Distintas fuentes consultadas por Plan B en la industria yerbatera confirmaron que en los últimos días se comenzó a pagar el kilo de hoja verde a 300 pesos.
El nuevo valor implica una suba de algo más del 20 por ciento, respecto a los 230 o 240 pesos que se estaba ofreciendo y también es producto de la negativa de los productores a cosechar hasta que no se aumenten los valores.
Los pequeños productores están pidiendo 505 pesos y muchos se pusieron de acuerdo para no cosechar hasta que no suban más los valores que se pagan en el secadero.
Ayer en Andresito se realizó un reunión entre productores e industriales y secaderos de la zona y se llegó a un acuerdo para pagar 370 pesos al comienzo de la zafra (abril) y un ajuste mensual de 20% desde ese mes para ir acompañando la inflación (ver nota firmada).
Preocupa la baja de stocks
La suba de lo que están pagando los secaderos es una respuesta directa a la creciente preocupación por la baja de stocks producto de vender en la góndola, y no reponer esa yerba canchada.
Típicamente, los stocks de yerba canchada que tienen las industrias se considera en equilibrio si está en torno a los 9 o 10 meses de abastecimiento al mercado interno. Es decir, unos 250 millones de kilos, aproximadamente. En los últimos tiempos la industria había superado esos niveles, en parte porque nadie quiere pesos y conviene tener yerba canchada en los depósitos.
Al mes de octubre los stocks estaban en 10 meses (de abastecimiento al mercado interno). Pero además -como es natural-, el nivel de los stocks suele bajar en los meses que no hay cosecha (y la gente sigue consumiendo y tomando mate).
En las industrias preocupa el panorama de protestas de los productores, su negativa a cosechar, la incertidumbre macroeconómica y el dato que en las últimas dos zafras, la cosecha arrancó un mes más tarda por cuestiones de clima (sequía, incendios, etc).
Además, el 2023 fue un año con récord de ventas en el mercado interno (285,4 millones de kilos), combinada con la cosecha de hoja verde más baja de los últimos cinco años (774 millones de kilos, contra 830 millones del 2022), lo cual también hizo bajar los stocks.
Toda esta puja se da en el marco de la zafriña o cosecha de verano, donde los volúmenes representan entre un 10 y un 20% de lo que se produce en un mes de cosecha gruesa (abril-mayo). El año pasado fueron apenas 13 millones de kilos en febrero, un 10% aproximadamente de lo que se hizo en junio o julio, según datos del INYM.
Plan B/ 12-2-2024