Por Martín Boerr
¿Qué pasa con la Argentina que parece una máquina de poner palos en la rueda para aquellos que buscan salir adelante trabajando, auto-sustentádose y generando riqueza? Todo en un país donde el empleo se precariza cada día más y la pobreza crece.
La yerbatera La Hoja -gerenciada por una cooperativa de trabajadores que la rescataron heroicamente de la quiebra-, tuvo que paralizar su planta de envasado de mate cocido en Rosario por la falta de papel filtro, con la que se elaboran los saquitos.
La planta, donde trabajan 18 operarios que atienden a 9 máquinas en dos turnos, estuvo cerrada tres semanas, en las cuales la cooperativa siguió pagando los sueldos (que se denomina “retorno” por ser una firma recuperada).
La falta de este insumo también ocasionó la paralización de la planta de envasado de saquitos de té de San Ignacio, donde La Hoja tienen 3 máquinas envasadoras.
En total, La Hoja tiene 114 empleados-socios, de los cuales 38 dependen de la operación en Rosario.
“Parar un mes nos representa 45.000 kilos de producción que equivalen a 80 millones de pesos, y eso nos pasó el mes pasado, no podemos volver a pasar por eso”, le dijo a Plan B, Soledad Olivera, contadora de La Hoja.
Una empresa que supo ser líder
La Hoja, que supo ser la yerbatera líder en la primera mitad del siglo pasado (similar a lo que hoy es Las Marías), es una cooperativa de trabajadores que con gran esfuerzo busca salir adelante.
El problema es que este insumo importado está escaseando. La empresa obtuvo la ayuda del gobierno provincial para que el importador al que le compra papel filtro, logre destrabar algunos SIRA (permiso para acceder a los dólares para importar) que da la Secretaria de Comercio que dirige Matias Tombolini y controla Sergio Massa.
Pero rápidamente el insumo volvió a escasear y ahora no encuentran soluciones. ”
“Tenemos problemas para conseguir el papel filtro, los saquitos de té y mate cocido, tuvimos que paralizar la fábrica de Rosario durante tres semanas, a la gente se le pagó igual el retorno (así se denomina al salario de una fábrica que es de los empleados) pero luego vinieron el sábado a recuperar esas horas”, dijo Olivera.
“El proveedor que nos vende tiene parada la carga en la Aduana y no le permiten ingresar.El hecho de que nuestro proveedor no nos pueda vender papel filtro nos afecta un montón”
“Buscamos otros y todos están en la misma y el que tiene algo de stock lo mezquina. O nos dicen no te vendo porque no sos mi cliente. Si le pedimos a un colega no nos presta ni tampoco nos vende. Incluso un proveedor nos dijo que prefería tener dólares parados en la Aduana que pesos”, explicó la contadora.
“En un momento teníamos 20 millones de pesos para comprar papel filtro y sin embargo solamente nos vendieron por 7 millones”, indicó.
Además, la contadora explicó que La Hoja no puede ser importadora directa de este insumo porque “tenés que estar en perfectas condiciones fiscales ante la AFIP”.
Otros momentos difíciles
Así es como La Hoja debe seguir luchando para sobrevivir en un país que le pone palos en la rueda. Esta cooperativa pasó por otros momentos límite, como cuando funcionarios del INYM, acompañado por efectivos de Gendarmería de San Ignacio, vinieron en el 2010 a precintar las máquinas de la enorme planta molinera situada a unos 1.000 metros de la ruta 12, en el lado opuesto al pueblo de San Ignacio.
“Las máquinas, no”, dijeron varios, y conformaron un escudo humano para impedir que se ejecutara la orden de un juez, relató Alfredo Fonseca, presidente de la Cooperativa de Trabajo La Hoja Limitada, en una entrevista con Plan B.
“Sabíamos que si las máquinas se precintaban, era el final. Iban a echarse a perder y no le iba a importar a nadie. Nosotros queríamos mantenerlas aceitadas y listas para producir, nosotros lo que queríamos era tener la posibilidad de volver a trabajar, sabíamos cómo hacerlo”, relató Fonseca.
Finalmente en 2015 lograron constituir la Cooperativa de trabajo y comenzar la producción. Este gigante, que perteneció a la firma Martin y Cia, había quedado con activos industriales importantes.
Entre otros: Una planta de molienda en San Ignacio, a unas 30 cuadras de donde están las Ruinas Jesuíticas y sus oficinas centrales. La planta de mate en saquitos en Rosario y 1.000 hectáreas de plantaciones de yerba en la localidad de Puerto Mineral. También allí funciona un secadero donde se obtiene la yerba canchada, la que luego se deja estacionar y se muele para obtener el producto final.
Además de la marca “La Hoja”, tienen la propiedad de media docena de otros sellos como “Don Lucas”, “Flor de San Ignacio”, “Insignia” y “Palermo”.
Esta última con una connotación otrora turfística, registrada en una época en que los “burros” competían con el fútbol en popularidad en la Argentina. Una época donde La Hoja era la yerbatera top y una marca líder en la Argentina.
Hoy la cooperativa debe seguir peleando para que las autoridades entiendan cuáles son las prioridades en un país que necesita imperiosamente trabajar y sobrevivir, para luego tratar de prosperar.
La planta de La Hoja en Rosario. Allí se elabora mate cocido en saquitos con marcas como La Hoja y