”, mientras a las misioneras (salvo La Cachuera) les cuesta cada vez más mantenerse en la elite.

Ahora a esa pelea se suma la también “extrazona” Cachamai, de la poderosa familia Werthein, que gracias a la desregulación quiere ser líder en yerba tradicional (antes hacía solo compuesta). Tiene su industria en Rosario.

Una bala que entra

Sin dudas, visibilizar la ATM en una protesta que pueda concitar la llegada de medios nacionales, en medio de la presión del Gobierno de Javier Milei por que las provincias bajen o eliminen impuestos -especialmente Ingresos Brutos-, es algo que en este momento puede hacerle buen daño a al Renovación.

¿Qué pasaría si el León lo toma como bandera de lo que no hay que hacer? La industria yerbatera-puertista, ya había logrado que Mauricio Macri, cuando fue Presidente, se expidiera en contra de la Aduana Paralela, a la que tildó de “inconstitucional”.

Pero una cosa es Macri, que lo dijo en una entrevista con el Canal MisionesCuatro (de Puerta) y luego se olvidó del tema, y otra muy distinta es Milei. Que no sólo está obsesionado con que las provincias bajen impuestos, sino que necesita encontrar más carne para su “motosierra”.

Antecedentes

Para entender todas estas idas y vueltas, hay que comprender que la pelea entre la Renovación y la industria yerbatera-puertista no es sólo económica, sino que tiene tintes profundamente políticos.

Cuando se habla de puertismo, no se trata de un grupo de gente que quiere que Ramón Puerta (o su hijo) vuelva a ser gobernador o que regresen los años 90.

El puertismo es un concepto político, y está constituido por sectores empresarios que hace 30 años formaban parte de la mesa del poder, y hoy miran esos lugares desde afuera, con “la ñata contra el vidrio”.

No son solo empresarios yerbateros, sino también de otros sectores de la agroindustria, del sector ganadero (muy puertista), o profesionales y gente afín a este grupo.

Ni siquiera están necesariamente vinculados a Ramón Puerta o a su espacio político, aunque los une el mismo concepto: el antagonismo acérrimo con la Renovación, y principalmente, con la figura de su jefe Carlos Rovira,.

¿Por qué? Porque fue Rovira quien los desplazó de ese sitial de privilegio y los tiene así, excluidos, desde hace un cuarto de siglo.

Rovira. Nada más y nada menos que el secretario que le cebaba mate, callado, a Puerta en sus días de esplendor. El mismo que superó ampliamente al maestro en el arte de aplicar las lecciones de Maquiavelo.

No cuesta imaginarse lo indigerible que eso debe ser para algunos hombres forjados en la idea de que en esta “tierra sin mal”, algunos nacieron para mandar y ser dueños y otros, simplemente, para agachar la cabeza y obedecer.

Por supuesto, el puertismo nunca va a admitir estas motivaciones oscuras, y quizás en un acto de autoindulgencia, va a sostener que sus críticas cerriles al oficialismo misionero son puro fervor republicano y democrático, de sostener valores como la transparencia, la lucha contra la corrupción y la sana alternancia en el poder. No importa si gobierna un tal Rovira o un tal Puerta (je, je).

“Los industriales yerbateros fueron parte del poder durante muchas décadas hasta la llegada de Carlos Rovira”, afirma Carlos Valenzuela, director de Canal 4 Digital, peronista histórico y que formó parte del gobierno puertista. Valenzuela hoy es cercano a la Renovación.

Ese encono vuelve a aparecer cada cierto tiempo aunque a veces no se percibe, porque una característica de los industriales yerbateros es que hacen casi todo bajo cuerda, sin identificarse, como sucedió con la “letra y música” del capítulo yerbatero del DNU 70/2023.

¿O hay alguien que todavía crea que Federico Sturzenegger y sus colaboradores conocen lo que es un yerbal?

Es justo decir que en este accionar, los industriales no se diferencian de muchos otros sectores de la economía y el poder que tratan de incidir en una discusión o un debate público.

Es legítimo y tienen todo el derecho a operar según sus intereses o su mirada de un asunto.

La diferencia es que en Misiones, en forma muy marcada, casi nunca se sabe a ciencia cierta, quién es quién.

También es una lástima, que los productores puedan quedar como rehenes de una pelea de dos gigantes que nunca la van a pasar mal, como un productor yerbatero que se banca el calor, la lluvia y el frío al costado de una ruta.

Al final los extremos siempre terminan tocándose, la sangre nunca llega al río y los que terminan padeciendo son los mismos de siempre.

Plan  B/ 8-3-2025

 

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