Entrevista de LA NACIÓN.

Confesiones de Puerta, 20 años después: “Llamaban de afuera y tenía que explicar que no era un golpe”

El misionero Ramón Puerta se convirtió en Presidente hace casi 21 años cuando en diciembre de 2001 renunció Fernando de la Rúa y el se encontraba en la línea de sucesión como presidente provisional del Senado. Siendo el primero porque Carlos “Chacho” Alvarez el vicepresidente había renunciado en el año 2000.

En una entrevista exclusiva desde su departamento de la Avenida Libertador, con la periodista Astrid Pikelny, para el diario La Nación, el misionero recordó algunos momentos de aquellas horas críticas del país que llevaron a una sucesión de cinco presidentes en una semana (De la Rúa, Puerta, Caamano, Rodríguez Saa y Duhale).

Ramón Puerta, en la Casa Rosada, durante las horas en que fue Presidente
Ramón Puerta, en la Casa Rosada, durante las horas en que fue Presidenteleo la valle – DyN

“Yo despegué del aeropuerto de San Fernando como presidente provisional del Senado y cuando aterricé en San Luis estaba a cargo de la presidencia de la República”, reconstruye hoy, sentado en el living de su departamento sobre la avenida Del Libertador. Aquel 20 de diciembre, Puerta se dirigía a San Luis para asistir a la inauguración del aeropuerto de Merlo, invitado por el gobernador Adolfo Rodríguez Saá.

En este mismo departamento y antes del viaje, vio por televisión el discurso presidencial de la tarde del 20 en el que presagió el final. “Llegué a escuchar a De la Rúa acá mismo. Lo llamé por teléfono. El discurso me preocupó. Le dije que no se le ocurriera renunciar, que le íbamos a votar todas las leyes a libro cerrado menos un capítulo, que es el dinero para las provincias. Le aseguré apoyo parlamentario para la ley de Presupuesto”.

Con un gobierno debilitado por la derrota de las elecciones legislativas de octubre, apenas dos meses antes del dramático final, De la Rúa necesitaba la mayoría peronista para la aprobación de las leyes.

“En ese discurso vi a un presidente en la antesala de una renuncia. Estaba muy golpeado. Se fueron sumando cosas, pero yo creo que fundamentalmente hubo tres hechos: la renuncia de su vicepresidente a los ocho meses de haber asumido; la derrota electoral de octubre, que hace que el poder interno del radicalismo lo deje sin apoyo partidario propio, y la decisión del Fondo Monetario de negarle un pedido pequeñísimo comparado con los números que vemos ahora, menos de 2000 millones de dólares. Así que mientras volaba a San Luis, me preocupaba qué iba a hacer el Presidente. Cuando aterricé, lo primero que me dijeron fue que había renunciado”, relata Puerta.

En su renuncia, De la Rúa consignó que su propuesta “de gobierno de unidad” había sido rechazada. Puerta, sin embargo, dice que nunca se habló de unidad. “Sí me llega el ofrecimiento concreto de ir hacia una coalición, pero no se habló de unidad. Todavía estaba fresco el resultado electoral y nosotros, por un lado, y De la Rúa, por el otro, habíamos cumplido con las propuestas que habíamos hecho durante la campaña. De la Rúa fue un hombre de bien que ganó las elecciones en 1999 diciéndoles a los argentinos que iba a mantener el 1 a 1. Y cumplió. Yo, por ejemplo, había apoyado a Duhalde, que decía que había que flexibilizarlo. Yo siempre estuve de acuerdo con la convertibilidad, pero no había dudas de que el 1 a 1 nos dejaba fuera de competencia con Brasil. De la Rúa prefirió renunciar antes que tocar el 1 a 1. Es más: buscó en [Domingo] Cavallo la ejecutividad que no había conseguido con la gestión de los dos primeros años y Cavallo no consiguió el dinero que había pedido al Fondo Monetario. Fue un error imperdonable del FMI: le negó a De la Rúa menos de 2000 millones de dólares y a Mauricio [Macri], años después, le dio 50.000 millones. Y yo creo que ese fue el golpe final en cuanto a la decisión que tomó el Presidente”.

Además, el radicalismo alfonsinista le había hecho saber a De la Rúa que no quedaba mucho por hacer y ya había estallado el polvorín de los saqueos en la provincia de Buenos Aires, Rosario, Córdoba y la ciudad de Buenos Aires.

Ramón Puerta jura como presidente interino en el despacho presidencial de la Casa de Gobierno, el 21 de diciembre de 2001
Ramón Puerta jura como presidente interino en el despacho presidencial de la Casa de Gobierno, el 21 de diciembre de 2001Presidencia

Poco después del mensaje presidencial del 20 de diciembre, Puerta se subió al avión del empresario Francisco de Narváez rumbo a San Luis. El acto en Merlo reuniría a gobernadores y legisladores peronistas.

“Había una gran tormenta y mi vuelo fue el último que llegó. Hubo otros aviones que tuvieron que desviarse a Córdoba. Cuando bajo, me estaba esperando Adolfo Rodríguez Saá. Me dice: ‘¿Sabés que ya sos presidente? Renunció De la Rúa’. Pasé a un cuartito para informarme de la situación antes recibir al periodismo y me puse a atender el teléfono. Llamó [José María] Aznar, de España; llamó don Jorge Batlle, de Uruguay; llamó el embajador norteamericano… Tuve que asesorarme rápidamente porque no sabía bien cómo era el tema de la sucesión. Ahí me informan que tengo que convocar a una Asamblea Legislativa en el plazo de 48 horas. Es más: algunos de los ministros que nombré creyeron que iban a ser ministros por dos años”.

Su primera sensación frente a la noticia de la renuncia, asegura Puerta, fue tristeza. “A nosotros nos convenía políticamente que ese gobierno llegara hasta el final y que se votara en elecciones. Veníamos bien perfilados para tener otro resultado electoral positivo como el de octubre. El peronismo federal tenía la posibilidad de encumbrar un candidato a presidente y yo tenía grandes posibilidades de ser candidato. Las once provincias de la periferia del país -no las centrales: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y La Pampa- teníamos gran número de senadores, de diputados. Eso se complicó cuando se produjo la renuncia de De la Rúa. Y se complicó más cuando renunció Adolfo [Rodríguez Saá], días después. Porque con la nueva Asamblea Legislativa, el poder pasó del peronismo federal al peronismo bonaerense. Y Duhalde fue el presidente que terminó haciendo el gobierno de coalición que había ofrecido De la Rúa”.

Ramón Puerta le pone la banda presidencial a Adolfo Rodríguez Saá el 23 de diciembre de 2001
Ramón Puerta le pone la banda presidencial a Adolfo Rodríguez Saá el 23 de diciembre de 2001Federico Gustavino

El estado de sitio declarado por de la Rúa, el estallido social y la represión que culminó con más de 30 muertos y centenares de heridos y detenidos terminó de consumar el final de la Alianza.

Entró el 21 de diciembre

Puerta entró en la Casa de Gobierno el 21 de diciembre. Después de bajar del avión que lo trajo de San Luis, pasó por su casa para ponerse un traje, fue al Senado y luego se dirigió a Balcarce 50. En las inmediaciones de la Plaza de Mayo todavía quedaban rastros de los destrozos y las cubiertas quemadas. Lo recibieron Christian Colombo, Hernán Lombardi, el edecán de Marina y el escribano general de gobierno, Natalio Echegaray. Esa misma mañana, la del 21, De la Rúa volvió a la Casa de Gobierno muy temprano y levantó el estado de sitio decretado por él previamente. Nunca se cruzaron.

En el interregno de Puerta, su gabinete quedó integrado por Jorge Capitanich, a cargo de las carteras de Economía, Salud y Trabajo y Desarrollo Social; Humberto Schiavoni, como secretario general de la Presidencia y jefe de Gabinete, y Miguel Ángel Toma, a cargo de Interior, Justicia y Derechos Humanos. Además, confirmó algunos de los funcionarios de su predecesor: Rodríguez Giavarini, en la Cancillería; Enrique Olivera, en el Banco Nación y Roque Maccarone, en el Banco Central. Quería mostrar continuidad y que no era un golpe político.

En las llamadas que recibí del exterior lo primero que tuve que explicar es que no se trataba de un golpe, que el problema era que la gente iba a retirar su dinero y que, por el corralito, el banco no se lo entregaba. Había que explicarle al mundo y a los organismos internacionales que aquellas necesidades que teníamos transitoriamente se hacían en el marco de la Constitución, de la ley, que acá no había ningún golpe político. La prueba más contundente era que yo iba a cumplir las 48 horas e íbamos a elegir un nuevo presidente que tenía que estar 60 días y luego, elecciones”.Ramón Puerta: “Cuando recargamos los cajeros, la gente se tranquilizó”

En su primer día, Puerta restableció el estado de sitio en las provincias que lo habían solicitado: Buenos Aires, Entre Ríos y San Juan. Con la perspectiva del tiempo, dice que restaurar ese régimen de excepción fue la decisión más difícil que tuvo que tomar. “Pero era un pedido de los gobernadores, que conocían sus distritos”.

Las primeras horas estuvieron marcadas por la necesidad de cargar los cajeros automáticos. “El dinero estaba. El nuevo ministro de Economía dio la orden de cargar los cajeros y el Banco Central liberó los fondos. Pero ahí hubo otro problema: para cargar los cajeros había que custodiar los camiones, que no se animaban a circular porque había riesgo de inseguridad. La Gendarmería estaba en Santiago del Estero y teníamos disturbios en las principales ciudades. El Ejército no tenía esa misión y la Policía Federal tenía los muertos del conflicto del día 19. Esa fue la tarea de seguridad que hizo Miguel Ángel Toma. Se pudieron mover los camiones de caudales, se cargaron los cajeros y la gente se tranquilizó”.

Su primer encuentro, apenas pisó la Casa de Gobierno, fue con el español Felipe González, que había sido invitado por De la Rúa para pensar un pacto de La Moncloa para la Argentina. “Cuando entré en la Casa Rosada me acompañaron hasta el despacho presidencial y en la antesala estaba Felipe González. Tenía una audiencia programada con De la Rúa y lo atendí. Cuando salió de España el presidente era De la Rúa, cuando llegó, había renunciado. Él pensaba que yo asumía y me quedaba dos años. Le expliqué que no era así y le transmití lo que habíamos acordado los gobernadores en Merlo: que el presidente por 60 días iba a ser Adolfo Rodríguez Saá e iba a llamar a elecciones. Insistió en saber si yo iba a ser candidato. Le conté cómo iba a ser el esquema político”.

Ramón Puerta y Eduardo Camaño encabezan la Asamblea Legislativa el 21 de diciembre de 2001
Ramón Puerta y Eduardo Camaño encabezan la Asamblea Legislativa el 21 de diciembre de 2001Aníbal Greco – DyN

El 22 de diciembre, un día después de haber restablecido el estado de sitio, Puerta recibió a Macri, en ese entonces presidente de Boca Juniors. Ambos habían estudiado ingeniería en la Universidad Católica Argentina. “En realidad yo era compañero de Jorge Brito, Mauricio es cinco años menor, pero nos conocíamos, éramos amigos y, además, jugábamos al fútbol. Mauricio me había llamado por teléfono el día anterior: ‘Mirá, Ramón, con el estado de sitio Racing va a pasar otro año más sin salir campeón’. Otro año más’. Y le dije que íbamos a levantar el estado de sitio. Hicimos una reunión en la Casa Rosada con [Julio] Grondona, que era el presidente de la AFA; Toma y Fernando Marín, presidente de Racing. Se resolvió garantizar las medidas de seguridad, jugar el partido y levantar el estado de sitio porque [Carlos] Ruckauf, que era gobernador de la provincia de Buenos Aires, me había dicho: ‘Mirá, una vez que se cargaron los cajeros la cosa se tranquilizó, así que se puede jugar”.

Puerta levantó el estado de sitio en Buenos Aires y el partido decisivo, que debía jugarse el 23, se pasó al 27. Racing y Vélez jugaron la última fecha. Y el Racing de Reinaldo “Mostaza” Merlo se consagró campeón después de 35 años de la vuelta olímpica del famoso “Equipo de José”.

En esas horas vertiginosas, Puerta también instruyó a Oscar Lamberto, su secretario de Hacienda, a que imprimiera Lecop (Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales), un instrumento de salvataje para las provincias con dificultades financieras y fiscales. “Eran muy bien aceptados para pagar sueldos y aguinaldos a fin de año”, cuenta Puerta. La decisión de imprimir Lecop -relata- sería revertida luego por Rodriguez Saá cuando anuncia la creación de una nueva moneda para reemplazar al peso: el argentino.

El expresidente Carlos Menem encabeza la reunión del Consejo Nacional Justicialista, el 19 de diciembre de 2001
El expresidente Carlos Menem encabeza la reunión del Consejo Nacional Justicialista, el 19 de diciembre de 2001DyN

Cuando culminó el interinato que establecía la ley de acefalía, Puerta le colocó la banda presidencial “al Adolfo”. Fue el 23 de diciembre. Era el tercer presidente en el año. No el último.

Fin de año

El puntano debía estar a cargo del Poder Ejecutivo hasta marzo, fecha en la que se convocaría a elecciones para completar los dos años de gobierno que quedaban por delante. “Al tercer día del gobierno de Adolfo, después del acto de la CGT, [José Manuel] De la Sota me dice: ´Che, tu recomendado se quiere quedar´. Ruckauf me dice lo mismo. Lo llamo a Adolfo y me dijo: ‘De ninguna manera, Ramón, yo voy a cumplir mi palabra’. Entonces pactamos una reunión en Olivos, en la que me dice: ´Voy a cumplir, pero voy a gobernar el doble de tiempo: 60 días y 60 noches´. Llevaba tres días sin dormir”.

“El Adolfo” ya había anunciado la decisión de no pagar la deuda externa y el default se festejó con aplausos en la Asamblea Legislativa. En el acto de la CGT anunció la creación de un millón de puestos de trabajo, la derogación de la Ley Laboral y la creación de la nueva moneda.

“Entre las cosas que se aprobaron en la Asamblea Legislativa estaba la ley de Lemas, algo cuestionado legalmente. Eso, además, para el peronismo significaba la candidatura de De la Sota y la de Ruckauf, en dos listas distintas. Y yo pensaba ser candidato también, pero dependía de cómo transcurrieran esos 60 días -cuenta Puerta-. Y si no era yo, sería otro del peronismo federal. Al sexto día y a poco de terminar el año, se produce una nueva crisis: otra vez faltaban recursos porque Adolfo había derogado el decreto que ordenaba imprimir Lecop. Las provincias estaban sin plata para pagar sueldos y aguinaldos y la estrechez financiera vuelve a ser un problema. Todo eso hace que la gente se vuelva a movilizar a la Plaza de Mayo el viernes y el reclamo vuelve con la misma intensidad que había sufrido De la Rúa diez días antes. Hubo desconfianza en la interna del peronismo y hubo mucha gente que le dijo a Adolfo que era necesario que él renunciara porque si no la cosa se iba a complicar”.

Ramón Puerta, en el despacho presidencial de la Casa de Gobierno
Ramón Puerta, en el despacho presidencial de la Casa de GobiernoPresidencia

Rodríguez Saá, que necesitaba un apoyo explícito de los gobernadores para mantenerse en la presidencia, convocó a una reunión en Chapadmalal, el 30 de diciembre. Hubo ausencias notorias. La falta de apoyo político de los gobernadores era inocultable. No asistieron De la Sota, Carlos Reutemann, Néstor Kirchner, Rubén Marín y Carlos Manfredotti, ente otros. Las tensiones extremas atravesaron esas últimas horas del interregno de Rodríguez Saá, mientras afuera del predio, un puñado de manifestantes batían las cacerolas.

Puerta estuvo en aquella reunión. “Cuando llegué, Adolfo me dice: ´¿Viste que me están queriendo sacar?’. Él subió al primer piso y no bajó más. Quedó claro que estaba por renunciar”. Rodríguez Sáa voló a su provincia y desde allí, en un mensaje televisado, presentó su renuncia. El prolongado corte de luz en Chapadmalal y las peripecias para salir del Complejo Presidencial son parte de otro capítulo de la historia. Ese día el país vio en directo una nueva renuncia de un presidente.

El peronismo federal había perdido la mayoría. “En la segunda crisis no era De la Rúa el que renunciaba, era un gobernador del peronismo federal. Entonces el vacío de poder era nuestro. Había que llenarlo rápidamente”. Puerta recuerda las conversaciones con Duhalde, Menem y Alfonsín y la negociación de los votos para salir de la emergencia y establecer gobierno rápidamente. “Yo era el presidente del Senado, yo tenía que volver a asumir y otra vez el vacío de poder…”Ramón Puerta y su anécdota con la banda y el bastón presidencial

Puerta rechazó ocupar la presidencia interina nuevamente y no reasumió. La sucesión marcaba que debía hacerlo Eduardo Camaño, el presidente de la Cámara de Diputados, que asumió el 31 de diciembre. Se constituía como el cuarto presidente de la crisis institucional y política del 2001. Camaño convocó a una nueva Asamblea Legislativa el 1° de enero de 2002 y el elegido por el peronismo, con el apoyo del radicalismo conducido por Alfonsín, fue Duhalde. Su gabinete quedó conformado, también, por funcionarios radicales y fue el encargado de terminar con la Convertibilidad. Los argentinos, en vilo por la crisis política de 2001, habían presenciado cinco asunciones en once días. Duhalde ocupó la presidencia desde el 2 de enero de 2002 hasta el 25 de mayo de 2003, el día que asumió el ganador de esas elecciones: Néstor Kirchner.

Sobre el final del encuentro, mientras Puerta acompaña a LA NACIÓN a la salida de su departamento, trata de recordar las sensaciones de aquellos frenéticos días de diciembre y su papel en el tablero político y en la interna peronista. ¿El poder se padece o se disfruta? “Disfrutar no disfruté. Lo transité. No podés disfrutar una situación no deseada”, dice. Y cuenta que cuando asumió interinamente, no se puso la banda presidencial. “La recibí y la dejé a un costado. Recuerdo que en ese momento dije: ‘No estoy a cargo de la Presidencia; soy el presidente interino. Tanto la banda como el bastón se los vamos a colocar al quien complete el mandato porque no quiero quedarme con lo ajeno. Si soy candidato a presidente y gano, me voy a poner la banda´”. Ramón Puerta, que alguna vez soñó con ser elegido presidente, nunca llegó a ser candidato.

Ramón Puerta ayer y hoy

Ramón Puerta
Ramón PuertaAnibal Greco

Nació en Apóstoles (Misiones) en 1951. Político perteneciente al Partido Justicialista y empresario yerbatero, fue gobernador de su provincia entre 1991 y 1999. Luego fue elegido senador y diputado por Misiones. Desde 2016 hasta 2019 se desempeñó como embajador en España, designado por Mauricio Macri.

Puerta integra el Peronismo Republicano, la fuerza liderada por Miguel Ángel Pichetto en la que participan también Juan Carlos Romero, Toma y Jorge Yoma. Ese espacio peronista hoy es parte de la coalición de Juntos por el Cambio.

Fuente: LA NACIÓN/ Astrid Pikielny

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