La provincia de Misiones es la que menos Coparticipación per cápita recibe del país, si se se excluyen a los distritos ricos como Buenos Aires o CABA y/o las provincias petroleras como Neuquén o Chubut.
Una injusticia que se repite cada mes, cuando se evalúa la planilla de giros por Coparticipación, que representan el mayor ingreso que tiene un estado provincial y con el que debe atender los servicios como salud, educación y seguridad a su población.
Según el reporte mensual de la consultora Politikón Chaco, las transferencias automáticas por Coparticipación fue la más baja no solo de la región, sino de todo el país, si en el cálculo se excluye a los distritos ricos (CABA, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza) o petroleros (Neuquén, Chubut), que reciben regalías por el petróleo y gas.
Apenas 16.823 pesos por misionero
Misiones obtuvo en octubre unos giros por “Copa” de $16.823 por habitante; mientras que Corrientes recibió $21.400, Chaco $26.341 y Formosa $38.092.
Con este dinero los Tesoros provinciales tienen que hacer frente a las necesidades salariales de la administración pública (policías, docentes, salud, etc), mantener escuelas, hospitales, construir caminos, etc.
¿Por qué Misiones es la provincia que menos Coparticipación per cápita recibe del país? Porque la provincia cedió puntos de la “torta” que le correspondían en sendos pactos fiscales a finales de los años 80. Además, registró un crecimiento de su población más acelerado que los distritos vecinos.
El resultado es que Misiones obtuvo en octubre un total de fondos por Coparticipación de 21.676 millones de pesos. Mientras que Formosa recibió $23.415 millones. Si se mira la cantidad absoluta en dinero, la diferencia no es tanta.
Pero si se contrasta con la población de cada provincia, la tierra colorada tiene más del doble que la población de Formosa, que tiene unos 650.000 habitantes.
Se estima que cuando los cálculos se ajusten por los datos frescos del Censo 2022, la inequidad en la distribución de la Coparticipación podría ser aún mayor, ya que Misiones podría marcar aún más diferencias en cuanto a ser la provincia más poblada del NEA.
Por qué las ricas reciben menos
La Coparticipación es una ley que reparte los recursos impositivos nacionales como IVA, Ganancias, retenciones a las exportaciones, etc (algunos no son coparticipables o “repartibles” entre Nación y provincias) entre las 23 provincias.
Esa ley fija una alícuota que para el caso de Misiones es de 3,3% de la torta que se debe repartir entre los distritos. Como las poblaciones fueron cambiando (migraciones, tasa de natalidad, mortalidad, etc) así como también el desarrollo económico de cada provincia, la Constitución de 1994 mandó a que la Coparticipación se volviera a discutir en el Congreso Nacional en un plazo máximo de dos años.
Como eso no ocurrió, hoy la Coparticipación sigue reflejando una realidad antigua que ya no es y perjudica a algunas provincias, con Misiones a la cabeza, mientras que beneficia a otras que reciben más de lo que les correspondería si la ley fuera actualizada.
¿Por qué las provincias ricas y/o petroleras reciben menos que Misiones? Porque uno de los criterios para asignar la Coparticipación es considerar si el distrito es más rico que otro. En ese caso se considera que tiene mayor capacida para generar recursos propios. Lo mismo sucede con provincias como Chubut o Neuquén, que reciben cada mes millones de sus regalías por petróleo y gas (Neuquén tiene Vaca Muerte, por ejemplo).
Aduana paralela
La inequidad en la distribución de recursos, genera que el Estado misionero salga a buscar los fondos que no recibe por Coparticipación a través de la Dirección General de Rentas, generando una fuerte presión impositiva que se ve materializada en el esquema conocido como “Aduana Paralela”, muy efectivo para la recaudación.
En 2021 Misiones recaudó por Ingresos Brutos más que sus tres vecinas del NEA. Si se combinan Corrientes (28% de lo que recaudó Misiones), Chaco (45%) y Formosa (14%), entre las tres sus recaudaciones alcanzan apenas el 75% de lo que percibió Misiones (ver cuadro más abajo).
Esto es bueno para el Estado misionero, porque se hace de recursos para atender servicios como la salud y la educación, pero malo para los consumidores y empresas misioneras, sometidos a una presión fiscal mucho más elevada que sus vecinos. Con precios de productos y servicios más caros.

Plan B/ 1°-11-2022