Javier Gortari, ex rector de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) e investigador de la realidad yerbatera y tarefera, sumó su voz al debate sobre la mecanización de la cosecha de la yerba mate.
Para Gortari, si se demuestra que la mecanización es conveniente “la manualidad del trabajo será reemplazada paulatinamente a medida que los propietarios o los contratistas puedan realizar las inversiones y las empresas metalúrgicas desarrollen las maquinarias”.
“En principio y por la capacidad de inversión, estará limitada a los productores más grandes”, explicó Gortari, quien aceptó la invitación de Plan B para sumar su mirada a este debate.
La semana pasada, cuatro directores del INYM emitieron un comunicado expresando su rechazo a la mecanización y a los estudios que está realizando el INTA Cerro Azul sobre la efectividad de la cosechadora de yerba mate.
El autor del libro “Tareferos, vida y trabajo en los yerbales”, recuerda los datos del Plan Estratégico para la Yerba Mate 2012: la mitad de la producción de hoja verde se concentra en el 10% de los productores: son 1.300 propietarios con más de 30 hectáreas de yerba.
Aplicando esos datos a los 882 millones de kilos de hoja verde producidos en 2021, “en un horizonte de mediano plazo 441 millones de kilos de hoja verde serán cosechados de manera mecanizada”.
Esto considerando que los rendimientos en las grandes plantaciones de alta densidad son superiores a las plantaciones tradicionales pequeñas, la superficie que quedaría para cosechar en forma manual sería un poco más de la mitad. Los datos actuales del INYM estiman una superficie total de 209 mil hectáreas: 182 mil en Misiones y 27 mil en Corrientes.
Reconversión laboral
Frente al avance de la mecanización que sería relativamente lento, Gortari cree que hay tiempo para organizar y ejecutar un plan de reconversión laboral.
La distribución de parcelas periurbanas para la producción de alimentos de cercanía en las afueras de las ciudades, es una posibilidad dentro del abanico.
Otras, los planes de autoconstrucción de vivienda y la formación en oficios que luego generen autoempleo más permanente.
Además, destaca “la garantía para que sus hijos accedan efectivamente al derecho y a la obligación de cursar la escuela”.
“El INYM podría arbitrar que un porcentaje de la tasa de fiscalización, actualizada, permita la financiación de estos programas. O de aquellos que se evalúen como más pertinentes”, explica.
“Estamos hablando de una población obrera que desde hace más de 100 años sufre explotación laboral y que ha cimentado con su trabajo el desarrollo de la comunidad regional”, afirma.
Un fondo de reconversión laboral
Gortari invita pensar en un valor efectivo de pago al tarefero de 8 pesos por kilogramo cosechado, que determinó la Comisión Nacional de Trabajo Agrario ($8 y $9,21 por kg de hoja verde) para los tareferos entre junio de 2022 y marzo de 2023.
“Suponiendo que los tareferos trabajan 20 días al mes y cosechan en promedio 450 kilos por día, estarían sacando mensualmente $72.000”, lo que equivale al 60% de los $119.000 necesarios para no ser pobre en agosto según el INDEC (ingreso para una familia de cuatro miembros).
A eso “hay que agregarle que después de septiembre se quedan sin trabajo de cosecha hasta los primeros días de abril, permaneciendo 6 meses desocupados”.
Además, indica que con esos 450 kg de hoja verde cosechadas por el tarefero por día se elaboran 150 kg de yerba para consumo. “Esta se vende al público a un promedio de $600 el kg, generando un ingreso por ventas para toda la cadena yerbatera de $90.000”.
Es decir que un tarefero produce en un día, la materia prima que genera un valor 25% superior a su salario mensual”.
“Esta situación es más patética cuando sabemos que en realidad no se le pagan los $8 establecidos, sino que a la mano de obra no registrada (la mayoría) se le hacen descuentos que llevan ese valor a $6”, agregó.
“Si esos $2 descontados por kilo de hoja verde, los multiplicamos por los $882 millones de kg de cosecha anual, nos suma $1.764 millones. A $150 el dólar oficial esto hace un fondo de 12 millones de dólares extraídos anualmente a los tareferos a favor de contratistas y/o productores. En un universo de 15.000 tareferos, esta deducción equivale a 800 dólares anuales por tarefero”.
El foco de los debates no debería estar sobre la “filosofía” de la mecanización sino, en “pensar como comunidad provincial sobre las acciones que tenemos que iniciar de inmediato para atender una reivindicación histórica de los trabajadores de la yerba mate. Y los tiempos están corriendo”.
Plan B/ 25-9-2022