Por Martin Boerr
Algunas consideraciones para hacer en estas horas de reuniónes frenéticas en Olivos, donde se busca terminar la jornada con una definición clara de quién estará al frente de Economía a partir de mañana.
Es probable que esto no se logre y mañana se decrete feriado bancario y cambiario, aunque el dólar “blue” podría dispararse de cualquier forma, ya que opera en circuitos informales.
Empecemos repasando lo evidente:
-Por estas horas no pueden conseguir a ninguna figura que despierte expectativas y tenga cierta credibilidad entre empresarios, mercado y público en general (Redrado, Melconián, Lavagna Hijo, etc) que quiera hacerse cargo del Ministerio de Economía.
-El motivo de la renuncia de Guzmán, claramente, son las peleas entre Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, que ya se habían llevado a Matías Kulfas y ahora se llevan al titular de Economía.
-A Guzmán no lo echó Cristina Kirchner ni el “ala dura” del kirchnerismo, se fue él, harto de Cristina Kirchner y sus seguidores y la falta de apoyo del presidente Alberto Fernández, siempre moviéndose entre los dos fuegos y con un peso político cada vez más erosionado.
-¿Guzmán fue un buen ministro de Economía? Guzmán como Ministro de Economía hizo muy poco. Fue más bien un renegociador de la deuda. Una vez que se cerró el acuerdo con el FMI, Guzmán se quedó sin agenda y sin respuestas creíbles contra el principal flagelo que hoy afecta a los argentinos que es una inflación que podría llegar al 100 por ciento.
-¿Por qué no lo cambiaban antes? Porque ni Alberto ni Cristina Fernández saben qué hacer con la economía. No tienen un Plan B, tampoco tuvieron nunca un Plan A.
A Cristina Fernández lo peor que le podía pasar es que renunciara Guzmán, porque deja en evidencia que ella tampoco sabe ahora qué hacer. No puede proponer a nadie potable ni creíble. La renuncia de Guzmán fue un acto de “venganza” contra Cristina Kirchner.
En cambio, con Guzmán, Cristina tenía a quien criticar para dejar en claro que ella hubiera seguido otro rumbo y tomado otras decisiones. Buscando así quedar despegada de este desastre económico.
No por nada eligió el momento en que la vicepresidenta estaba hablando sobre Juan D. Perón en Ensenada, para renunciar vía twitter.
Plan B