Transición bajo la lupa.

Análisis de Plan B: Fin de la utopía, Milei llama a un macrista como ministro de Economía para levantar el “cepo”

Por Martín Boerr

Primer acto, Milei dice que va a poner una bomba en el Banco Central. Segundo acto, Emilio Ocampo, el designado para esa tarea, declina su nominación y se archiva la idea de dolarización.

Primer acto, Milei ataca a Patricia Bullrich a quien tilda de “borracha” y “asesina” en campaña. Segundo acto, Bullrich es la elegida para el cargo de Ministra de Seguridad.

Primer acto, Milei y sus colaboradores atacan al Papa. Segundo acto, Francisco Bergoglio llama a Milei y el presidente electo lo invita a la Argentina (como debe ser).

Primer acto, Milei dice que no va a tratar con China. Segundo acto, China dice que eso sería “un error” y al otro día, Diana Mondino (futura Canciller) lo va a visitar al Embajador del gigante asiático en Buenos Aires.

¿Cómo se llama la obra?

La obra se llama, chocar contra la realidad. Eso es lo que sucede cuando un economista, que ni siquiera cosechó prestigio en ese rol, se hace famoso gritando en la tevé y las redes sociales, y llega a Presidente por el hartazgo de la gente en la clase política.

Transcurrida la primera semana hábil desde que Javier Milei resultó presidente electo en el histórico balotaje, las señales claras indican que el líder Libertario debe tomar decisiones y formar un equipo de Gobierno para entrar a la Casa Rosada dentro de 17 días.

Pero además, incluso si no se toma ninguna decisión firme, las decisiones van emergiendo.

Pasa también en la vida. Por ejemplo: Una familia no sabe si irse o no de vacaciones en el verano, y finalmente, de alguna u otra forma la decisión se demora hasta que aparece alguna oferta de último momento, o simplemente los números inalcanzables hacen que tomar la decisión sea más una “no decisión”, una cosa obvia.

Por estas horas se habla del pragmatismo de Javier Milei, más bien parece, el choque contra la simple realidad.

Un giro, aún no confirmado

Ayer fue un día clave en este giro entre la utopía del cambio radical y la motosierra, que ansían millones de argentinos (mientras la motosierra no los apunte) y la responsabilidad que debe asumir Javier Milei el 10 de diciembre.

Javier Milei eligió a Luis “Toto” Caputo como ministro de Economía, un cargo que este aún no aceptó (lo cual ya de por sí no es una buena señal).

¿Quién es Luis Caputo? Caputo fue el secretario de Finanzas durante la gestión de Alfonso Prat-Gay como ministro de Economía, y en ese cargo en poco tiempo gerenció un fenomenal -e irracional- endeudamiento de la Argentina que casi todas las semanas emitía bonos en dólares con inversores del exterior ávidos.

Ávidos por el rendimiendo de esos títulos y la fenomenal bicicleta financiera que se armó al cambiarlos por pesos y ponerlos a trabajar en las Lebac (Letras del Banco Central) que ofrecían rendimientos altísimos luego dolarizados graicas a que Macri aseguraba con ese endeudamiento, que el dólar no se iba a mover mucho.

Ese proceso de endeudamiento duró lo que el mercado tardó en darse cuenta que la Argentina no iba a poder devolver los dólares.

Entre primeros meses de 2017, una vez que se pagó a los fondos buitre (emitiendo más deuda) y abril del 2018 cuando comenzó la corrida cambiaria.

El FMI le llama “sudden stop“, que es cuando los inversores dejan de poner dinero en un país y empiezan a vender sus bonos para llevarse sus inversiones a otro lado.

Análisis de Plan B: ¿Qué puede ganar y perder Misiones con la motosierra de Milei en la Casa Rosada?

Plan B analizó el documento “ex post” del FMI donde describe ese período y se autocritica por la liviandad para evaluar el plan de Macri (muy optimisma, al estilo “esperá al segundo semestre”) y también recrimina que Macri no haya puesto ningún cepo temporario para evitar la huida de divisas ante esos sudden stops.

La Argentina liberal había liberado -valga la redundancia- todos los controles de cambio (cepos) dejando que ese dinero, previamente, hiciera una enorme diferencia con la tasa de interés récord que ofrecía el Banco Central dirigido por un tal Adolfo Sturzenegger.

Luis Caputo, luego de haber ayudado a endeudar en tiempo récord a la Argentina, pasó al Banco Central para tratar de detener la corrida, básicamente tirando dólares al mercado al precio oficial. Un mercado sediento por tomar esas divisas y salir del país o fugarlos.

Fue como mandar soldados ingleses y franceses indefensos, a cargar contra las trincheras y ametralladoras alemanas durante la Primera Guerra Mundial. Un sacrificio tan enorme como inútil.

Plan B lo vio en primera fila, aquellos días de mediados de 2018, en la pantalla de un trader que tenía acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), donde opera el Banco Central, los bancos y los principales jugadores financieros.

Hubo días que en la pantalla del Siopel, el sistema de trading del mercado cambiario oficial, había una inusual oferta de venta de dólares en bloque por u$s 5.000 millones de dólares. Era el BCRA de Luis “Toto” Caputo.

Imagínense hoy el Banco Central ofreciendo 5.000 millones a 360 pesos, sin restricciones, con la intención de frenar así el apetito por los dólares.

Así se fueron fugando rápidamente los 45.000 millones que el FMI le prestó a la Argentina, sin obras, rutas, infraestructura, gasoductos, aeropuertos nuevos, fábricas o al menos estadios de fútbol.

“Toto” Caputo es considerado un genio de las finanzas y un hombre que tuvo gran éxito en el sector financiero. No necesitó a la política para solucionar su vida. Fue trader de la filial local de JP Morgan mucho tiempo. Lo que se dice, un “lobo de Wall Street”.

Sin embargo, nunca en los equipos económicos de Alfonsín, Menem, De la Rúa, Néstor o Cristina, incluyeron un “lobo de Wall Street” como titular del Banco Central. Es como poner a un lobo en el gallinero.

Sí, se designó, a economistas permeables o pro mercado, que son luego parte del sistema de grandes intereses económicos, o que más tarde se van a trabajar a organismos multilaterales. Pero no a “lobos”.

La eventual llegada de Caputo marca la dura realidad.

Javier Milei ya no tiene una agenda económica propia, y sus ideas radicales no encuentran volumen político, o fáctico, para ser llevadas a la práctica.

La realidad se impone con una lógica arrolladora.

Al mismo tiempo, se aleja de sus amigos libertarios como Victoria Villaruel, Emilio Ocampo, Ramiro Marra, Carolina Píparo. Todos ellos sufrieron decepciones en las últimas horas con las designaciones de ex funcionarios macristas o sus desplazamientos de cargos que nunca llegaron a asumir.

Ahora se morderán la lengua para no criticar, apoyarán en silencio, recibirán algún premio consuelo. Pero ya no son el núcleo duro libertario de Milei.

Los que también pueden llegar a sufrir decepciones son los votantes de Milei, que pedían motosierra.

Hoy salió un comunicado en twitter (ahora X), de la cuenta Oficina del Presidente Electo, donde comentaba dos o tres designaciones y en el último párrafo decía que desmentía los rumores de que el Banco Central no se iba a eliminar. “Eso no es negociable”, decía.

Es muy poco serio comunicar o ratificar semejante medida en el último párrafo de un comunicado que habla de otras cosas. Y Cuando la dirección de los acontecimientos, una vez más, desmiente las afirmaciones de Milei.

Ya es tiempo de que alguien le explique al León que tiene que hablar menos, dar menos entrevistas y sacar menos comunicados en twitter (le pasaba lo mismo a Trump), pierde credibilidad a mediad que pasan los días.

La agenda de Caputo

¿Cuál será la agenda de Luis “Toto” Caputo y de Javier Milei en los primeros días de Gobierno?

Sin dudas, Milei apunta a levantar el “cepo” al dólar como una de sus primeras medidas, la misma que llevó a cabo Mauricio Macri, con bastante éxito con el equipo liderado por Prat-Gay, Caputo y Sturzenegger en el BCRA.

La diferencia es que en la época de Macri, la Argentina tenía mucho crédito intacto en dólares, porque no se había endeudado en esa moneda durante el kirchnerismo (algo que por temas de grieta, el macrismo siempre negó, empiojando más el debate sobre las causas y soluciones a los problemas argentinos).

El principal problema para levantar el cepo es, primero, desarmar la enorme “bola” de Letras de Liquidez o Leliq, que suman el equivalente a más de 45.000 millones de dólares en poder del Banco Central.

Las Leliq fue la forma que encontró el gobierno de Macri, y luego y con más énfasis, el de Alberto Fernández, para barrer abajo de la alfombra el problema de gastar más de lo que se recauda y sostener un Estado quebrado.

¿Cómo funcionó? Simple. El Banco Central emite pesos para tapar agujeros, se los da al Tesoro que cancela compromisos (administración pública, proveedores, etc.) esos pesos terminan en los bancos (son depositados por empresas y familias) y el Banco Central sale a colocar Leliq para tomar esos pesos y “sacarlos de la calle” para que no generen más inflación.

El problema ahora es desarmar esa bola de Leliq sin que se genere una hiperinflación. Eso es muy difícil.

Porque es como poner una bomba en las compuertas de Yacyretá, con el embalse río arriba a su máximo nivel de agua, y pretender que no se inunde Ituzaingó, Ayolas y la isla de Apipé.

Luis “Toto” Caputo viene trabajando con su consultora Anker Latinoamérica desde hace un tiempo con Javier Milei. Dicen las versiones publicada por medios porteños que ese asesoramiento se fue convirtiendo en una idea clara en el Presidente.

Incluso un economista de su Anker Latinoamérica, Javier Vaulthier, ya estuvo con Gabriel Rubinstein el viceministro de Economía, arreglando temas de la transición, afirmó Marcelo Bonelli en la columna “Panorama Empresario” de este viernes.

Adiós eliminación del Banco Central, ahora a salir del “cepo”

Dejar a un lado la dolarización y la eliminación del Banco Central e ir por una medida más concreta. Solucionar el problema de las Leliq y levantar el cepo.

Hay dos posibilidades que suenan. Una es en forma de shock con un Plan Bonex, sería que los bancos no devuelvan los depósitos por orden del Gobierno y a todo el mundo le den papelitos (bonos), como sucedió en 1989.

La otra posibilidad es que Luis “Toto” Caputo consiga fondos en el exterior en dólares, es decir, tome más deuda en moneda dura y con esos recursos respalde el desarme (el pago) de las Leliq sin que eso impacte en una eventual hiperinflación.

Si eso llega a confirmarse, la presidencia de Javier Milei, al menos en sus etapas iniciales, parece condenada a ser una continuación de un gobierno macrista con el mismo libreto. Tomar deuda y seguir evitando ponerle el cascabel al gato.

Otras versiones dicen que Caputo está llamado a ser un Antonio Erman González, quien fue el tercer ministro de Economía (y amigo) de Carlos Menem que llevó a cabo el Plan Bonex.

Es decir, un fusible que se va a quemar pronto, para que luego venga el verdadero super ministro que implemente el plan de shock que saque a la Argentina de tantos años de atraso y decadencia.

Porque también puede suceder que Javier Milei, retome sus medidas radicales y agenda libertaria más adelante, cuando tome un poco más de confianza y manejo de una situación que es complejísima. Habrá que esperar, apoyar y comprender al nuevo Presidente.

A medida que pasan las horas y el triunfo libertario quedó atrás, la realidad tocó a la puerta de Javier Milei. Y es una realidad durísima.

Plan B/ Con información de Clarín, La Nación, Bloomberg, y medios digitales / 24-11-2023

 

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