Por Martín Boerr
Este viernes se conoció que el Grupo Dass decidió cerrar la planta donde producía zapatillas Adidas en la localidad bonaerense de Coronel Suárez, despedir a los 360 empleados que trabajaban allí, y mudar la producción de la marca de las tres tiras a su fábrica de Eldorado.
Ahora Dass Eldorado será la única fábrica que opera este grupo -controlado por capitales brasileños- en Argentina, y a las producciones de Nike, Asics, Umbro y Fila, se sumará Adidas en la tierra colorada. Un hecho por demás auspicioso.
Pero lo que tiene como trasfondo esta decisión no es otra cosa que el gran dilema del sector privado en esta nueva Argentina: cómo ser más competitivo.
Y esa lucha por ser competitivos, implica bajar y bajar costos para tener una producción que sea competitiva con las fábricas de otros países, en especial de Asia. Una pelea muy desigual cuando impera una política de tener un dólar retrasado.
Una pelea donde gana el consumidor, sin dudas. Pero el que pierde es el trabajador y se pierden empleos industriales.
Más competitividad, producir más barato
En un comunicado, el Grupo Dass explicó que tomó esta decisión para ganar competitividad, que en este contexto económico no es otra cosa que bajar sus costos de producción, buscando fabricar calzado deportivo a menor precio.
Justamente es por este motivo que muchos ven con preocupación el cierre de Dass en Buenos Aires, ya que podría preanunciar a futuro el cierre posterior en Misiones, cuando los números “no cierren” y para las marcas como Nike o Adidas sea todavía más conveniente traer las zapatillas del sudeste asiático, que seguir operando en la Argentina a través de empresas como Dass, con altos costos laborales respecto a otros puntos del globo donde se fabrica calzado deportivo.
“Las marcas con las que trabaja el Grupo Dass revisaron sus estrategias con el objetivo de maximizar los beneficios a los consumidores y plantearon un cambio en las perspectivas de abastecimiento de sus productos”, explicó la firma en un comunicado.

Gana el consumidor, pero no el trabajador
Cuando habla de beneficiar a los consumidores, Dass se refiere a que las marcas con las que opera buscan bajar precios, manteniendo la calidad, y buscando achicar la estructura de gastos y costos de producción al máximo.
Conviene repasar a qué se dedica Dass y cuál es su negocio: el grupo brasileño, liderado por el empresario Brian Handley que también es accionista, produce zapatillas para marcas líderes a facon (a pedido).
En Brasil, Dass es un gigante con 36.000 empleados. Mientras en la Argentina, lucha por mantener su operación industrial buscando adaptarse a las cambiantes coyunturas económicas y a las reglas de juego que se suceden, gestión tras gestión de Gobierno.
“Hacemos un tremendo esfuerzo para ser competitivos y seguir produciendo en el país”, dijo una fuente de la empresa a Plan B.
Los cambios anunciados esta semana tienen que ver con buscar una forma de bajar costos para seguir produciendo aquí, pero indican claramente que la actividad industrial de Dass en la Argentina está en jaque.
De eso se trata ser competitivo cuando se debate en la Argentina, con un tipo de cambio que para muchos está atrasado, y un país que produce “caro en dólares”.
A eso hay que sumarle una política económica que premiará cualquier cambio o modificación donde gane el consumidor, pero sin tener tan en cuenta el mantenimiento de los puestos de trabajo. Esa es una característica de la política económica de Milei.
Por importaciones, Dass cierra fábrica bonaerense y traslada producción de Adidas a Misiones
Es diametralmente opuesta a la política del gobierno anterior, que en el comienzo de la gestión de Alberto Fernández, intervino para que Dass en Eldorado no se achicara más y terminara cerrando sus operaciones.
Incluso el presidente Alberto Fernández, viajó a Misiones en mayo de 2021 para inaugurar la nueva línea de producción de la marca Nike.
Hay que decir también que los gobiernos peronistas, suelen “pedirle” a grupos como Dass, que a cambio de producir acá algunos modelos, les liberan el acceso al mercado de cambios para importar muchos otros. Esa política se terminó.

La fábrica de Dass, se benefició con los gobiernos peronistas y llegó a ser el máximo empleador de Misiones a comienzos de la década pasada (2010), cuando llegó a contar con 1.500 empleados directos, aproximadamente. El modelo de consumo alto, salarios altos y sustitución de importaciones en su máxima expresión.
Con Mauricio Macri la empresa no dejó de achicar su dotación de personal, hasta que llegó la gestión de Fernández y revirtió su situación.
Insólitamente, esta vez con un gobierno muy liberal y que apoya la apertura de importaciones, la planta de Dass se beneficia y crece, porque ahora fabricará Adidas, marca que antes no producía.
Análisis y comparación entre Misiones y Buenos Aires
Lo otro que hay que decir es que la empresa dejó en claro que antes de tomar la decisión sobre cuál fábrica cerrar y cuál dejar abierta, se comparó exhaustivamente ambas alternativas, sopesando cada variable: distancia a los centros urbanos, Aduana Paralela, costos laborales, costo de trasladar las líneas de producción.
“La consolidación de la producción en una sola planta se decidió tras un análisis exhaustivo de variables como logística, eficiencia operativa, estructura de personal y demanda productiva”, indicó la empresa.
“La planta de Eldorado, operativa desde 2008, se convertirá en el centro único de las actividades industriales del Grupo, gracias a su infraestructura y capacidad para asumir un crecimiento estratégico”, indicó la firma.

Coronel Suárez, sobredimensionada
Por último, hay que agregar que en su afán por bajar costos de producción, la planta de Coronel Suárez era un gigante subutilizado por Dass.
Esa fábrica pertenecía al otrora glorioso grupo Gatic, y tenía una estructura para producir mucho más de lo que se utilizaba.
La planta bonaerense, inaugurada en 2011, empleaba a solo 360 trabajadores, aunque su capacidad industrial era ampliamente superior, publicó La Nación.
Está montada sobre el predio que funcionó de base para Gatic, empresa fundada en 1978 por la familia Bakchellian y que durante años se posicionó como la mayor fabricante de calzado e indumentaria deportiva del país. En un complejo industrial de ocho naves y más de 30.000 metros cuadrados, reunía a más de 5000 colaboradores directos. Gatic había cerrado en la década del 2000.
Era un gigante demasiado caro de mantener y demasiado caro, que terminó costándole el cierre una vez más, como a comienzos de los 2000.
Plan B/ 5-1-2025