La producción argentina frente a la cruzada ambiental global

Por Alejandro D. Brown*

El mundo está cada vez más preocupado y ávido de soluciones ambientales para enfrentar las crisis climática y de biodiversidad globales.

Argentina es un productor importante de materias primas a escala global (primer exportador mundial de harina y aceite de soja, tercer productor mundial de poroto de soja, principal exportador de maíz del mundo, segundo productor de carne bovina del Mercosur y sexto exportador de carne bovina del mundo, primer productor mundial de limones, quinto de maní, etc.).

Como país exportador de materias primas y poco industrializado, es generador de menos del 1% de las emisiones de GEI globales.

Por otra parte, la Unión Europea se ha puesto al frente de esta “cruzada ambiental” exigiéndose y exigiendo al mundo más compromisos y más responsabilidad ambiental y social incluidas en el Pacto Verde Europeo (PVE).

El PVE es un marco legal que define los compromisos ambientales que la UE exige a sus Estados Miembro y que por carácter transitivo exigirá a partir de determinadas fechas su cumplimiento a TODOS sus importadores de productos alimenticios, energéticos, forestales, particularmente aquellas commodities de países tropicales (soja, carne, cacao, aceite de palma, etc).

Un ejemplo de ello es la “Cero Deforestación” que implica que ningún producto proveniente de un proceso de deforestación podrá ingresar a la UE, si dicha deforestación ocurrió después de la fecha de corte establecida por la UE (en este caso el 30/Dic/2020).

Como se mencionó, Argentina es un gran productor de materias primas (oleaginosas, carne, forestal) y de productos derivados que exporta por un monto anual de alrededor de u$s 80.000 millones con destino a gran parte del mundo, entre ellos a la Unión Europea.

El país sostiene como meta llegar a los u$s 100 millones de exportaciones en el corto plazo, ello implica productos muy variados que incluye petróleo, maíz, aceite de soja y soja, carne y trigo.

La Unión Europea es el tercer importador de productos argentinos después de Brasil y China y representa un 14% de nuestras exportaciones. Exportar más implicará mayor productividad y mayor superficie destinada a producir.

Argentina es un país poco habitado (densidad promedio 15 habitantes/km2) con amplias regiones con menos de 5 habitantes/km2 y una población esencialmente urbana (92%, por encima de Europa, Latinoamérica y mundial) con alrededor de un 75% del país silvestre, en distintos estados de conservación o degradación, según se lo mire.

Al presente cerca del 15% del país (unos 44 millones de hectáreas) está protegido formalmente en Áreas Protegidas Nacionales y Provinciales (20 y 80% resp.).

Si incluimos las superficies protegidas bajo régimen privado en manos del sector productivo del país, se podrá superar holgadamente la meta del 30% protegido para el 2030, tal como propuso la ONU y más recientemente adhirió a esta meta la UE.

Por otra parte, Argentina se ha comprometido a través de una Ley Nacional a mantener al menos el 80% de su cobertura forestal nativa actual, que seguramente implica mantener la mayor parte de sus bosques naturales históricos.

Por otra parte, así como se ha deforestado, también se han incrementado superficies boscosas importantes a partir de procesos naturales derivados de abandono de tierras, reducción del uso del fuego y condiciones climáticas favorables, principalmente en Patagonia, en la región chaqueña y en las Yungas, además del incremento de plantaciones forestales con destino industrial (1.3 millón de hectáreas).

Mantener ese compromiso de cobertura forestal a largo plazo no está disociado de convertir una superficie adicional de bosques cercana al 20% en agroecosistemas. Es decir, la conversión forma parte de la ecuación de la protección de sistemas naturales.

El mantenimiento de superficies de bosques en buen estado en el futuro dependerá de las áreas protegidas formales y además del compromiso de mantenimiento de áreas boscosas (y otros sistemas naturales) por parte de un sector productivo pujante, rentable e inserto en el mundo, que destina parte de su renta a mantener estos espacios silvestres en buen estado de conservación.

Si bien la demanda de productos de la UE podrá ser satisfecha desde Argentina con los productos de áreas convertidas hace más de 100 años (Zona Núcleo), entendemos que el interés de la UE es participar de una visión de cambio holístico, y en ese contexto impulsar las acciones de secuestro
de carbono manteniendo nuestras masas forestales, pero también su biodiversidad en vinculación con un desarrollo equitativo y adecuado de nuestras poblaciones.

Para lograr acabadamente ese objetivo es necesario desarrollar una estrategia basada en una visión amplia que supere los axiomas simplistas, y para ello será de utilidad conceptos que integren la producción con la preservación de la naturaleza, entre ellos el de “Paisaje Productivo Protegido”.

El Paisaje Productivo Protegido es un programa liderado por ProYungas que al momento involucra una superficie de más de 2.5 millones de hectáreas, entre áreas productivas (60%) y áreas silvestres (40%).

Este programa funciona en forma de red entre empresas y organizaciones de la Sociedad Civil y genera un espacio de intercambio de ideas, propuestas y acciones para vincular positivamente las actividades productivas y sus recursos económicos y logísticos, en pos de proteger bienes y servicios de la naturaleza del que el sector productivo pueda depender.

En ese contexto el programa PPP genera y mantiene en el tiempo una “radiografía” dinámica del estado de conservación del entorno natural donde están inmersas las producciones, generando permanentemente reportes que pueden ser corroborados o contrastados por terceras partes.

De esta manera el PPP puede ser una herramienta a disposición de la UE (y de otras partes del mundo) que garantice y transparente los compromisos ambientales y sociales del sector productivo de Argentina y sus países limítrofes (Paraguay, Bolivia, Chile, Uruguay, Brasil) facilitando la tarea de supervisión y control de la propia UE a la hora de autorizar el ingreso de ciertos productos incluidos en las restricciones contempladas en el PVE.

El PPP puede transformarse en parte de la solución a la promoción y control de los compromisos propuestos e impulsados desde la UE, en una región geográfica relevante en la generación de bienes y servicios ambientales de alcance global en un contexto de muy alta valoración ambiental, cualidades que todos deseamos mantener en el tiempo.

Por Alejandro D. Brown es Presidente de ProYungas. Ecólogo, experto en biodiversidad y desarrollo sustentable. Posee más de 30 años de experiencia en biodiversidad y desarrollo sustentable en ecosistemas forestales subtropicales. Durante los primeros 20 años ha liderado proyectos de investigación ecológica en distintos ecosistemas forestales del norte de Argentina, contribuyendo a la generación de gran parte de la información sobre biodiversidad que se utiliza en materia de conservación y planificación territorial. .

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