Por Mónica Andrea Gómez
Mariano Grabiele y Adrián Goggia son dos misioneros, sub 35, que trabajan en relación de dependencia pero decidieron apostar a invertir, innovar en la ciudad y convertirse en emprendedores.
Todo con la visión de potenciar el crecimiento de la industria local y con la responsabilidad en impacto social, cuentan.
Se conocieron en la primaria y después de 23 años se propusieron emprender con minimercados ubicados estratégicamente y con una oferta de productos premium, con amplio rango de atención horaria: La Comarca Market.
Se trata de un formato que viene creciendo rápidamente en las Cuatro Avenidas y otros barrios y que parece haber encontrado su público a medida en la ciudad, acostumbrada hasta no hace mucho a los almacenes de barrio, el súperchino o las cadenas de supermercados.
En apenas un año y medio lograron abrir tres locales y un depósito. A partir de un fondo común y lo que ellos llaman: un sueño de locos.
Son de la nueva generación de empresarios con una visión de desarrollo en equipo que apuesta al crecimiento de sus empleados y promueven la venta de productos locales.
El local número 1 al que lo denominaban como su caballito de batalla tuvo una instancia previa de producción de tan solo dos meses comentó Mariano en diálogo con Plan B.

Por su parte Adrián destacó que fue un inicio de mucha “prueba y error”, ya que ninguno de los dos tiene experiencia en el rubro y lo importante fue el acompañamiento de toda la familia desde el inicio: parejas, madres, padres y hasta primos que se pusieron al hombro el
proyecto que ellos con gran entusiasmo comenzaron.
“El día uno tuvimos 150 ventas y hoy entre los tres locales estamos a 23.000”, comenta Mariano.
En abril de 2021 el local ubicado en la esquina de Tucumán y San Lorenzo abrió sus puertas. Sin conocimiento en ventas directas y con la pandemia de por medio vieron en este rubro la posibilidad de un negocio acertado: “a los pequeños comerciantes se les permitían continuar con su trabajo y las personas evitaban la masividad. A partir de ahí decidimos que tendría una atención personalizada y con precios competitivos”, explica Mariano quien asegura que el emprendimiento “fue ideado desde las necesidades de los clientes”.

Estos jóvenes se insertan en un mercado complejo y lleno de incertidumbre aún así son optimistas y me atienden que ser parte de una sociedad como la misionera es pensar en el impacto sobre la comunidad: “nunca dejamos de invertir, los locales y el depósito son
alquilados.
El equipo se constituye de 15 colaboradores que nos acompañan y por quien debemos responder. Además detrás de todo también está nuestra inversión y nuestra familia”, comenta Mariano a Plan B.
La sofisticada estética y particular calidez de todos desde el principio fue la característica que predominó para que los clientes, como los llaman “Los amigos Comarqueños”, sigan eligiendo pasar por cualquier de las tres sucursales y disfrutar de una charla al paso, con la
seguridad de que los precios serán igual al del supermercados del barrio.
“Invertimos mucho, por ejemplo pusimos el sistema Tango en las cajas, hicimos estructuras y muebles de hierro y madera, que sigan con la estética pero que sean duradera. Siempre pensamos en que el negocio funcionarìa, y le metimos a eso aunque muchas veces nos fue
mal y tuvimos pérdidas, igual continuamos”, señala.
Admiten que la idea del proyecto que surge a partir de la gran amistad que los une se convirtió en un lanzamiento sin retorno. Los desafíos en plena pandemia y el continuar con la misma característica desde el primer minuto los llevó a un constante planeamiento de
estrategias de mercado como un teléfono para pedidos o envíos a domicilio.
“Vimos que este rubro no estuvo tan afectado y que era el que movía la economía en ese momento y ahí apostamos a tratar de hacerlo”, comenta Adrián a Plan B.
“La idea en principio fue que cuente con la ventaja del horario extendido”, aseguran.
A su vez los locales tienen con una gran variedad de productos fabricados en la provincia, desde pizzas congeladas, chipas hasta alfajores o yerbas y té. Marcas que a su vez están en la primera línea en las góndolas: “aportamos al crecimiento de la ciudad y hay otras personas que también lo hacen. Al ser un canal de ventas nos apoyamos y así recircula el dinero dentro de la provincia”.
Además de las estrategias que utilizaban para adaptarse en este rubro, aún siguen con nuevas propuestas que desarrollan en conjunto a otros emprendimientos: “el 19 de noviembre vamos a estar acompañando a la Estancia Santa Ines en la presentación de su Pic-nic de verano y ahí vamos a probar llegar a un nuevo segmento, es otra forma de llegar al mercado”, explica Mariano.
En relación a esto, esta dupla entiende que el rubro de los minimarkets es uno de los genera puestos de trabajo para jóvenes y un fuerte alza en el crecimiento de la economía local.
Si bien Mariano y Adrian – aun cuentan con sus respectivas ocupaciones- sienten que el delegar fue la primera opción para creer que los negocios crecieran. Continuando con la fórmula de a par, en la línea de sucesión Santiago y Mauro son los encargados de las tres dependencias y del depósito junto a Muriel y Bárbara quienes son los pilares femeninos en este equipo.
Los dos jóvenes descontracturados llevan adelante con mucha responsabilidad una cadena de minimercado que se destaca por los detalles y la relación con el cliente: “Santiago y Mauro le dieron al negocio una cercanía con la gente, el trato de ellos los hace sentir
en un ambiente amigable. Me parece que eso llega y la idea es continuar con la misma impronta con aquellos que se van sumando”, comenta Adrian sobre parte del staff.
“La Comarca no es nuestro primer emprendimiento. De adolescentes hicimos unos riel para camarógrafos, porque Mariano quería ser director de cine y yo le acompañaba en sus locuras y obvio que no funcionó. La Comarca es un trabajo en equipo y justo dimos con los
mejores jugadores”, finaliza Adrian con esa divertida anécdota.
Plan B/ 17/11/2022